AQUÌ ESTOY...

Muy bien... Aquí estoy otra vez. Abriendo mi corazón después de un largo silencio...

Y digo largo porque no acostumbro a dejar de plasmar en las páginas blancas por mucho tiempo mis pensamientos, mis sueños e ilusiones...

Me he permitido dejar pasar un poco de tiempo para tomarme un pequeño respiro y dejar que mis ensueños vuelvan a vibrar dentro de mi corazón. Muchos me han preguntado por qué dejé de escribir. No. No lo dejé. ¿Cómo dejar algo que está incrustado en el fondo de un corazón que madura día a día y que abriga en su interior un amor inexplicable por las letras? ¿Cómo dejar de compartir lo que por gracia se recibe? ¡Imposible! Lo que sucede es que en el verano de la vida también los arroyos necesitan reponer el agua que corre por sus riberas. Así como el mar permite la evaporación de sus aguas necesita que el Cielo le devuelva a través de la lluvia su propia agua, así mi alma necesita que de arriba baje la inspiración que por tantos años he compartido con mis queridos lectores...

Hoy vuelvo a soñar. Hoy vuelvo a tomar el teclado de mi computadora y vuelvo a volar. A dejar que mis sentimientos llenos de Jesus vuelvan a tomar el rumbo que el río de la vida quiera darles y llevar el aliento y la fuerza y la fe a todos aquellos que por años han estado pendientes de lo que sale de estos dedos que están escribiendo...

Desde la ventana de mi oficina observo algunos pajarillos que se me antojan mensajeros de otros lugares hasta donde llega mi blog. El canto y el trino de sus parejas me envían el mensaje maravilloso de la naturaleza que reclama lo que le pertenece. Y yo le pertenezco a ustedes, mis lectores. Gracias por sus correos indicándome su extrañeza por mi silencio.  Gracias por pedirme que vuelva a sentarme ante mi computadora para imprimir en su sistema mis memorias, mis recuerdos y mis experiencias sinceras y sencillas que tantas mañanas tengo con mi Padre Celestial...

Pedro le dijo al cojo de la Puerta La Hermosa: "No tengo oro ni plata. Pero lo que tengo te doy". Y eso es lo que mi alma anhela. Darles lo que tiene. Entregarles en el silencio de sus lecturas, mientras sus ojos recorren las negras letras que forman las palabras, lo único que tiene: Amor. Cariño. Respeto. Admiración y Fe. Esa fe que sobrepasa todo entendimiento y que solo del mismo Corazón de Jesus puede venir. Porque lo que tengo y comparto con todos ustedes viene de Èl. Èl es la Fuente que alimenta mi alma. Èl es el Río que inunda mi corazón con el agua refrescante y vigorizante que llena mi horizonte y mi necesitado corazón.

Lo que tengo les doy, queridos amigos y amigas. Tengo mis manos para levantar al que cae. Tengo mis ojos para enviarles la luz que Jesus impregna en mi interior. Tengo mi voz para darles todos los días un "Hola". Tengo mi corazón para amarles y tengo mi fe para ayudarles a creer que cada día es una oportunidad para bendecir al Señor y darle gracias porque estamos vivos... Porque vibramos. Porque sonreímos. Porque amamos. Porque nos enamoramos y porque sentimos...

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