LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 2)

Bueno, ayer vimos en la primera parte lo que son las "buenas" intenciones.
La muchacha que rescató al bebé Mefiboset hizo lo posible para que al príncipe no le pasara nada.
Lo cuidó a su manera. Le dio lo que tenía a su alcance. Sus recursos eran limitados, así que le proveyó lo que en su capacidad y entendimiento era lo necesario: Vida. Solo eso. Vida.

Y allí tenemos a un principe viviendo en Lodebar. En un basurero. Un principe comiendo desperdicios. Un principe vistiendo harapos.

¿Fue culpa de su niñera? No. Ella no conocía otro estilo de vida.
¿Fue culpa del príncipe? No. Él solo se dejó llevar. No tenía opción.
¿Fue culpa del gobierno? No. El sistema así funciona. Frío. Sin sentimientos. El pobre es pobre. Que se aguante. No choice...

Entonces. ¿A quien culpamos? ¿A Dios, talves?

Esas son las preguntas que muchos nos hacemos cuando vemos nuestras vidas que no salen a flote. Muchos viven de deuda en deuda. Años vienen y años pasan y nunca le ven la "cara" a su sueldo. Las deudas se llevan todo. No hay aumentos porque no hay títulos. Hay que conformarse con la poca educación que nos dieron y no podemos aspirar a más.

Mientras unos viven en buenas casas y buenos barrios, la mayoría viven hacinados en palomares. El nombre que el gobierno y los constructores les dan es un poco más elegante: Multifamiliares. Pero no hubo manera de poder estudiar, alcanzar otos niveles de cultura para poder aspirar a vivir en las zonas de lujo. Eso no es para los Mefiboset de hoy.

Sin embargo hubo esperanza para Mefiboset: David lo sienta a su mesa. Sin reparar que no sabía cómo sentarse, no sabía utilizar cubiertos, no sabía comer con la boca cerrada, sus eructos al final eran un escándalo para los demás, pero David hace caso omiso de todo eso. Lo que David busca es darle a Mefiboset lo que la vida le robó. Lo que David quiere es cumplir una promesa hecha años antes a cualquier hijo de su amigo Jonatán. Y Mefibose es el afortunado. Es el único que queda y a él le tocó el premio de "Quien quiere ser millonario". Mefiboset está sentado en la mesa del rey. Le guste a quien le guste y le caiga mal a cualquiera. El rey manda. Ni modo.

¿Y nosotros? ¿Por qué nos amargamos solo porque la vida no nos permitió escalar gradas sociales? ¿Nos enojamos con nuestros padres porque nunca nos sacaron más allá de la colonia? ¿Nos entristece el hecho de no haber asistido a la U? ¿Nos rebelamos ante la realidad que no podemos vencer el status quo?

Hoy no es David, el pastor quien nos invita a su mesa. Hoy es el Rey del rey David. Se trata del Rey Jesús. Él vino desde el Cielo y bajó a la tierra, se enlodó sus pies para buscarnos. Se enlodó sus vestiduras Santas con tal de encontrarnos. Se vistió de carne y bajó hasta los arrabales más sucios y preguntó por nosotros. Con un solo fin: Sentarnos a Su Mesa. Cobijarnos bajo el mantel de su Misericordia y Amor. Ponernos entre los grandes de la tierra y servirnos vianda para nuestras vidas. Avergonzó a las huestes y potestades cuando mencionó nuestro nombre y nos invitó a estar a Su Lado. Su único deseo es que estemos con Él. Nos presentó a Su Padre y nos llamó "hijo". Nos vistió con ropas reales y ordenó que nos sirvieran ambrosía celestial...

Quizá nuestras niñeras nos dieron solo lo que pudieron. No tenían nada más que darnos. Nunca nos llevaron ni siquiera al zoológico porque, o era el paseo o era el pan... y siempre ganaba lo segundo...Nuestras niñeras no conocían otro mundo más que el que nos enseñaron y eso era suficiente... No hubo bachillerato, no hubo universidad, no hubo títulos... solo mediocridad, pobreza y miseria...
Pero nuestro Rey no nos abandonó. Preguntó por nosotros y el diablo le dijo que estábamos en un basurero de amargura, de odios, de pecados, de lujurias y borracheras. Le dijo que para qué nos quería si estábamos lisiados. No servíamos para nada. No teníamos roce social ni siquiera sabíamos dar "gracias"...
Pero el Rey no se desanimó. No culpó a nadie. Solo nos encontró y nos invitó a formar parte de Su Familia. Él se convirtió en nuestro hermano Mayor...
¿No le parece maravilloso? Con razón aquel ciego de la historia, cansado de tanta pregunta le frotó en la cara a los "doctores de la Ley": Yo no sé qué paso. Lo que único que sé es que antes yo era ciego y ahora veo. Antes éramos como Mefiboset. Ahora somos lo que siempre fuimos pero no lo sabíamos: Hijos del Rey...

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