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Mostrando entradas de enero, 2021

LA BÚSQUEDA

Lucas 15:9 "Alegraos conmigo porque he hallado la moneda que había perdido.” ¿Se imagina usted a una señora barriendo toda una casa, levantando muebles, moviendo sillas y pasando la escoba por todos los rincones de su casa hasta encontrar algo que había perdido? Sin duda le ha sucedido algo parecido. Cuando usted pierde algo de gran valor y de pronto se da cuenta que no lo tiene a la vista, empieza con cierta ansiedad a buscarlo.  Remueve cajones, bolsos, levanta las esquinas de su guardarropa, busca entre las bolsas de su ropa, se tira al suelo y no descansa hasta encontrarlo.  Hasta entonces se siente tranquilo porque lo ha hallado. Esto le puede tomar horas o días lograrlo. Ahora sí, lo pone en un lugar seguro para no correr el riesgo de volverlo a perder. Esto me vino a la mente ayer que salí de mi casa para ir a predicar a una congregación en San Marcos. En medio del tráfico de la hora, iba imaginando al Señor Jesus barriendo todas las calles, callejones, avenidas, cent

ESCLAVOS

  2 Pedro, 2:19  “…pues uno es esclavo de aquello que le ha vencido…” El 1 de enero de 1863, Abraham Lincoln decretó el fin de la esclavitud en Estados Unidos y le devolvió la igualdad de derechos y privilegios a todos los que estaban en esa condición.   Aunque aún hay conatos de segregación racial en esa nación al igual que en otras, se acude a la Constitución para reclamar las libertades civiles.  En ella está plasmado que todos los hombres son iguales para la ley civil. Pero la Biblia tiene otra opinión al respecto, y no se trata de la esclavitud como la ejercían los poderosos de aquella nación. La esclavitud de la que nos habla la Palabra de Dios es la esclavitud del alma al pecado.  Porque no nos hemos dado cuenta que en muchos aspectos, el ser humano sigue siendo esclavo.  Por más que Lincoln haya luchado por las libertades civiles en su país y que hombres tan famosos como Malcolm X, Martin Luther King y otros han dado sus vidas por reclamar sus derechos de libertad, no logra

LA PIEDAD

Muchas personas van a Nueva York a buscar el “sueño americano” y nunca lo encuentran. Se dedican a trabajar, comer y trabajar. Es un círculo vicioso del que no salen nunca. Cuando ya están ancianos, desean regresar a sus países y es cierto, regresan con dinero, pero vacíos de la belleza, lo impresionante y la riqueza que esa ciudad -como todas-, tiene para ofrecer. La vida no es solo dinero ni comida. Es mucho más que eso. La vida es una constante búsqueda del ser interior, de lo que realmente necesitamos para sentirnos vivos.  Es una búsqueda insistente de quienes somos, por qué estamos aquí, qué vinimos a hacer y que podemos aportar para los demás. En el baúl de mis recuerdos, hay uno que me ha venido hoy a la mente para escribir lo que está leyendo. Algunos me criticarán porque quizá me salgo del ámbito evangélico, pero otros tal vez puedan comprender mi pasión por Jesus, es tanta mi pasión por Él, que lo veo en todas partes y en todos los lugares. ¿Qué andaba buscando un día en

ELIAS

  No se si ya les hablé de otro de mis amigos que más admiro. Es un viejo cascarrabias. Su forma de vestir es muy peculiar.  Es un iconoclasta de la moda. No le interesa impresionar a nadie con su ropa. Se pone lo que primero encuentra a mano y eso me dice mucho sobre su personalidad solitaria. No tiene amigos porque su carácter es frontal y a veces duro. Lo que me gusta de él es que es un hombre que ama a Dios y se ha entregado en cuerpo y alma a su servicio. Hizo un acto que ha pasado a la historia como un hito que nadie ha vuelto a repetir: Hizo que bajara fuego del cielo cuando la idolatría estaba en su peor apogeo en la tierra de Israel. Su nombre es paradigma del anuncio del regreso de Cristo. Es tan admirado que aún hoy, en ciertos grupos religiosos, cuando celebran la Pascua, dejan una silla vacía en la mesa donde se espera que se siente él si es que esa noche regresara para anunciar la llegada del Mesías.  Se llama Elías. Y su nombre tiene dos significados: Precursor o Jeh

LOT Y SUS HIJAS (5 y final)

  Génesis 19:36 “Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre” Usted debe saber el asunto del “Factor gallo”.  Este síndrome ataca a todos aquellos que se sienten seguros de sí mismos, aquellos que, como el gallo, presumen de que son invulnerables ante los avatares de la vida. Son los presumidos y orgullosos de sus propios méritos. Eso fue lo que perdió a Lot y todas sus riquezas así como su familia. Pensó que fuera del radar de su tío Abraham podía salir adelante. Menospreció la sabiduría que las canas del tío tenía a su disposición y todo el consejo que podría haberle dado para vivir seguro, cobijado por la bendición de Dios que pudo haber tenido. Pero no, nuestro amigo Lot se sintió -como decimos en Guatemala-, “muy gallito”. Y esa fue su perdición. Y el triste final de este heredero de Abraham venido a menos, se encontró un día siendo abuelo y padre de dos niños. Sus hijas… bueno, no entraré en detalles morbosos. Solo haré algunas preguntas al respecto: ¿Donde aprendieron e

LOT Y SU FALLIDO MATRIMONIO (4 de 5)

  Génesis 19:26 “Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal” Todo empezó cuando los pleitos con su tío se hicieron insoportables. Según la tradición, Lot había sido adoptado por Abraham a la muerte del padre. Dicen que un tío es un segundo padre. Y para Lot eso fue cierto. Abraham lo educó, lo guió y lo enseñó a manejar sus ganados, tanto que prosperó en gran manera. Pero el sobrino, cuando ya se vio abundado, empezó a discutir con su padre adoptivo porque ya no quería recibir órdenes de quien no era su verdadero padre. Escuche las tristes palabras del bonachón del tío Abraham: Génesis 13:8 “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos…” Entre nosotros dos. Eso nos dice mucho. Los pleitos empezaron entre el sobrino y el tío. Luego se fue contagiando el resto. Pero el problema empezó con el sobrino que ya empezaba a dar muestras de autosuficiencia. Ya no quería tener autoridad sobre él. Se creyó grande y quería ser li

LOT (3 de 5)

  Génesis 19:16 “Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas…” Todo lo que hacemos deja huellas.  La vida que hemos vivido la llevamos escrita para quienes sepan leer.  No nos engañemos, Dios no puede ser burlado. Si me preguntaran si podría volver a nacer y qué cosas no haría en mi nueva vida… haría un inventario de las experiencias que dejaron cartas abiertas de mi paso por la vida y que son recuerdos dolorosos y algunos vergonzosos que hablan mal de mi conducta pasada.  Lot desperdició la única oportunidad de lograr cumplir el propósito de Dios para su vida. El haber visto desde el principio los valles, los pastos y todo lo material que llenaba su horizonte, le hizo dejar de ver a las personas.  Vio lo perecedero y no vio lo importante. Así somos muchos que nos llamamos hijos de Dios. Ponemos nuestra vista e intereses en lo material sin darnos cuenta que a nuestro alrededor existen personas hambrientas de cariño, de

LOT (2 de 5)

  Génesis 19:12-13 “Saca de aquí a tus yernos…pero sus yernos pensaban que su suegro se estaba burlando” (La Unidad) Lot había sido totalmente mesmerizado por la cultura de Sodoma y Gomorra.  Se había sumergido tanto entre dos ambientes: por un lado, tenía una pizca de temor a Dios, pero por el otro, como muchos cristianos, se había vuelto tolerante con la cultura de su entorno. Como el camaleón, había adquirido el hábito de hacerse al mundo que lo rodeaba y se cubría con los colores del pecado cuando le era conveniente en sus negocios o su trabajo. Es decir, caminaba entre dos mundos. Secretamente recordaba al Dios de su tío Abraham. En público hablaba chabacanerías, vulgaridades y palabras profanas.  Sus costumbres eran duales. Su doble moral lo empujaba a donde debía ir en determinados momentos. Con unos pocos se expresaba con un lenguaje cristiano, pero con la mayoría era carnal y callejero.  ¿Por qué sus yernos no le creyeron cuando les fue a decir que Dios iba a destruir su

LOT (1 de 5)

Génesis 19:12 “Luego dijeron los varones a Lot: ¿Qué estás haciendo en este lugar? (La Unidad) El capítulo 19 de Génesis nos muestra los resultados que se obtienen cuando un padre, cabeza de familia decide dedicarse primero, a las cosas del mundo y poner las cosas del Reino de Dios en segundo lugar.  Este episodio en la vida del sobrino de Abraham, Lot, que caminó un buen trecho bajo su cobertura, que lo vio haciendo altares en su caminar, que lo observó despojarse de todo deseo material, que lo escuchó enseñar los mandamientos de Dios a sus siervos, que quizá oyó cuando corrigió a su esposa Sara porque a veces ella era demasiado temperamental, sí, este sobrino Lot, un día toma la fatal decisión de abandonar el nido de su tío que buscaba como agradar a su Dios, y se fue a buscar la manera de agradarse a sí mismo.  Y escogió Sodoma y Gomorra.  Dos ciudades gemelas. Y, como gemelas, tendían a hacer las mismas cosas perversas. No tenían el Nombre de Dios en sus corazones ni les inte

LOS CARNEROS

  Viendo en el canal Animal Planet un programa sobre la vida salvaje, aprendí algo sobre los carneros machos. Cuando ha llegado la hora de celo, cuando la naturaleza exige que empiece la reproducción en el reino animal, los carneros jóvenes quieren a las hembras del rebaño y se empiezan a acercar a ellas para buscar su pareja. Pero de pronto, de en medio de todos, sale el líder, un carnero viejo y experimentado que reclama al rebaño como propio. No permitirá que otro venga a tomar lo que le pertenece. Y empieza una batalla encarnizada entre ambos para saber quién es el que manda.  El problema es que su manera de pelear es peculiar: entrelazan sus cuernos que a estas alturas son cornamentas largas e intrincadas con las que pretenden botar a tierra al contrincante.  Pero a veces quedan atrapados en ellas y no se pueden soltar. Dicen los comentaristas que así pueden pasar varios días o semanas hasta que uno de ellos muere y el otro tiene que pasar otro buen tiempo arrastrando el ca

DE SAULO A PABLO

Hechos 22:8  Y respondí: "¿Quién eres, Señor?" Y El me dijo: "Yo soy Jesús el Nazareno, a quien tú persigues… Y yo dije: "¿Qué debo hacer, Señor?” Pablo es un hombre de tres culturas. Judio de nacimiento. Ciudadano romano. Griego por estudios. Así que hablaba los tres idiomas más importantes de su época: hebreo, latín y griego. Había estudiado a Platón y conocía los escritos de los poetas atenienses.  Así que humanamente hablando, era un erudito. No había quién le diera -como decimos en Guatemala-, atol con el dedo. Era un hombre de carácter duro como la roca y de principios no negociables y de una basta cultura que se podía mover en cualquier nivel social. En lo espiritual, fariseo de segunda generación de la más dura línea. Educado bajo la tutela del nieto del famoso Hillel. Gamaliel le había enseñado todo lo concerniente a la Torá y sus leyes. Sabía usar los idiomas a su antojo y no le temblaba el pulso cuando de actuar en contra de todos aquellos que no obe

¿POR QUÉ SOLO TROMPETAS?

  Josué 6:4 “Y siete sacerdotes llevarán siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca; y al séptimo día marcharéis alrededor de la ciudad siete veces, y los sacerdotes tocarán las trompetas” Los israelitas han recibido la orden de parte de su General Josué que den vueltas a los muros de Jericó.  Esa batalla será una de las menos comprendidas de la historia militar. Pero también será una de las más fulminantes. Victoria total sobre los enemigos que han usurpado la tierra que les pertenece por herencia divina. Pero lo extraño de la orden es: ¡Silencio todos! ¡Nadie hable ni una palabra! ¿Por qué? Dios sabía que si permitía que el pueblo hablara mientras daba las siete vueltas a la ciudad, sus palabras podían desanimar a los que dudaban. Sabía que las palabras que hablamos son semillas y que la tierra más fértil para ellas son el espíritu del hombre.  Es por eso que les dijo: “Nadie hable ni una palabra…”  Pero el séptimo día, cuando escuchen sonar las trompetas, todos griten

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

Bueno, vamos a despejar algunas dudas con respecto a una de las cuatro mujeres más bellas del mundo en los tiempos bíblicos del Antiguo Testamento. Y vamos a ver por qué un príncipe de la tribu de Judá -Salmón-, decide casarse con una dama de mala fama en aquellos tiempos. Yo admiro a Salmón. Lo admiro porque siendo un heredero de la tribu monárquica, no duda en enamorarse de una mujer que ante los demás dejaba mucho que desear. La fama que tenía no era precisamente agradable. Sin embargo, este príncipe no duda en hacerla su esposa y vivir a su lado una de las experiencias más hermosas registradas en la genealogía del rey David y luego del Rey Jesus. Investigando un poco más sobre el apelativo con que llamamos a Rahab de “ramera” que para nosotros tiene una connotación no muy buena, he encontrado la siguiente definición: “(Nuevo Diccionario de la Biblia) El término hebreo que se traduce como "ramera" podría indicar también a una persona que tenía una casa de huéspedes