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Mostrando entradas de marzo, 2017

PARTIDA

"Yo voy a morir, pero Dios ciertamente os cuidará..." (Gèn. 50:24) Nunca es fácil decirle adiós a un ser querido... Por más cristianos y creyentes en Dios que seamos, siempre hay un lazo que nos une a la persona que está en la cama esperando el momento de dar el último respiro... Hay como una negación a la realidad de que todos debemos regresar al lugar de donde venimos... Nos guste o no. Todos debemos atravesar esa frontera en la que para muchos esta lo desconocido. Pero para muchos otros que hemos leído y creído las promesas de Jesus sabemos lo que hay: Está el Pardes, el Paraíso... Mi mamá partió a la Presencia del Señor hace cuatro años. Un paro respiratorio fue el medio que Dios usó para llevarla a su lado... Ya sabíamos que algo así iba a suceder por las indicaciones de los médicos y porque su llama se iba apagando poco a poco. Era el pàbilo humeante que estaba a punto de extinguirse... Yo acababa de estar con ella en su casa de Newark unos días antes y sabía que er

YO SOY...

Dos palabras con una profundidad enorme... Dos palabras que definen quien es usted o quien soy yo... No lo que dice la gente que somos. No. Somos nosotros mismos quienes tenemos que decidir decir quienes somos... Por eso el verbo es YO SOY... Fue lo que el Señor le dijo a Moisés que dijera cuando le preguntó: "Si la gente me pregunta quien me envía, ¿què les digo?" Y el Señor le respondió: "Diles: El YO SOY, me envía..." Porque con esa orden Dios le estaba enseñando a Moisés que el Dios que lo estaba enviando no es un Yo era Dios. O Yo fui Dios. Tampoco dijo: Yo seré Dios... No. Le estaba enseñando que Dios es un presente continuo... Hoy, mañana y siempre... Esto con relación al Señor. Muy bien. Pero... ¿Y nosotros? Esta otra pregunta fue la que hizo siglos después Jesus. ¿Quien dice la gente que soy? Dieron la opinión de la gente. A cual más  desacertada. Porque no le conocían. No sabían quién era ese Carpintero salido de una de las aldeas más insignificant

DAME Y TE DARÈ

Vamos a ser sinceros... Queremos las cosas solo para nosotros. No nos gusta compartir. Y cuando lo hacemos, compartimos migajas. Lo que nos sobra. Sin embargo, cuando damos todo lo que tenemos, es cuando en realidad estamos dando. No hay mayor gesto de amor que entregar todo... Todo el corazón. Toda la fe. Toda la confianza. Toda la vida... No se puede medio dar. Medio confiar. Medio amar. O se da todo o no se da nada... Eso fue lo que entendió Ana. Ana, la madre de Samuel... Esta maravillosa mujer ha estado llorando años y años por una petición que el Señor no responde. ¿Que serà lo que detiene la mano del Señor? ¿Acaso no dice la Escritura que no hay nada imposible para El? ¿Por què, entonces, no responde la petición de una mujer que anhela un hijo? Tan solo uno. Uno que le haga sentir mujer. Que le haga vibrar de emoción al tenerlo en su regazo. Uno que le haga sentir que da vida cuando su leche brota de su cuerpo y alimenta a una nueva vida... ¿Acaso no es ese el milagro má

CINCO COSAS

Dios tiene planes de bien y no de mal para todos los que hemos creído en Su Hijo Jesus.  Esto ya no debe ser nada nuevo para nosotros... Tiene planes de bien, tiene proyectos que llevar a cabo en nuestras vidas, o sea sus propósitos. ¿Para qué somos salvos? La Escritura responde esta pregunta: "Para que andemos en buenas obras, las cuales Èl preparó de antemano..." El problema es que los pastores no hemos enseñado toda la Palabra sino solo la que creemos que la gente debe saber.  Es por eso que muchos cristianos andan en sus propias obras y no en las que el Señor preparó para ellos... He allí el fracaso espiritual de la Iglesia de hoy. Es cierto. Los templos están cada vez más llenos de gente. Cada día se agregan un montón de personas a sentarse en las sillas de los templos. Pero, la pregunta que debemos hacernos es: ¿A qué? ¿A escuchar chistes sobre las suegras? ¿A dormitar mientras el predicador habla y habla? ¿A hacer nuevos amigos mientras cantan canciones infantiles?

NOMBRES

Ayer empecé a hablarles de Abram... Un paradigma de lo que Dios hace para que todos sepamos que si vamos a levantar la mano y pasar al frente y repetir la oración que el pastor nos dice que hagamos para aceptar lo que la Voz de Dios dice, estemos preparados porque, si hicimos la oración sinceramente y aceptamos el Señorío de Jesus sobre nosotros... No volveremos a ser los mismos... Se lo garantizo. Nos van a cambiar la vida. El rumbo. El matrimonio. Las finanzas. El carácter. Los hijos. Cuando nos veamos al espejo después de un buen tiempo veremos un rostro que no conocíamos... Ya no seremos los mismos. Tendremos el privilegio de parecernos al Hijo de Dios. Porque los hijos se parecen a los padres. Y si Dios es su Padre, usted tiene, ¿se lo repito? tiene que parecerse a Èl... (¿A quien se parece usted entonces? Se lo dejo como deber). A Abram le sucedieron varias cosas en su periplo después de haber salido de Ur. Abandonó todo. Le creyó a Dios y le fue contado por justicia.

CAMBIOS

Vamos a ser francos... No entendemos las exigencias de Dios hasta que Èl mismo nos las aclara. Realmente no entendemos por qué el Señor tiene que tomar medidas extremas para bendecirnos. Pero si le ayuda en algo, aquí hay algunas pistas para que pueda comprender como piensa Dios: Abram está tranquilo en su ciudad de Ur de los Caldeos. Tiene familia, amigos, una casa donde habitar seguro. Tiene sus dioses que le sacan de apuros según él. Tiene una bella esposa aunque sin hijos pero que no pierde la esperanza de tener algún día. O por lo menos de adoptar uno o dos para no terminar sus años de vejez en solitario con Sara... Taré, su padre, es fabricante de ídolos y el negocio cada vez va cuesta arriba. Han prosperado mucho, tienen recursos para sentirse tranquilos en resto de sus vidas. La familia no tiene necesidad de nada. Es decir, según sus parámetros, están completos... Eso según ellos... Pero entra en acción la Divina Providencia y todo cambia. Como cambió su vida y la mía c

AQUÌ ESTOY...

Muy bien... Aquí estoy otra vez. Abriendo mi corazón después de un largo silencio... Y digo largo porque no acostumbro a dejar de plasmar en las páginas blancas por mucho tiempo mis pensamientos, mis sueños e ilusiones... Me he permitido dejar pasar un poco de tiempo para tomarme un pequeño respiro y dejar que mis ensueños vuelvan a vibrar dentro de mi corazón. Muchos me han preguntado por qué dejé de escribir. No. No lo dejé. ¿Cómo dejar algo que está incrustado en el fondo de un corazón que madura día a día y que abriga en su interior un amor inexplicable por las letras? ¿Cómo dejar de compartir lo que por gracia se recibe? ¡Imposible! Lo que sucede es que en el verano de la vida también los arroyos necesitan reponer el agua que corre por sus riberas. Así como el mar permite la evaporación de sus aguas necesita que el Cielo le devuelva a través de la lluvia su propia agua, así mi alma necesita que de arriba baje la inspiración que por tantos años he compartido con mis queridos le