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Mostrando entradas de octubre, 2011

MEFIBOSET, DE PRINCIPE A PERRO... (3a. PARTE y final)

Se postró él de nuevo, y dijo: ¿Quién es tu siervo, para que tomes en cuenta a un perro muerto como yo? (2 Sam. 9:8) David ha enviado a traer a Mefiboset. Lo encuentran en Lodebar. La muchacha que lo salvó no tenía otro lugar a donde llevarlo más que el que ella conocía: El basurero... El cantón. El pueblo. El barrio. Aunque ella sabía que ese niño era príncipe, no tuvo los recursos necesarios para educarlo como tal. Por lo tanto le dio lo único que tenía: amor. Lo educó para amar pero no para vencer. Habemos muchos de nosotros que fuimos enseñados a trabajar pero no a amar. Fuimos educados para triunfar pero no para ser tiernos. Fuimos enseñados a odiar pero no a respetar... Mefiboset fue enseñado a vivir... pero en la mediocridad... Y se asombra cuando el Rey lo tiene enfrente. Se siente inmensamente mal. ¿Qué puede querer de mi el Rey? ¿De mi, que no soy nada? ¿De mi que provengo de cuna humilde? ¿De mi que ni siquiera el bachillerato logré sacar? Son preguntas fuertes y dolor

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 2)

Bueno, ayer vimos en la primera parte lo que son las "buenas" intenciones. La muchacha que rescató al bebé Mefiboset hizo lo posible para que al príncipe no le pasara nada. Lo cuidó a su manera. Le dio lo que tenía a su alcance. Sus recursos eran limitados, así que le proveyó lo que en su capacidad y entendimiento era lo necesario: Vida. Solo eso. Vida. Y allí tenemos a un principe viviendo en Lodebar. En un basurero. Un principe comiendo desperdicios. Un principe vistiendo harapos. ¿Fue culpa de su niñera? No. Ella no conocía otro estilo de vida. ¿Fue culpa del príncipe? No. Él solo se dejó llevar. No tenía opción. ¿Fue culpa del gobierno? No. El sistema así funciona. Frío. Sin sentimientos. El pobre es pobre. Que se aguante. No choice... Entonces. ¿A quien culpamos? ¿A Dios, talves? Esas son las preguntas que muchos nos hacemos cuando vemos nuestras vidas que no salen a flote. Muchos viven de deuda en deuda. Años vienen y años pasan y nunca le ven la "cara&

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

"...y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo... (2 Sam. 4:4) Seamos francos: No siempre nuestras buenas inteciones serán buenas al final. Claro, esto no quiere decir que no debemos tener buenas intenciones. Lo que estoy diciendo es que no siempre serán buenas. Sin duda provocaremos algún problema en los demás ya que la Biblia lo dice claramente: Tus mejores intenciones son como trapos de inmundicia... Quizá por eso es que antes de hacer una buena obra, debemos preguntarle al Señor qué es lo que Él quiere hacer para no echar a perder a alguien o algo... En este caso, le hablaré de la nodriza de Mefiboset... La historia es apasionante. Como que fuera una historia sacada de un cuento de hadas. Solo que fue real. Y sigue siendo real. Porque el protagonista principal de esta historia es David, que, en lo general, se trata de Dios. Es Dios vistiéndose de David... Aunque quien paga los platos rotos es el niño Mefiboset... y su niñ

MOVIENDO TIENDAS...

Génesis 13... Hoy en la mañana, platicando con mi esposa sobre un mensaje que predicó, me comentó algo que me hizo reflexionar profundamente en mi propia vida espiritual... Y me inspiró este escrito que comparto con ustedes por este medio. Se trata de Abram y Lot. Tío y sobrino respectivamente. Uno fue llamado a dejar todo para ir a un tierra que Dios le promete. El otro se pega al tío. El tío es de bendición y el sobrino recoge la bendición. Es decir, tío y sobrino empiezan a ser bendecidos por Dios. Pero la fuente primaria de esa bendición es Abram. No hay que perderlo de vista. El sobrino prospera porque está, anda y vive con Abram. Solo él no tiene nada. Todo lo que tiene es gracias a la relación que el tío tiene con su Dios. Dios y Abram son amigos. Y los amigos de Abram son amigos de Dios... mientras permanezcan juntos... Y aquí está el dilema. Llegó un momento en que ambos ya no podían estar juntos. ¿El motivo? Los pastores empezaron a pelearse por los pastos que alimentaba

LOS BESOS...

Hay besos y besos.... Unos son de amor y cariño. Otros son de rencor y odio. Unos son de agradecimiento. Otros son de rechazo. ¿Cómo diferenciarlos, si son tan parecidos? Una mala noticia. No podemos hasta que nos damos cuenta que han cumplido un propósito. Si son dados por unos labios amorosos, nos harán sentir su amor... Pero sin nos besa alguien que nos odia, también lo sabremos cuando se desvele la realidad... Mientras tanto, no hay manera de saber si quien nos besa lo está haciendo para bien o para mal... La Cosa Nostra, un segmento de la Mafia siciliana tiene esa costumbre: cuando uno de sus mienbros ha sido condenado a muerte por alguna infracción a la Familia, se le da un beso. Solo uno. Y se le besa en la mejilla izquierda. El que lo recibe sabe que tiene que arreglar cuentas porque le quedan pocos minutos de vida. No hay manera de evitar la muerte. Ha sido sentenciado. Ha sido besado... Pero antes de que existiera la Mafia siciliana ya había esa costumbre. Era rom

JOB Y SUS PREGUNTAS...

¿He pecado? ¿Qué te he hecho a ti, oh guardián de los hombres? ¿Por qué has hecho de mí tu blanco, de modo que soy una carga para mí mismo? (Job 7:20) La torre cayó. Dieciocho murieron. ¿Se merecen morir? Eso es lo que los discípulos deben haber pensado cuando Jesús comentó sobre esa tragedia. Roma atacó. Jerusalén ha caído. Cientos de personas murieron. ¿Se lo merecen? Dos torres cayeron en New York. Tres mil personas murieron. ¿Se lo merecen? Yo simplemente estaba viviendo mi vida. Yo era obediente . Yo estaba metido en la Iglesia . Estaba cantando coritos. Estaba orando con mi congregación. Estaba dando ofrenda, s in embargo, miren lo que pasó. Once días lloviendo y muchas personas muriendo. Cuántos niños en abandono. Casas destruídas. Ancianos desamparados. Policías abandonando sus hogares para cuidar hogares ajenos.  Socorristas exponiendo sus vidas para salvar otras que quizá ni las gracias les dieron... ¿Por qué, Señor? ¿Qué te hemos hecho? ¿En qué hemos pecado? ¿Merece

¿QUÉ ES LO QUE VEO, ENTONCES...?

Pero Samuel dijo: ¿Qué es este balido de ovejas en mis oídos y el mugido de bueyes que oigo? (1 Sam. 15:14) ¡Ah! cómo nos engañamos. Creemos que los únicos que sabemos quienes somos, somos solo nosotros... Cuando una pareja se pelea en la casa y luego salen para la Iglesia, ellos creen que nadie se da cuenta de lo que acaba de suceder dentro de las cuatro paredes de su casa o en el interior de su carro... Somos artistas en querer maquillar nuestra conducta ante los demás. Presentamos nuestra mejor sonrisa, damos apretones de mano a los que encontramos en nuestro camino como para dejar un claro mensaje: Todo está bien. Delante de todos sonreímos y abrazamos hasta a los que nos caen mal... ¿Qué buscamos? La aprobación ajena. Necesitamos urgentemente que crean que somos perfectos. Que somos santos. Que hoy hay ningún pecado escondido en nuestra vida. Que nuestro matrimonio marcha de maravilla. Que nuestros hijos son el epítome de la perfección humana... ¡Uff! diría mi mamá... Po

PRODUCTORES DE FRUTOS...

Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino. (Mat. 21:43 NVI) Jesús está contando una parábola. La parábola del dueño de la hacienda que regresa despues de un largo viaje para recoger sus frutos de los hombres a quienes se la dejó encargada. Estos, abusivamente, mataron a su emisario. Después les mandó otro pero lo apedrearon. Por último, les envió a su Hijo pensando que por ser el hijo lo respetarían. Pero también lo mataron. Y el dueño de la hacienda se enojó y fue entonces cuando sentenció lo que usted ha leído en la cita de Mateo. El reino se les quitará a aquellos que no respondan conforme el grado de confianza que se les brindó y se le dará a un pueblo que rinda los frutos que debe rendir. Para empezar, mis queridos hermanos cristianos, debemos saber que nada es nuestro. No somos dueños de nada. Solo somos mayordomos. El Verdadero Dueño de todo es el Señor. Él nos ha encargado a nosotros, s

DOS VESTIDOS...

Deut. 22:11 No vestirás ropa de lana y lino juntamente. ¿Acaso está Dios interesado en lo que vestimos? ¿Le interesa realmente que cuidemos la ropa que usamos? Bueno. En este tema hay mucha tela que cortar. Unos critican a los que enseñamos que el cristiano debe vestir adecuadamente a su confesión.  Las mujeres deben vestirse como mujeres y los hombres pues igual: como hombres. A propósito de esto: Le dejo una pregunta a ver si me la puede responder... Vemos  menudo mujeres usando pantalón. (Que conste: este artículo no pretende sentar una cátedra sobre esto), pero me pregunto si hay pantalones de hombre y pantalones de mujer. Porque sencillamente un pantalón es un pantalón, ¿cierto? Bueno, pero no entremos en discusiones que no nos van a llevar a ninguna parte. La pregunta que le tengo es la siguiente: Cuando vemos a una mujer usando pantalón, damos por sentado que ese bendito pantalón es de mujer... ¿estamos de acuerdo? Ahora bien: Si usted ve a un hombre usando una falda... ¿pod

ABUELA Y MADRE...

Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también (2 Tim. 1:5) ¡Asombroso! ¡Qué buen trabajo hicieron estas dos mujeres! En primer lugar vemos que Pablo exhorta a su alumno Timoteo a que siga viviendo en el estilo de vida en el cual fue enseñado.  Pablo no duda que la fe de su discípulo es sincera. Fue bien cimentada desde su niñez. No hay duda que sus padres hicieron un excelente trabajo con ese joven. Hoy, Timoteo es todo un pastor. Dirige una de las congregaciones de Asia que Pablo fundó y lo dejó a él a cargo de aquellas ovejas. Confió en su alumno por muchas razones, pero una en especial le llamó la atención: Su fe. Pablo sabía perfectamente que su alumno no lo iba a dejar avergonzado. Sabía que si pasaba alguna situación extrema, Timoteo saldría adelante sin rebajar su estándar. Su carácter no era negociable. No tenía precio. Sus fundamentos estaban bien puestos y su principio

RECUERDA BIEN... (Deut. 7:18)

"...no tengas temor de ellas; recuerda bien lo que el SEÑOR tu Dios hizo a Faraón y a todo Egipto:" Israel está a punto de entrar a la Tierra Prometida. Su periplo por el desierto de cuarenta años ha terminado. Se acabó el maná. Se terminó el calor abrazador. Se terminaron los días de tormentas de arena, caminar sobre dunas secas y ver oasis por el camino... Lo que sigue es lo verde del follaje. Árboles frutales, cabras manando leche e higueras destilando miel...¡Al fin...! Un descanso en la ruta hacia la libertad. Están en la frontera. Cadis Barnea es el lugar donde ellos están pensando: ¿Podremos vencer a esos gigantes? ¿Podremos ganarles la tierra? ¿Podremos instalarnos en esa tierra que, aunque hermosa, es también hostil? Esas y otras preguntas se están haciendo los israelitas antes de dar el siguiente paso. A lo lejos se ven los valles y hondonadas. Los cerros verdes y llenos de vida. Atrás está el desierto, adelante está lo hermoso. El agua abundante. La comida fresc

VE Y MATA... NIÑOS... (1 Sam. 15:3)

"Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por completo todo lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a hombres como a mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos." En una ocasión un teólogo cristiano me cuestionó del por qué el Señor da esta orden a Saúl por medio de Samuel. La orden es ingrata, me dijo. No puedo creer en un Dios que ordene que maten animales y niños de pecho por culpa de un rey que no quiso plegarse a sus instrucciones como lo fue Amalec. No entiendo a ese Dios... Gloria al Señor por mi maestro en la Palabra del Señor que me enseñó con mucha autoridad y conocimiento los misterios que hay debajo de la tinta que forma la Palabra de Dios. Y glorifico al Señor también porque me ha enseñado que cuando Él da una órden, Él sabe por qué y para qué la da. No estamos creyendo en un Dios caprichoso. En un Dios que hoy dice una cosa y mañana la cambia. No. Estamos ante un Dios Poderoso que cuando dice

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

Esa fue la órden de Jesús cuando resucitó a Lázaro. Primero quitaron la piedra. Él lo resucitó. Lo volvió a la vida. Pero sigue atado. Así como suena. Atado. Bien amarradito de pies a cabeza. Bien atado al licor. Al paquete diario de cigarros... Bien atado al adulterio. Bien atado a las drogas. A la fornicación. A la pornografía... A la lascivia... A muchas cosas más que usted sabrá qué nombre ponerle... Usted sabrá... Yo siempre me pregunto: ¿Qué pensarían los que desataron a Lázaro? ¿Tendrían miedo de tocar a un muerto viviente? ¿Habría alguien que trató de olerle para saber cómo huele un resucitado? Recuerde que tenía cuatro días de muerto... No olía a Carolina Herrera ni mucho menos... Pero Jesús ordena lo que ya leyó. Desatenlo. Yo ya lo resucité, ahora ustedes lo desatan. Vean como hacen, queridos pastores, pero me desatan a los que Yo resucito. No sé como le van a hacer queridos maestros de la Palabra... pero tienen que desatar a todos los que yo vuelvo de la muerte a la vid

LA CONCLUSIÓN DE TODO...

La conclusión, cuando todo se ha oído, es: temer a Dios y guardar sus mandamientos, porque esto se aplica a todas las personas. Eclesiastés 12:13   El penúltimo verso de Eclesiastés es una declaración del propósito final, racional, moral y ético de la vida. Tenga en cuenta que se aplica a todas las personas, no sólo a aquellos que dicen seguir a Jesús. La perspectiva de Eclesiastés, es que este resumen cubre a todos en la tierra de todos los tiempos y en cada circunstancia. ¿Por qué? Debido a que esta respuesta es parte del tejido mismo de estar vivo. Hay, al final, sólo un objetivo real en la vida . No es llegar al cielo. Ni siquiera es redimir la tierra. Es de temer a Dios y hacer lo que Él dice. ¿Por qué es esta la respuesta final? Porque la vida no ofrece certidumbre para cualquiera de nuestras más nobles esperanzas. En otras palabras, la historia humana, a la vez intelectual y experimental, no es un sueño. Es una pesadilla. Está dominada por una sensación de inutilidad fea donde

EL PECADO MÁS GRANDE...

Sólo hay un pecado que dura para siempre: el pecado de decirme a mí mismo no hay ninguna razón para levantarme cuando me han derribado... Porque: ¿Puedo seguir siendo tu hijo después que pequé, Señor? ¿Me sigues amando aún con todo lo que he hecho contra Tí, Señor? ¿Responderás mis oraciones aunque he dejado de orar, Señor? He perdido el rumbo... ¿aún tengo cabida en tu Trono, Señor? Me porté mal con mi esposa... ¿Me amas aún Señor? Critiqué a mi hermano en la congregación. ¿Podrás escucharme todavía, Señor? He sentido un tremendo deseo de quitarme la vida a causa de mis problemas... ¿Aún soy tu hijo, Señor? Odio a mi suegra cuando nos visita. ¿Podré entrar a Tu Presencia, Señor? No he sentido deseos de ir a la Iglesia. ¿Puedes perdonarme, Señor?   Estas y muchas cosas más vienen a nuestra vida. Somos derribados de nuestra Torre de oración. Nos quedamos dormidos todo el tiempo. Es la una, dos, cuatro, cinco de la mañana y preferimos lo caliente de las sábanas que levantarnos a orar y