Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2018

EL PADRE

Hoy en dìa estamos viendo una falta total de padres en nuestra juventud. Claro, estoy hablando de padres padres. No de simples engendradores de hijos y que luego dejan abandonados a su suerte. La falta de padres la estamos observando en la poca educación de los hijos. Hoy usted los encuentra en las calles y avenidas de nuestra ciudad camino al colegio o la escuela con sus mochilas al hombro y ni siquiera le dan los buenos días. No le ceden el paso a los adultos. En los buses no se ponen de pie ante las ancianas o mujeres mayores. Al contrario, ellos ocupan los asientos y van cómodos sin importarles la necesidad ajena. ¿Què es lo que está faltando? Educación. Modales. Moral. Ética familiar.  En una palabra: falta un padre. Ya los hijos no están siendo enseñados por la voz masculina de un padre que le ordene ayudar a su mamá en los oficios de la casa. Ya la voz masculina del padre no les ordena que dejen limpio su cuarto antes de salir de casa. No escuchan órdenes de un hombre que

LA PUERTA “LA HERMOSA”

Hechos 3:2 “Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo” En mis años juveniles fui miembro activo de mi parroquia allá en Guatemala. Fui educado bajo los principios de la Iglesia oficial porque mis padres nos ordenaban a mí y mis hermanos cada Domingo asistir a misa y dedicarle ese dìa al Señor en el que ellos creían. Eran devotos de su religión y su obligación era enseñarnos esos caminos. Bueno o malo, así eran las cosas por aquellos tiempos. Algo que siempre notaba antes de entrar al templo era que en la entrada principal siempre había dos personas infaltables: la anciana que vendía veladoras y candelas de todos colores y tamaños y en el otro lado un mendigo que siempre estaba allí para pedir limosna. Eran los dos personajes que llamaban mi atención siempre que iba a cumplir mis deberes religiosos. Años después, cuando ya acepté el plan

EL HOMBRE DE LA MANO SECA

Mateo 12:9-10 “Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos. Y he aquí, había allí un hombre que tenía una mano seca” Este hombre iba a la sinagoga por lo menos dos veces al dìa. En la mañana y en la tarde a la hora de la oración.  Como buen judìo, seguía las instrucciones de sus maestros de la Ley de Dios de presentarse a su lugar de estudios de la Torah, lo que hoy significa la Biblia.  Era un hombre piadoso. Convencido de que escuchar la Palabra de Dios de labios de sus maestros le concedería larga vida y la paz que tanto necesitaba. Y creo que sus maestros le enseñaban con mucho interés lo que a ellos concernía. Es decir, le predicaban las cosas del Reino de Dios que algún dìa se iba a ser realidad en sus vidas. Entonces serían libres. Libres no solo del Imperio que gobernaba su paìs, pero también libres de toda enfermedad como había prometido el profeta. Y si algo necesitaba este hombre era sanidad. En su corazón latía la esperanza de que cualquier dìa Dios le i

METAMORFOSIS (Una paràbola)

Mateo 6:25b “¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Hubo una vez un gusanito que se arrastraba por el suelo… Vivía con un miedo atroz porque las aves amenazaban con comérselo. Se escondía entre las piedras del bosque buscando en ellas refugio a sus depredadores.  Su vida transcurría entre el miedo y la oscuridad de sus escondrijos. Su comida era el musgo que recubría las piedras de su entorno. Su cuerpo se encongìa y estiraba para poder moverse con dificultad dolorosa. El gusanito sabía que eso no era vida. Èl presentía en su interior que había nacido para algo más grande que arrastrarse por el húmedo y sucio suelo en el que se arrastraba. Veía las copas de los árboles, la belleza de las flores y respiraba el suave aroma que ellas desprendían y soñaba con un dìa poder escalar esas alturas y vivir esas experiencias más de cerca. Aunque tuviera que arrastrarse hasta esas alturas. Haría lo imposible por lograr hacer realidad su sueño. Soñaba con disfr

PALABRAS NECIAS

Números 3O:2-4 “Si un hombre hace un voto al SEÑOR, o hace un juramento para imponerse una obligación, no faltará a su palabra; Si un hombre hace un voto al SEÑOR, o hace un juramento para imponerse una obligación, no faltará a su palabra; hará conforme a todo lo que salga de su boca.  Asimismo, si una mujer hace un voto al SEÑOR, y se impone una obligación en su juventud estando en casa de su padre, y su padre escucha su voto y la obligación que se ha impuesto, y su padre no le dice nada, entonces todos los votos de ella serán firmes, y toda obligación que se ha impuesto será firme.. “…Mi vida es un rotundo fracaso. No me tardan las parejas sentimentales. No logro casarme. Aunque busco afanosamente al Señor y le sirvo, no salgo de la pobreza. Cada vez tengo más deudas. Mi familia no me acepta como soy. Soy un pobre marginado. No logro graduarme y no doy la talla para un buen trabajo. Estoy demasiado gorda y no puedo bajar de peso. Mi pelo me hace quedar en ridìculo. Mis ojos so