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Mostrando entradas de junio, 2023

¡CUIDADO CON IMITAR A JONAS!

Jonás 1:17 “Y el SEÑOR dispuso un gran pez que se tragara a Jonás; y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches” Acabo de leer una noticia que decía que dos bañistas que flotaban en el mar sobre sus tablas de pronto se toparon con una ballena que iba en la dirección de ellos. Según dicen los especialistas, ella, la ballena, al verse invadida en su espacio, se los tragó y los mantuvo dentro de su boca por unos segundos para luego vomitarlos de regreso sanos y salvo, aunque con un buen susto. ¿Que aprendimos de ese suceso que es de la vida real?  Que el hombre -dicen-, no es parte del alimento de las ballenas. Entonces, recordé el suceso de Jonás. No fue una ballena la que se lo tragó. Fue algo más espantoso. Y me surgieron algunas preguntas: ¿Como fue la preparación del animal que se iba a tragar a Jonás? ¿Cuanto tiempo Dios invirtió en preparar a este animal solo para darle una lección a su profeta rebelde? Lamentablemente no conocemos ningún detalle fuera de lo q

SI FUERAMOS HONESTOS

  Jonás 2:12  “… pues yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros” Todo empezó a derrumbarse. Uno tras otro, los problemas fueron cayendo como cartas de un castillo de naipes. Se esfumó el sueño de los ojos de alguien. Las deudas se acumularon. Llegó la enfermedad del niño. El hospital no dio ninguna garantía sobre el informe médico. Las medicinas están cada vez más caras… En el trabajo les dijeron que muy pronto habrá recortes de personal y que seguramente sus nombres estaban en la lista. Del colegio han empezado a llegar notas advirtiendo que sus hijos no podrán pasar la prueba de fin de año por falta de pago. Ya les cortaron la luz y el servicio de agua está a punto de ser suspendido. Parece que ya no queda lugar para otro problema más. La vida es abrumadora. El desvelo está empezando a hacer mella en la salud de la esposa. Los nervios están a flor de piel y por cualquier cosa le dan ganas de llorar. No puede ir a ninguna parte porque no puede dejar a s

LAS QUEJAS

Números 11:4-6  “¿Quién nos dará carne para comer?   Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná No sé como Moisés tuvo la paciencia para soportar las quejas del pueblo que Dios le encargó que llevara a la tierra prometida.  En cada trayecto de su camino tuvo que poner frente de pedernal ante cada situación incómoda que las gentes le provocaban. Indudablemente, para Moisés, esas personas eran una espina en su costado o quizá le provocaban agruras constantemente.  Las cosas se fueron torciendo en la vida de Moisés porque la gente no estaba siendo agradecida con lo que Dios estaba haciendo en medio de ellas.  Porque las personas tienen la tendencia de quejarse, no importa los grandes milagros que Dios haya hecho en sus caminos, siempre habrá quien tenga motivos para quejarse. Siempre hay como un punto para quejarse. Las quejas

¿Y A MI CUANDO?

Juan 21:21-22  “Entonces Pedro, al verlo, dijo* a Jesús: Señor, ¿y este, qué?   Jesús le dijo*: Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme” Somos egoístas. Envidiosos. Entrometidos en las vidas de los demás. No nos gusta que el Señor le haga milagros a unos pero a nosotros nos mantiene en la sala de espera. No, no es agradable. Es parte de ser humanos y tenemos que aprender a corregir esas conductas. En mi caso, como pastor de una vibrante congregación, por años me he preguntado por qué el Señor le ha dado a otros la capacidad de comprar su propio terreno, les provee sus finanzas para construir su Templo, su mobiliario y toda la parafernalia que se necesita para darle forma a una Iglesia… ¿y yo que?. ¿Acaso no soy su hijo también?  ¿Acaso no tengo el mismo derecho de tener algo propio? Y es cuando, como Pedro, me entrometo en la vida de los demás. Cosa que al Señor no le agrada en absoluto.  Creí que ya había superado esos sentimientos, pero no fue a

¿QUE BUSCABA ESTE ESCRIBA?

Mateo 8:19-20 “Y un escriba se le acercó y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Y Jesús le dijo*: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza” Hay personas que se acercan a Jesus para ver qué de bueno para sus intereses personales pueden sacar.  Algunos lo hacen para ser vistos por otros. Otros lo hacen para sentirse importantes dentro de la congregación. Unos cuantos para ver en qué pueden ocupar su tiempo libre. Muy pocos lo hacen por amor a Jesus. Por amor a su Reino y por amor a las almas. Cuando uno estudia las Escrituras con ojos nuevos como me enseñó uno de mis profesores, encuentra respuestas que de otra manera se pasan por alto y se pierden esas perlas que están escondidas entre sus líneas.  Hay muchas cosas ocultas en ese vasto océano de sabiduría que es la Biblia. Dice nuestro texto que un escriba se acercó a Jesus para decirle que lo seguiría a donde quiera que fuera. Aquí, a sim

ALGUIEN QUIERE VERTE

Proverbios 17:17  “En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano” El día había amanecido brillante, con el sol derramando su luz sobre la tierra en la que vivían dos hermanas y un hermano.  El pueblo se llama Betania. Todo parecía andar bien. Una de las hermanas, la mayor,  cocinaba los alimentos como siempre. Desde pequeña había tomado la responsabilidad de ser quien dirigiera el orden de la casa. Era la que se había hecho cargo de la educación de sus hermanos menores. Y la cocina era su pasión. Era su territorio. Solo ella sabía donde guardaba las cacerolas y las ollas que le servían para hacer sus manjares que por cierto, eran tan deliciosos que muchos vecinos las visitaban solo para darse un banquete.  Su orgullo era su sabor. Su deleite era ver que la gente comiera sus platos. Había nacido para mandar. Y en su cocina ella era la que mandaba. La de en medio se ocupaba de la limpieza y la contemplación. Le gustaba soñar despierta. A veces, cuando p

EL LLAMADO

Marcos 1:16  “Y Jesús les dijo: Seguidme…” No lo conocían. No sabían quien era él. Nunca lo habían escuchado hablar. Solo sabían que algún día aparecería el Señalado por Dios y  que haría maravillas entre ellos, su pueblo. Imagínese usted su propia vida: Usted está trabajando en su labor diaria. Ocupado en sus quehaceres no tiene tiempo para distraerse con nada. De pronto, aparece un hombre vestido de ropas extrañas, con una mirada profunda y cristalina como el mar, barba de varios días y con una voz como no había escuchado nunca que le dice: “sígueme…”.  Solo eso.  ¿Qué haría? Debió haber sido una experiencia traumática, sorprendente y extraña la que sintieron los hermanos Simón y Andrés cuando aquel Extraño pasó frente a ellos y sin previo aviso, sin hacer ruido ni ademanes extraños, les expresó una sola orden: “Síganme y les haré pescadores de hombres…” Y dice la Escritura según Marcos, que al instante dejaron sus redes, dejaron sus trabajos y sus planes y le siguieron. Y