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Mostrando entradas de agosto, 2018

¿ERES HIJO DE DIOS?

Mateo 4:1 “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” Nos fue advertido por el mismo Jesus: “Porque si en el árbol verde hacen esto, ¿qué sucederá en el seco?” Y esta pregunta sigue vigente hoy en dìa. El problema, señores, es que no nos enseñan a estar prevenidos, o no nos advierten de los peligros que enfrentaremos los hombres en nuestro caminar diario. Las tentaciones, debilidades de la carne y las bajas pasiones son nuestro pan de cada dìa. Creo que no hay ningún pastor, líder o maestro de púlpito que no tenga la misma clase de tentaciones que tenemos el común de los hombres. No importa la unción que se tenga para predicar buenos mensajes. Seguimos siendo hombres y mujeres con naturaleza pecadora. No importa tampoco el nivel espiritual o místico que alcancemos para creer que ya somos inmunes a lo que ven nuestros ojos o escuchan nuestros oídos. Como Sìsifo, tenemos una roca que empujar todos los días en busca de la santidad.

DOS NOMBRES

                                                                Isaias 44:1 “Mas ahora escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo he escogido.” Aquí hay para todos, no se preocupen. Porque todos tenemos dos nombres. Nos guste o no, siempre habrá algo que nos recuerde el nombre que teníamos antes de conocer a Jesus como nuestro Señor y Salvador. En nuestras casas, nuestros padres o esposas conocen perfectamente quienes somos. Hay una raíz en nosotros que no podremos desprendernos de ella a menos que pase mucho tiempo y mucho esfuerzo en cambiar los paradigmas. Esta idea surge de la historia de Jacob. Todos sabemos quien es Jacob, què significa su nombre de pila, què lleva aparejado el significado de su nombre. Trampas, trucos, mentiras, engaños y muchas cosas feas más. Y un dìa se le aparece un varón en un vado. Jaboc. Después de un periplo de casi veinte años trabajando, engañando y siendo engañado por Laban, logra salir de allí con cierto rencor, miedo y sentimi

APRENDED DE MÌ…

Mateo 11:29 “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” Tengo el enorme privilegio de discipular un grupo de hombres de mi congregación. Una vez a la semana, todos los lunes, nos reunimos en nuestro local de la Iglesia, compartimos un café con pan mientras llegan todos los que desean aprender lo que Jesus dice sobre la hombría.   Esos hombres que se atreven a estar allí cada lunes son hombres valientes. Sì, valientes porque a través de la Palabra que estudiamos se les han caído las vendas que la sociedad y sus propios padres y sus clichès pusieron sobre sus ojos con respecto a lo que es ser hombre.  Ser hombre no es fácil. Es más fácil ser varón. Es lo que enseña Gènesis. Dios dijo “hagamos al hombre” y lo formò varón. Y tristemente ese es el estado general de los hombres de hoy. No han terminado de ser formados como hombres. Se quedaron en el primer paso: varones. La vida, la Iglesia, la sociedad y ellos mismos les han negado el acceso a continuar con el siguie

CAMBIO DE MANDAMIENTO

                                                       Exodo 20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da” Seamos sinceros con nosotros mismos: Este mandamiento se ha cambiado. Parece que el pueblo del Señor, al igual que en el Antiguo Tiempo han decidido hacer sus propios mandamientos. Y todo a la vista de los maestros que somos los encargados de enseñar al pueblo la Ley de Dios. ¿Acaso no es eso lo que dice Malaquìas 2:7? “Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar la instrucción de su boca, porque él es el mensajero del SEÑOR de los ejércitos” Pero hoy estamos presenciando en la misma Institución que Dios designó para enseñar sus mandamientos una pérdida de los mismos. Cada congregación tiene sus propios mandamientos. Cada pastor tiene sus propias interpretaciones de lo que ordena el Señor. Hoy no se dice lo que dice la Biblia sino lo que el pastor piensa. Y

EL SUFRIMIENTO

     J uan 17:15 “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" A nadie le gusta sufrir. Los cristianos hemos estigmatizado el sufrimiento como algo venido del Diablo y nos ponemos a reprender, echar fuera y hasta buscar exorcistas que nos ayuden a limpiar de malas “vibras” nuestras vidas. Este escrito está dedicado a todos aquellos que están sufriendo alguna situación dolorosa, situación que les mueve su alfombra de comodidad y que no encuentran respuestas a su dolor o angustia. Quiero darle un vaso de agua fresca a quien esté atravesando un valle de sombra y muerte en su vida familiar, espiritual o matrimonial. Porque sencillamente no entendemos el sufrimiento. Es más, lo llamamos “sufrimiento” porque nos duele. Nos lacera el alma y nos empuja a la desesperanza, pérdida de fe muchas veces y muchos apostatan de su confesión a Cristo. Se vuelven al mundo. ¿Para esto me convertí al Señor? se preguntan. He sufrido en el mundo, he sufrido en la

CUESTION DE LENGUAJE

Efe. 6:13-17 “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, CEÑIDA VUESTRA CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA, y calzados LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomad también el YELMO DE LA SALVACION, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios.” Tenemos un problema para que los cristianos obedezcan a la Palabra del Señor. No es cuestión de enseñanzas. Hay buenos maestros de Biblia. No es asunto de semántica, hay buenos maestros de griego y hebreo. ¿En donde está entonces el problema para que los asistentes a la Iglesia de Cristo sean obedientes a la Palabra de Dios? Es cuestión de lenguaje, hermanos, puro asunto de lenguaje. No adulterarás. No robarás. No mentirás. Honra a tus padres. Obedece a tus pastores. No codiciarás a la

NO ES DE REYES...

   Prov. 31:4 “No es para los reyes, oh Lemuel" Todo empezó mucho tiempo atrás… No sabemos en què momento sus miradas se cruzaron. No sabemos en què instante esas miradas se enviaron un mensaje que solo ellos pudieron descifrar, eran miradas de mutua comprensión, expresando en esos gestos visuales  mensajes silenciosos y cargados de intensidad. Miradas que decían mucho sin necesidad de palabras… Para los demás de la congregación solo eran un par de personas que se relacionaban bajo el manto del Evangelio. Eran pastor y oveja. Solo eso. No había nada de que preocuparse. Incluso la esposa de èl no veía nada sospechoso. Era su esposo, era el pastor, era el ungido del Señor. Se sentía segura de su amor y su respeto. Hasta que sus advertencias cayeron en oídos sordos. Las esposas saben cuando hay algo que interrumpe el curso normal de la rutina de alguien con quien se ha convivido durante tantos años.  Hasta que brotó la semilla sembrada tiempo atrás. Aquellas mirada