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Mostrando entradas de diciembre, 2014

EXILIO

La isla está desierta. Las olas del mar embravecido chocan contra las rocas de la orilla en donde las gaviotas dejan sus nidos para aventurarse en el mar para buscar el alimento de sus crías. Nubes de espuma bañan la playa y la arena blanca que rodea el lugar hace más tétrico el espectáculo... El anciano está solo. Lo han exiliado a Patmos porque el Imperio romano no soporta a personas como él. Personas definidas que adoran a un Dios que ellos no conocen. Es un hecho que lo que no se conoce no se acepta. Y Juan adora a Jesus no importa quien lo entienda y quien no. En su soledad tiene tiempo suficiente para platicar con Dios. Eleva sus ojos al cielo en busca de respuestas a sus preguntas. No cuestiona la Voluntad Divina, solo espera que se le aclaren las ideas del por qué lo tienen así: solitario, abandonado a la Mano de Dios y extrañando a sus amigos y parientes. Las codornices vuelan sobre su improvisado lecho y las golondrinas azules y negras gorjean entre sí. En la distancia se

LECCIÒN

El anciano está terminando sus días y no hay nadie que le acompañe. Ha sido un hombre de guerra. En cada batalla ha dejado jirones de su vida, así como dejó sin vida su hogar. El sueño de su juventud ahora espera el momento de tomar su lugar pero habrá que esperar a que llegue el tiempo señalado... Salomon recibirá el trono de Israel mientras David se prepara para terminar sus días en la tierra que lo nombró su rey... Pero está solo. Como el águila que en lo alto de la peña observa el horizonte y escudriña a través de las nubes y ve que la tormenta se agita a lo lejos. Las plumas de sus alas se mueven al ritmo del viento que amenaza con derribarla, mientras levanta la cabeza para resistir las primeras gotas de rocío que muy pronto empaparán todo su plumaje... Ni un brazo donde apoyar su endeble cuerpo. Ni un rostro donde verse reflejado. Ni una sonrisa que le ilumine el día. Así terminan sus días los que se entregan a la vida. Nunca pensó en el final. Siempre vivió el presente y se

OCASO

Abajo, rumoroso el torrente, poblando la hondonada con el ruido de sus aguas tumultuosas y mugidoras que estrellándose de piedra en piedra, salpicaba de espumas los líquenes de la orilla y envolvía en una como gasa de niebla las florecillas azules y blancas que esmaltaban la ribera.  Los pájaros azorados volaban de una a otra orilla y los añosos árboles se inclinaban como para tratar de adormecer a aquel inquieto y rumoroso hijo de las arenas del desierto... A un lado y a otro, las alturas inmensas. Rocas como tajadas a cincel, hechas para nidos de águilas y serpenteando por las laderas abruptas, los senderos  abiertos por los tuaregs que caminaban con sus camellos cargados de mercancías... En lo más alto de una roca, en el pico enhiesto, a la sombra de un viejo árbol estaba un hombre. Inmóvil, confudìase de lejos con el tronco del árbol mismo. Era Moisés. Apoyado en su bastón de pastor del pueblo que liberò de sus amos egipcios, esperaba. ¿Qué estaba esperando? Esperaba el momento

AGONÌA

Verdes prados tapizados por la hierba que se antoja como una alfombra de esmeraldas que brillan ante los tenues rayos de un sol que ya casi desaparece oculto por la bruma de la tarde... Un primer lucero brilla en la inmensidad del firmamento anunciando que pronto llegará la noche y las tinieblas cubrirán el ambiente. Los cantos de las torcaces cada vez màs se convierten en arrullos y en sus nidadas empollan sus hijuelos que buscan el calor del ala protectora de la madre. Todo se esconde para empezar a invernar durante la oscuridad para resguardarse de los depredadores nocturnos. Viejos árboles y añosos robles rodean el ambiente. Un farallón de piedra caliza rodea las paredes del camino por donde se ve la figura cansada y agotada de un hombre que, bajo el peso del dolor y la agonía parece que dentro de poco podrá caer en medio de las piedras y el polvo que lo rodean. Su cabeza canosa y su ropaje manchado de sangre indica que acaba de suceder una batalla. Al caminar y arrastrar sus can

NO LLORES...

El tiempo es cierzo y la ilusión es flor, cuando pasa sobre ella la marchita.  Pasión de madre, loca y desbordada, amor de carne, dura poco, languidece, vacila y muere al fin... Callaban las aves, murmuraba la fuente, susurraba la brisa, clareaban los luceros en el cielo pálido y la noche apacible se poblaba de rumores cuando ella, la madre doliente y llena de pesar, dejaba el boscaje de su hogar mutilado por el dolor de su pérdida, aquel templo de amor entoldado ahora por el luto de la muerte... En aquel edén abandonado no quedó ángel custodio. Solo la virtud parecía sollozar tristemente en el fondo de aquel corazón herido por la soledad, el infortunio y la desesperanza... La muerte es como una tigresa que ha satisfecho su hambre. Después de dejar despojos de lo que necesitaba se aleja del entorno. Fiera saciada se retira al monte. Deseo satisfecho, hambre que se muere. La muerte también sufre muerte... El amor de la madre que llora y la pasión de la muerte desbordante de triunfo.

AUSENCIA

Siempre son tristes los ojos que han visto de cerca la ausencia, ese abismo que lo devora todo y no se cierra jamas...¿Es un crimen amar? No, pero traicionar sí.  Y el joven hebreo se sentía traicionado por sus hermanos, por su padre y su familia... Había sido comprado como esclavo aunque era libre. No importa donde está, un hombre verdadero, soñador de libertad no pueden quitarle su libertad porque es su numen.  Como la mariposa que puede aprisionarse en la red pero si aún le quedan sus alas sabe que puede huir a la libertad en donde ha nacido... Un hombre superior no tiene amigos, solo enemigos domesticados. ¿Son culpables entonces, el cielo de poblarse de estrellas, el volcán de producir lava y la tierra de cubrirse de flores y follajes? Así es el hombre que ama. Nada ni nadie puede detener el flujo de amor que puede brindar su corazón. El alma sedienta de un hombre gigante no puede dejar de esperar algo o a alguien por la misma razón que él siempre está dispuesto a servir a otros..

SUEÑOS

...Toda palabra de mujer tiene un aroma. Tiene un perfume que se dispersa en los átomos dispersos del viento y nos hacen recordar que su voz, como música lejana, puede llenar nuestros oídos de esperanzas y de vida... Sus labios son pétalos y no hojas, hay que dejar que nos brinden el perfume de su dicción amable y el néctar delicioso de su ingenio admirable... Sus labios son como pájaros venidos de otros cielos, pájaros hechos de bruma y no de espuma. Sus canciones y expresiones tienen rumores de mares en horas crepusculares, y resplandores de un lucero solitario y vago... Jesus ha entrado en la aldea. Dos mujeres le están esperando ansiosas para entregarle el llanto de su triste corazón por la pérdida de la esperanza. Cuando la esperanza muere empezamos a morir nosotros también. No hay vida en la aridez. Es una quimera esperar que el lirio crezca en la tierra seca. Es una utopía querer que la rosa nos brinde sus perfumes en un ambiente seco y sin esperanza. Las rosas crecen en los j

JOSUÈ

El  gorrión está triste... Ha perdido su nido. Un viento recio arrebató el sueño de su vida y meció el roble y la rama en donde tenía su nidada desprendió como una rosa desprende sus pétalos, el hogar que había construido para él y su amada... Los leones andan solitarios. Los cerdos del monte van en manada. Las ovejas van en rebaño. Los cuervos van en bandada... Las águilas no. El águila vuela en las alturas y es capaz de ver la tormenta mucho antes que llegue y no le teme a los vientos contrarios. Los utiliza para elevarse más y más a las alturas. Sabe que tiene garras para posarse en la peña que la está esperando allá abajo para que descanse de su búsqueda diaria... La fe crea, la fe salva, la fe es el verbo que fecunda el caos, la fe es la madre del miraje, del milagro y de la vida, de la leyenda y de la gloria... La fe es la fortaleza del mártir y el escudo del guerrero. La fe es la vía láctea del ensueño, la fe es la realidad de la quimera... Sin la fe no vivimos. Porque vivim

HAMBRE

Los arreboles del cielo apenas empiezan a darle brillo a otro día... Pero el día de esta viuda no parece luminoso. Está recogiendo leña para calentar lo último que le queda en el trasto viejo y oxidado de su cocina. Su semblante es como cenizo. No tiene vida en sus ojos que parecen grises como gris ha sido su vida desde que quedó sola con su hijo a quien tiene que alimentar... En sus sienes ya platean las canas que anuncian los últimos años de su vida. Su espalda, encorvada a causa de tanto dolor y soledad está más encorvada aún porque está doblándola ante la necesidad de un poco de fuego para comer y morir... Es como una golondrina con su ala herida  que busca donde reposar para que llegue la hora de su muerte ya que en vano ha tratado de volver a remontar el vuelo. La mañana fría, de un frío intenso, hacía tétrico aquel paraje abandonado. Arboles deshojados, cipreses lúgubres, arbustos endebles, rosales muertos bajo el rigor del invierno prematuro... Ni una flor, ni un matiz de vid

NOSTALGIA...

¿Por qué se envejece en plena vida? Por qué esa flor matinal, ebria de sol, crece aún en las sombras de la tarde? ¡Por qué se va la juventud y queda el alma? Las rosas son bellas pero, cortadas, una hora más y nada quedará de tanto encanto. ¿A qué llorar sobre una rosa muerta símbolo de la juventud y de la vida?,  hay momentos que son como las rosas: Si no aspiramos su perfume cuando están vivas de nada servirá querer oler su perfume cuando ya están muertas...Y, ¿cómo disfrutar la belleza del cielo si no se lleva el cielo en el alma? ...Esas eran las meditaciones de la Sulamita después que su Amado tocó la puerta de su corazón pero ella decidió quedarse en la cama. Su corazón ardió de dolor cuando se dio cuenta de su error y lo dejó ir... A veces dejamos ir a un amor que pudo llenar el corazón de aventuras y de fe. El amor endulza la vida, el amor, como la tórtola tiene alas que volarán a lugares lejanos, a otras playas en busca de un lugar donde posar sus garras... Y llevarán entre

AMIGOS

No es la soledad del lecho la que asusta, sino la soledad del pecho, la soledad adusta del corazón... Envejecer sin una pasión, sin una ilusión, sin una emoción... En el amplio moaré de los cielos temblaban estrellas prematuras, como rosas casi invisibles en el corazón de los jardines medio ocultos por el estremecimiento de los follajes azules, el sol se abismaba en la eternidad como un pelícano de oro que plegara sus alas en forma de un abanico de fuego sobre la frente joven de la noche llena de una palidez mortal... Viendo hacia el horizonte, el joven médico está meditando sobre su futuro. No hay nubes que oscurezcan su visión de algo que siente está por venir. No sabe que el Destino le tiene reservado el encuentro más maravilloso de su existencia. Su vida ha girado en torno al dolor humano. Es médico. Griego y educado en las altas escuelas de medicina de Atenas y rodeado de personas acomodadas que darían toda su fortuna con tal de encontrar el elixir de la eterna juventud... Cam

MATEO

La fiesta está en todo su apogeo... Muchos publicanos, pecadores y amigos del judìo Mateo han asistido a la convocatoria que les hizo su amigo. Les prometió mucha comida, bebida y una que otra muchacha para que les alegrara la velada. Las mesas con los más finos manjares están listas y las bebidas circulan en las bandejas sobre los hombros de los meseros contratados con el Catering que atiende la fiesta. Es una fiesta digna de reyes. En un rincón está la orquesta que fue contratada para esa ocasión para que alegre el ambiente festivo que se vive en la casa de este potentado publicano... Risas, música, chistes y bailes es lo que abunda en esa fiesta. Mateo ha convocado a sus colegas publicanos quienes se dedican, como él, a cobrar los impuestos del pueblo a favor del Imperio romano que los contrata para ese trabajo. Claro, eso los hace odiosos al resto del pueblo ya que no tienen ningún escrúpulo para hacerse de su fortuna personal mientras se encargan de reportar a sus patrones e

EL BAUTISTA

"...Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre. Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios..." Esas fueron las palabras que el ángel del Señor le expresó aquel día en el Templo a Zacarías... Les iba a premiar a él y su esposa con un bebé. Ese niño no había nacido para ser un lacayo. Era, desde su nacimiento un príncipe. Un príncipe que iba a decir la verdad.  Y esa verdad iba a abrir los ojos de muchos en Israel. El sino sobre su vida era una vida de anacoreta. Apartado de todo y de todos. Para poder decir la verdad había que permanecer puro. Solo los puros de corazón y sinceros con Dios tienen el derecho de hablar con la verdad. Para hablar la verdad hay que vivir de verdad. No es retórica. No es algo abstracto. Es algo real y tangible. Vertical. Frontal. Transparente... Aquel niño, convertido en hombre,  ha vivido una vida azarosa. El desierto ha sido su hogar

DAVID

La vida no era dulce para aquel hombre hecho nada que está implorando de rodillas al Cielo que descienda hasta su destrozado corazón una gota de Misericordia... La tristeza batía el ala fatigada en aquellas palabras llenas de tumultuosa inquietud de un corazón que ha perdido su vía y quiere hallarla, fascinado aún por los esplendores de sueños que fueron soles y que rebeldes a morir, brillan aún con el fulgor de minerales en el corazón salvaje de la roca...El hombre en este momento, era un alma de excepción que se alzaba y volaba muy alto sobre el lecho de mármol, como un pájaro muy fuerte y muy blanco sobre las impurezas del pantano.  Sabía muy bien que hay muchas venturas que devorar y muchas bellezas que agotar, más allá de los límites materiales del pecado. El Profeta había dado su mensaje: Ese hombre eres tù. El adúltero. El asesino. El que sacrificó la única ovejita que tenía el hombre que ahora yace en una tumba desconocida en el campo de batalla. La culpa, el enojo, la ira, l

PIEDRAS

Cómo es grato acariciar ciertos recuerdos, tan suaves como la cabellera fluida de un niño que se duerme sobre nuestras rodillas, dejar dormir sus recuerdos, contemplarlos en silencio, besarlos con devoción... Eso no puede hacerse sino en la soledad, ante la antorcha ardiente de nuestro corazón que brilla y se consume ante el oro del sagrario donde yacen nuestros recuerdos, como rosas invioladas por el viento.  La soledad es necesaria a la pasión, como el espacio libre es necesario a las tempestades.  Como el rayo necesita el firmamento para hacer ver el destello de su poderosa luz. Todo contacto con una alma ajena lastima y aviva el dolor de nuestra propia alma, hay momentos en que la amistad viola la soledad sin embellecerla y exacerba el dolor sin consolarla... El camino polvoriento de Samaria lastima los pies de la vencedora que pasa por èl. Es un camino escabroso en donde las rocas del camino hacen que el caminar sea lento y doloroso. Pero es que toda alma adolorida si quiere lev

HUERTOS...

...Un hombre superior, un  genio, un hombre singular no tiene amigos, solo enemigos domesticados. ¿Acaso solo por ser singular tienen derecho a pisotearlo? ¿Solo porque una mujer se considera una dama, tienen derecho a ultrajarla? ¿Son culpables entonces, el cielo de poblarse de estrellas, el volcán de producir lava y llamas, y la tierra de cubrirse de flores y follajes...? ¿Es un crimen amar a Dios? ¿Es un pecado querer hacer su Voluntad a costa de cualquier precio? Los huertos tienen ese como algo que los demás no entienden. No entienden como almas superiores, almas que se inclinan como el junco ante el viento pero no se quiebran, almas que se han entregado a la pasión de su corazón para salir de la plebe y convertirse en seres individuales, gentes de realeza en donde los anfibios no pueden llegar... Son gente de manjar y ambrosía, gente de ideales, corazones blondos y esbeltos a fuerza de la ternura que llevan dentro, son como un rayo de luz prisioneros en una nube... El amor es

EN EL JARDIN...

...Los mirtos y los miosotis están en flor pero en esta ocasión esconden sus colores en la negrura de la noche para no llamar la atención sobre sí mismos. Las rosas blancas y rojas quedan quietas por la presencia de un Hombre que ha llegado hasta ese lugar en busca de paz... En el jardín hay un silencio abrumador y los únicos ruidos que se escuchan son los gorjeos de las palomas que están echadas sobre sus nidos en donde les dan calor a sus polluelos. Hay un como aroma a dolor. A soledad. A sufrimiento. Y éste se confunde con el aroma de las flores que tratan de perfumar con más fuerza el ambiente para que el Hombre que ha llegado en silencio y está con sus rodillas dobladas y apoyado sobre una roca pueda sentir cierto alivio a su angustia... El ambiente huele a mortaja... La muerte acecha el lugar y una batalla se empieza a librar entre la Luz y las tinieblas. Gruesas gotas de sudor perlan su frente y los árboles que rodean el jardín dejan de mover sus ramas como respetando el inmen

MOISES

El desierto. Los sueños truncados. La nostalgia por el hogar abandonado. Hoy, en una tierra extraña, pastoreando ovejas ajenas, deseando que el tiempo y sus temores pasen pronto, vaga por las llanuras del camino un gigante, un hombre que a simple vista parece un pastor de ovejas, pero no nos engañemos: dentro de esas vestiduras hay un monumento a la fe, a la aventura, a lo ignoto... Hay un águila que está presta a levantar el vuelo y extender sus alas a las alturas y ver con sus ojos prístinos la Gloria de Dios... Solo espera el momento de escuchar su Voz y emprender la búsqueda, como Edipo, el camino que lo llevará al encuentro de su destino... Allí, bajo las palmas melancólicas y los naranjos en flor, él se encantaba con la salvaje armonía de unos poemas extraños, con las trovas apasionadas de su musa árida y bravía del desierto en donde meditaba día y noche sobre su pasado... Y oía como en un sueño, con los párpados cerrados como si escuchase una música lejana, los labios entreabi

RIZPA

Los enemigos de Israel habían pedido que los herederos del sanguinario Rey Saul fueran entregados a la muerte para calmar la ira que llenaba sus corazones. Para calmar la sed de muerte tienen que haber vivos que se sacrifiquen en el altar de la cólera... Y David accede a ese deseo. Y Rizpa es lacerada por esa sed de venganza. Tres de sus amados y únicos hijos le son quitados en un solo momento que para ella se hizo eterno... Los ahorcaron para calmar las hordas enemigas y quitar el oprobio sobre su pueblo... Echada sobre la roca la mujer llora sobre los huesos descompuestos de sus queridos hijos muertos por decreto del reino... Las campanas de los templos cananeos tocaban el Àngelus y la vibración metálica pasaba sobre el lugar de los muertos como la voz consolatriz de la madre que invoca el Nombre de su Dios Jehovà ante el duro y rocoso lecho de los huesos de sus hijos dormidos... Una suave brisa acariciaba las rosas blancas, como si besara el alma de los muertos. Y estatuas eté

LA NOCHE TRISTE...

El canto de las alondras sonaba triste, nostálgica, en un tropel de notas aéreas, que como mariposas sonoras volaban llenando el camino, posándose sobre los muros dorados de las paredes de las casas solitarias y silenciosas en aquella hora  dolorosa, el sonido de los gorjeos de los gorriones, como blancas mariposas se posaban sobre los mirtos y las violetas tristes, sobre los nardos pálidos y sobre las rosas moribundas, juntándose en una adoración ferviente de perfumes y de sonidos... Como un albatros, rotas las alas, el hombre yacía en el sendero polvoriento y solitario desgarrando su corazón ensangrentado por el dolor y el infortunio de haber negado a su Maestro... Pálido y enfermo había entrado en el limbo de la fiebre poblada su mente de visiones trágicas y tenebrosas... En su interior roto como se rompen las frágiles alas de una paloma herida que cae al suelo, así está Pedro... Pedro el imprudente. El rápido para hablar. El que se sentía valiente para defender a su Maestro. El

CASI SE LO DIJE...

Las flores de colores variados estaban sobre el féretro. Agonizaban al calor del día como había agonizado su dueña que ahora descansaba en paz en su catafalco... Los pétalos caían arrastrados por el viento que los arrancaba de las rosas amarillas y rojas que habían llevado personas caritativas. Un perfume suave y agradable perfumaba el ambiente de esa calma sagrada del camposanto en donde el hombre lloraba en silencio la pérdida de su amada... El sacerdote insistía una y otra vez hablándole quedamente que el sepelio había terminado. Que se podía ir a casa y descansar, pero el hombre, no dejando de llorar, insistía una y otra vez... "casi se lo dije..." El ministro, inquieto por esas palabras que rompían el silencio del lugar de los muertos, le pregunto no sin cierto temor qué significaban esas palabras... Y el hombre, con el rostro bañado en lágrimas le explicó lo que le estaba taladrando su corazón... "Yo la amaba como a nadie en el mundo. La adoraba y ella era todo