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Mostrando entradas de noviembre, 2019

ALGUIEN TENDRÀ QUE PAGAR

(Gracias a mi sobrina Zaida Maldonado por sugerirme  escribir algo sobre este verso. Ella radica en Newark, N.J. USA y es pastora de jóvenes) 1 Reyes, 21:29 “Entonces la palabra del SEÑOR vino a Elías tisbita, diciendo: ¿Ves como Acab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; pero en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa” Bueno. Aquí tenemos lo típico cuando un hombre o mujer se unen en yugo desigual. Creemos que no pasará nada cuando rompemos las normas del Señor con respecto al matrimonio. Hoy está eso en boga. Ya los jóvenes no quieren a las muchachas cristianas o viceversa porque no les ven el atractivo que ven en los que andan en el mundo tras los deleites y vicios que -según ellos-, son el todo en la vida. Egocentrismo. Hedonismo. Libertinaje a la máxima potencia. La juventud de nuestros días cree que unirse con jóvenes que no sean de su misma fe cristiana no dejará ninguna huella en sus vidas

TEMPLOS VIVOS

1 Crónicas 29:1 “…porque el templo no es para hombre, sino para el SEÑOR Dios” Bueno, a riesgo de ser juzgado legalista, demasiado ortodoxo y exagerado, me atrevo a sacar unas perlas de este verso. Si la Palabra dice que nosotros somos Templo y Morada del Señor: ¿Qué estamos haciendo con Su Templo? ¿Cómo lo estamos tratando? ¿Qué clase de cosas le introducimos a través de los ojos, la boca, las emociones? Hay un pasaje en las Escrituras que nos cuentan que cuando Israel estaba en el exilio, el Templo quedó abandonado. Se llenó de basura dentro de sus ambientes, las paredes quedaron expuestas a los rigores de la humedad y empezaron a caer por pedazos los dinteles de las puertas y todo lo demás. Hasta que Dios mismo tocó el corazón de un rey incrédulo para que alguien fuera a Jerusalem a reconstruir la morada de su Dios. Se acercan fechas en que muchos templos humanos quedarán descuidados por la ignorancia de lo que somos los cristianos. Dìa tras dìa, fiesta tras f

¿QUE LES ESTAMOS DEJANDO?

1 Crónicas 28:8 “De manera que ahora… guardad y buscad todos los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios para que poseáis la buena tierra y la dejéis como heredad a vuestros hijos después de vosotros para siempre” Durante muchos años no tuve la fe de comprarme algo nuevo. No lo cuento para que crean que me estoy quejando de mi niñez y juventud, sino como una base para lo que me interesa tocar en este artículo. Crecí en una familia de diez hermanos. Mi mamá luchó y trabajó para que no nos faltara comida y cobijo. Ella sola tuvo que hacer malabares para poder llevar pan a nuestra mesa. Fueron tiempos duros. Cinco hermanas y cinco hermanos. Fui el segundo en la fila y tuve el privilegio de estudiar de noche y trabajar durante el dìa para ayudar en los gastos de la casa. Era lo normal y necesario.  Pero esto provocó en mi interior un trauma: Todo lo que ganaba se iba para ayudar a mi mamá mientras mis hermanos pequeños estudiaban y tenían lo poco que podíamos darles ella y yo.

¿ESTA USTED SOLO?

                                                     1 Crónicas 19:12 “Y dijo: Si los sirios fueren más fuertes que yo, tú me ayudarás; y si los amonitas fueren más fuertes que tú, yo te ayudaré” Desde hace unos 40 años que empecé a salir a predicar allá en mi tierra Guatemala, mis mentores me enseñaron algo que nunca he dejado de practicar: “Hermano Carlos, cuando vaya a predicar, nunca vaya solo. Siempre lleve a alguien que lo cuide”.  No de los ladrones. Tampoco de los accidentes viales. Que me cuiden de los pecados que se pueden llegar a cometer cuando un pastor anda solo. Del adulterio. De las borracheras. De la pornografìa, chismes, críticas, miradas obscenas hacia las hermanas, lenguaje soez, chistes vulgares y muchas cosas mas. Dicen que las gacelas africanas forman instintivamente «círculos de alerta» mientras descansan en la sabana. Se agrupan, con cada animal mirando hacia afuera y en una dirección levemente distinta. Esto les permite escanear el horizonte

¿QUE VE USTED?

“Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer?” Luc. 7:44 El machismo, la ignorancia, la baja moral y aun la animalidad del hombre ha provocado que la mujer sea depreciada a su mínima expresión.El hombre la ha convertido en un puro objeto sexual. Cuando ya no funciona para ese acto que debe ser divino, es desechada y tirada como trapo sucio al rincón del desprecio. Y no hablo solo de los hombres perversos y vacíos del conocimiento de la Palabra de Dios. Hablo de hombres que leen la Biblia, que dirigen los cantos en la Iglesia. De hombres que predican, que hacen temblar a la gente con sus mensajes, que quebrantan corazones y que luego se van a su casa a despreciar a la mujer que prometieron amar. No estoy descubriendo el agua azucarada. Es el pan de cada dìa en lo secreto de las cámaras íntimas de muchos hombres que dicen ser siervos de Dios cuando en realidad son siervos de sus bajas pasiones.  Y creo que no hay nada que el Señor desprecie más que un hombre que