LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

"...y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo... (2 Sam. 4:4)
Seamos francos: No siempre nuestras buenas inteciones serán buenas al final. Claro, esto no quiere decir que no debemos tener buenas intenciones. Lo que estoy diciendo es que no siempre serán buenas. Sin duda provocaremos algún problema en los demás ya que la Biblia lo dice claramente: Tus mejores intenciones son como trapos de inmundicia...

Quizá por eso es que antes de hacer una buena obra, debemos preguntarle al Señor qué es lo que Él quiere hacer para no echar a perder a alguien o algo...

En este caso, le hablaré de la nodriza de Mefiboset...

La historia es apasionante. Como que fuera una historia sacada de un cuento de hadas. Solo que fue real. Y sigue siendo real. Porque el protagonista principal de esta historia es David, que, en lo general, se trata de Dios. Es Dios vistiéndose de David... Aunque quien paga los platos rotos es el niño Mefiboset... y su niñera.

Veamos: Saúl y Jonatán han muerto. David sube al trono del reinado de Israel. Empieza una purga. Usted sabe. El nuevo gobierno empieza a terminar con los empleados del gobierno anterior. Cunde el pánico. El nuevo rey tiene el poder de quitar a quien no le guste por temor a una represalia o un golpe de Estado. Lo mismo que sucede hoy en día. Solo que en aquellos tiempos no era desempleo solamente... era la muerte. Había que acabar con todos los herederos del rey anterior. Para evitarse problemas futuros. Y poner en las listas de empleados a los que votaron por el nuevo jerarca. Así de fácil. Hay que pagar deudas políticas, se dice hoy en día.
Bueno, en la crisis del momento, en algún lugar de Israel vive un heredero de Saúl, el rey destronado. Era hijo de su hijo Jonatán, amigo íntimo del nuevo rey, David. La mucama, sabiendo que buscarán al niño para quitarle la vida, lo toma, le guarda un poco de ropa en un tanate, lo envuelve a toda prisa y sale corriendo a esconder al dichoso niño de cinco años. Pero en su prisa, el niño se le cae de las manos y se rompe las piernas. Como no hay sangre, no importa. La pobre y angustiada mujer sigue su camino pues su único interés es proteger la vida del niñito ahora quebrado de sus extremidades inferiores. Y aquí está el meollo del asunto: Como dice mi esposa... por hacer una paloma hizo un burro...
Porque claro, la niñera, de origen humilde, iletrada, pobre, sin recursos, nunca fue a la escuela, nunca salió de su cantón y muchas otras cosas... lo llevó al único lugar que ella conocía: Lodebar. ¿Su traducción? Basurero. Pero ella no conoce de traducciones. Solo sabe que en ese lugar el desdichado niño estará seguro de cualquier persecución. Y así fue. Nadie se imaginó que en un basurero vivía un principe. Un niño de sangre real. Una criatura heredera al Trono de Israel. Merecedor de comer manjares y ambrosía en lugar de basura. Nadie se iba a imaginar que en ese basurero podría existir un ser que merecía la mejor educación, la mejor ropa y las mejores amistades... Pero su nodriza no lo sabía. Lo único que ella sabía era que estaba cuidando a un huérfano. A un niño ahora lisiado que necesitaba cuidados que solo ella le podía dar... Y el principe se convirtió en un pordiosero... Alguien sin educación. Alguien sin cultura, sin principios éticos. Sin saber siquiera usar cubiertos a la hora de la comida. ¿Para qué, si la basura se come con los dedos? Alguien que nunca ha usado una taza para tomar café. A lo más que ha llegado es a tomar agua contaminada en un bote que antes era un recipiente de frijoles enlatados. Así era la vida que la nodriza le pudo dar a esa criatura...

Hasta que sucedió lo impensable: El Rey David busca a alguien que esté vivo de la casa de Saúl. Alguien a quien horar a causa de una deuda moral que contrajo con Jonatán y que solo él sabe de qué se trata. Tiene una deuda y hay que pagarla. David es un hombre de palabra. No se echa para atrás a la hora de cumplirla. Su integridad le prohíbe no hacerlo. Así que remueve cielo y tierra para dar con alguien de la Casa Real de Saúl o Jonatán. Y, claro, el Rey tiene poder para remover los escombros sociales que qiera. Y lo encuentra. El niño, ahora hombre, se encuentra en un lugar llamado Lodebar. En el basurero del pueblo, como quien dice. En una champa de plástico y cartón. Hoy, elegantemente se les llama "relleno sanitario" en honor a los que viven en esos lugares buscando qué comer...
Y lo manda a traer. Como hace un tiempo mandaron a Alguien a buscarnos. Y nos encontraron. ¿Donde? ¡Vaya usted a saber!  El Rey del Universo removió cielo y tierra hasta encontrarnos. ¿Como? Tampoco nos interesa. Pero nos encontraron...
Y allí tenemos al indigente, sentado a la mesa real. ¿Se imagina el trauma? De la noche a la mañana, el ex-recogedor de basura se halla sentado entre príncipes. Salomón por un lado. El General Abner en la otra silla luciendo sus medallas. Absalón, el más hermoso de los hijos del rey con su melena de lujo... El Rey David...y en otra silla, el lisiado... el que vivió entre la basura, ahora sentado entre manteles, con platos de porcelana francesa frente a él, cubiertos de oro (¿para qué será esa cosa con dientes?) platos de todos tamaños que a saber cómo se usan y para qué sirven, trapitos de fino algodón que alguien le pone sobre las piernas, comidas exóticas, bebidas de colores intrigantes y muchas cosas más... Mefiboset está asustado. Nunca ha usado tanta parafernalia y ahora no sabe qué se debe hacer en este caso. Se avergüenza. Se siente mal. Él no sabe de protocolo. Nunca ha estudiado, nunca ha asistido a una escuela (al igual que su madre adoptiva), nunca salió del basurero o del cantón, nunca se rozó con gente que no fuera de su misma clase, nunca leyó un párrafo de nada, nunca vio televisión ni escuchó radio. Mefiboset se siente fuera de lugar. No está en su ambiente de basura y hediondez. Mefiboset no sabe comportarse entre la gente de sociedad. Su nana nunca le cultivó la mente. Nunca lo envió a estudiar. Aunque era príncipe, nunca tuvo la oportunidad de ir a la universiad. Aunque era príncipe fue criado como un pordiosero. Aunque tenía sangre real... lo criaron como un plebeyo...
¿Se parecerá esta historia a nuestra propia historia? ¡Glorial al Señor por David...! ¿No le parece? Nuestro David, el Señor Jesús, vino desde Su Trono a este basurero a buscarnos... Y nos encontró. Y nos ha sentado a la Mesa. Nos ha sentado en Lugares Celestiales... Eso dice Su Palabra y yo lo creo. Aunque a veces me parezco a Mefiboset...

Comentarios

  1. Me encanto tu escrito, estaba buscando ampliar el panorama sobre la historia de Mefiboset y encontre justo lo que queria, gracias, saludos desde Guatemala.

    Brian B.

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  2. wooo que hermoso tu escrito escribía un tema sobre las mujeres que ofrendaron y buscaba algo sobre Rispa, pues considero que es una mujer que ofrendo su vida al cuidado (del de huérfano y desvalido mefiboset. me has ampliado el panorama. muchas gracias... Dios te bendiga.
    Grey C.

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