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Mostrando entradas de febrero, 2023

ANTES DE LA ENFERMEDAD

Éxodo 8:2 ”Pero si te niegas a dejarlos ir, he aquí, heriré todo tu territorio con ranas” Somos gente de reacción.  No hemos sido enseñado a la prevención. Es por eso que muchos de nuestros problemas nos agobian tremendamente y cuando ya sentimos el agua al cuello, es entonces cuando queremos pedir ayuda, oramos, ayunamos y pedimos a nuestros hermanos que nos acompañen en nuestros ruegos al Señor para que nos saque del problema en el que hemos caído. No vemos las señales de la enfermedad sino hasta que ya es enfermedad. Es decir -corrijo-, no le damos importancia a los síntomas de que algo no está bien dentro de nosotros. Hasta que el apéndice está a punto de estallar, hasta que la gastritis ha carcomido nuestro estómago, hasta que la presión arterial anda por las nubes, hasta que la catarata en los ojos no nos deja ver. Hasta entonces vamos al médico. Y empieza un calvario hospitalario.  Todo porque no vimos o no quisimos ponerle atención a las señales. Eso le pasó al Faraón

LA ORACIÓN

Génesis 25:20-21 “Tenía Isaac cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel, arameo de Padán-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac al SEÑOR en favor de su mujer, porque ella era estéril; y lo escuchó el SEÑOR, y Rebeca su mujer concibió” ¿Se desespera usted porque el Señor no le responde? ¿El Diablo le ha dicho que no ore porque Dios no oye a los pecadores? ¿Usted misma se ha dicho que ya no vale la pena orar y que es mejor empezar a ver como resolvemos la situación que estamos pasando?  Y entonces hace caso del dicho del abuelo que dice: “A Dios orando pero con el mazo dando”  Y trata, por sus medios, de resolver la situación que le está agobiando. Toma sus papeles, empaca unas pocas cosas que pueda llevar a la espalda, se une a un grupo de gentes que piensan como usted y se va al norte, a buscar un mejor horizonte para “sacar adelante a sus hijos y su casa”  O, quizá es usted, querido hermano, quien ha estado orando al Señor por un trabajo.  Ha puesto un m

PADRES E HIJOS

Génesis 24:5-6  “Y el siervo le dijo: Tal vez la mujer no quiera seguirme a esta tierra. ¿Debo volver y llevar a tu hijo a la tierra de donde viniste?   Y Abraham le dijo: Guárdate de llevar allá a mi hijo” Génesis 24:8 “Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este mi juramento; solo que no lleves allá a mi hijo” No una sino dos veces Abraham le dice a su siervo a quien le había ordenado ir y buscar esposa para su hijo Isaac, que no lo llevara a su tierra.  ¿Por qué ese celo que Isaac no conociera la tierra de sus ancestros, en donde quizá vivían sus primos y familiares paternos y maternos?  ¿Cual fue el motivo para que este patriarca que cuidaba tanto su simiente no permitiera que éste conociera a sus parientes? Isaac, en este momento de su historia ya tiene cuarenta años y había llegado el momento de buscarle una esposa.  Dios no quiso que se casara con una mujer de las hijas de Canaan ni de Egipto. Hizo que Abraham le ordenara a su siervo de más confianza que fuera a

LA HERENCIA DE RAQUEL

Génesis 31:19   “Y mientras Labán había ido a trasquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos domésticos que eran de su padre” ¡Cuidado padres -los dos-, como se comportan en sus vidas porque sus hijos tendrán que pagar las consecuencias!  La herencia que les dejemos puede llegar a ser dolorosa o vergonzosa. Si no me creen, lean detenidamente la siguiente historia de la Biblia. Sabemos que Raquel estaba bastante mimada, al menos al comienzo de la historia, por su belleza, por su condición de elegida y preferida, por ser probablemente la bebé de la familia aunque no sabemos exactamente si tenía hermanos menores, la Escritura no dice nada al respecto, por lo que podemos suponer que ella era la más joven. Ella podría permitirse muchas cosas que su hermana «odiada» no permitiría; probablemente, aquí radica la explicación de su extraño robo. Usted quizás recuerde la historia: en Génesis 31, después de largos años de servir a Labán, Jacob decide volver a casa. Cuando él se va, Raquel roba lo

DOLOR Y SUFRIMIENTO

Génesis 1:2 “… y las tinieblas cubrían la superficie del abismo…” No nos engañemos: Primero vamos a encontrar tinieblas en nuestro caminar por la vida. Pero somos los encargados por Dios de llevar luz en donde hay tinieblas.  Para poder conocer la luz, primero tenemos que pasar por las tinieblas.  Las tinieblas preceden a la luz. Lo primero que tenemos que aprende es a luchar con las tinieblas para poder llegar a disfrutar de la luz. Posiblemente en estos momentos haya alguien que está pasando por momentos en los que no sabe que hacer, no sabe a donde ir para resolver sus problemas que le acosan en la oscuridad de su vida, no sabe donde pedir ayuda. Pero cuando llegan esos momentos, son momentos también de encender la luz de la Palabra de Dios, la luz de la fe, la luz del dar, la luz de la oración. La oscuridad tiende a producir miedo en nosotros, a veces pensamos que no tenemos miedo a las cosas, pero no nos damos cuenta que tenemos miedos agazapados en nuestro interior. Por sup

LA ESPOSA DE LOT

Génesis 19: 9  “Mas ellos dijeron: ¡Hazte a un lado! Y dijeron además: Este vino como extranjero, y ya está actuando como juez; ahora te trataremos a ti peor que a ellos” Doble moral. Indudable que este hombre no conocía totalmente al Dios que había visto actuar en la vida de su tío Abraham. Lot es el ejemplo clásico de muchas personas que hoy se congregan en muchas de nuestras iglesias evangélicas. Por un lado son personas que sirven al Señor, diezman, ofrendan y cumplen con toda la parafernalia evangélica. Pero por otro, son personas que no dejan de amar el mundo. Como el camaleón, fácilmente se adaptan al medio ambiente en donde se mueven. Cuentan chistes vulgares, se visten de forma provocativa, tienen amistades que poco a poco les van mermando sus valores hasta que acaban fingiendo ser lo que no son. Y esto, amigos míos, afecta tanto a hombres como a mujeres. Para ser inclusivos pues, incluyendo líderes que predicamos, enseñamos Biblia y decimos que no se debe hablar con pal

DINA

Génesis 34:1-2  “Y salió Dina, la hija de Lea, a quien esta había dado a luz a Jacob, a visitar a las hijas de la tierra. Y cuando la vio Siquem, hijo de Hamor heveo, príncipe de la tierra, se la llevó y se acostó con ella y la violó…” Lo que van a leer no les va a gustar a algunas mujeres feministas.  Y no les va a gustar porque la Palabra de Dios, que no esconde ninguno de los actos vergonzosos de los humanos, en este pasaje rasca dolorosamente no solo el pasado pero también el presente de las mujeres.  Así es Dios. Tanto habla de las virtudes de sus amigos como también sus falencias. Dios es Justo. Y su Justicia nos aplica a todos. Como dice el inglés: No choice. Primero veamos algo interesante: El primer caso de abuso sexual en la Biblia sucedió en Egipto. La esposa de un magnate que había comprado un esclavo hebreo llamado José, lo lleva a su casa para que se ocupara de su servicio. La esposa, de quien no se nos da el nombre y que tampoco viene al caso, se enamora de él. Lo

LO QUE OTROS CALLAN 2a. parte

Marcos 1:40 "Y vino* a Él un leproso rogándole, y arrodillándose le dijo: Si quieres, puedes limpiarme..." En un artículo anterior escribí sobre la experiencia del leproso que busca a Jesus para que lo limpie. En esa porción el Señor nos enseñó cómo, lo que debía hacer el Sacerdote, que era proclamar la llegada del Mesías prometido a Israel, no lo hizo. No cumplió con su cometido que era anunciar la llegada del Príncipe de Paz, del Hijo de Dios. Y como no lo quiso hacer el encargado, lo hizo el hombre sanado por Jesus. En otro nivel, podemos ver que el hombre que fue sanado de la lepra que le afectaba su vida, su futuro y sus relaciones familiares y sociales, ha quedado limpio, mientras el sacerdote sigue viviendo en el estercolero de su incredulidad y apatía hacia el Reino de Dios.  Se suponía que quien tenía la obligación de creer en las Escrituras que habían profetizado que un día llegaría el Mesías libertador de su pueblo; debía anunciarlo a viva voz para que todo el p

LO QUE OTROS CALLAN

  Marcos 1:44 “y le dijo*: Mira, no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos…” Este milagro tiene mucho que enseñarnos, especialmente a los pastores.  El caso de este leproso, era un hombre que estaba sellado para ser un paria. No tenía permitido entrar al Templo a orar porque la Ley ordenaba que ningún leproso podía entrar al Templo. Era un exiliado en su propia tierra. No tenía derecho de visitar a su familia, no tenía amigos que quisieran o pudieran ayudarlo por temor a quedar contagiados y contaminados con esa impureza. Es decir, tenemos frente a nosotros a una persona sin ninguna esperanza de ser limpiado y sanado. La lepra lo hacía inmundo y tenía que vivir separado de los demás.  Ahora bien, esa lepra no se trataba de una bacteria como la conocemos hoy. No era la enfermedad de Hansen. Esa lepra era producto de la mala lengua. Es decir, este tipo era un chismoso. Era un criticón de los demás

UN MENSAJE PARA LAS MUJERES

  Génesis 29:16-17 “Labán tenía dos hijas; el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel. Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de bella figura y de hermoso parecer…” Comencemos desde el principio. La Escritura dice que Raquel tenía hermosos rasgos y una hermosa tez y lo único que descubrimos sobre Lea es que sus ojos eran tiernos. Es claro, entonces, que estas dos hermanas amaban a su esposo Jacob, pero la mujer de la que vamos a hablar -Lea-, estuvo en una situación completamente diferente: no solo Lea no fue amada, sino que la palabra principal que encontramos en la Biblia con respecto a ella así como la palabra principal de su propia descripción, es «odiada». ¿Cómo lidió Lea con eso? ¿Y cómo lidió Dios con eso? A veces hay “pequeños” detalles en las Escrituras que brindan ideas sorprendentes y pueden ser absolutamente reveladores y, sin embargo, podrían pasarse por alto fácilmente, de la misma manera, podemos recopilar mucho de los nombres de los hi

PERSEGUIDOS

Génesis 32:27-28  “Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel…” ¿No se ha preguntado usted por qué muchos cristianos le caemos mal al mundo?  ¿Por qué es que sin conocernos nos tratan a veces mal, nos rechazan y nos hacen a un lado?  Muchas de las personas que nos segregan ni cuenta se dan que actúan de esa manera contra nosotros. Somos nosotros quienes nos damos cuenta que cuando llegamos a algún lugar pueden suceder dos cosas: O nos reciben bien, con cordialidad y amabilidad o todo lo contrario. Nos hacen sentir rechazados y nos hacen esperar largo tiempo para atendernos. Todo se debe al cambio de nombre.  Y no se trata del cambio de DUI ni de ningún otro documento de identidad.  Se trata de lo que somos en el mundo espiritual. Es la lucha eterna entre el bien y el mal. Es asunto de tinieblas contra la luz. Así de sencillo. Y eso, en vez de molestarnos, debiera hacernos sentir bien. Porque significa que nos

ME HIZO OLVIDAR

Genesis 41:51  “Dios me ha hecho olvidar… toda la casa de mi padre” Amado por su padre porque era el primer hijo de la mujer que más había amado.  Consentido por él, pero rechazado, odiado y segregado por sus hermanos. Si, vestía una túnica hecha especialmente para él. Era de colores y muy elegante. Era una túnica de estudiante de Torá. Es decir, nació para ser príncipe. Fue educado para ser persona especial. Por lo tanto, era muy consagrado no solo al estudio de la Biblia pero también de otras ciencias. Quizá era un lector asiduo y consagrado de los grandes sabios de la época. Versado en las ciencias y en las artes, tenía una facilidad innata para aprender idiomas. Y, por sobre todo, Dios lo amaba y lo había escogido para ser un paradigma llegado el momento.  Su familia adoraba a Jehová. Su padre, Jacob, era un hacedor de altares como su abuelo Abraham. En su casa se hacían altares a su Dios y se ofrecían sacrificios por el pecado y por todo aquello en que hubieran ofendido al