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Mostrando entradas de agosto, 2020

DESCONOCIDOS

  Mmmmm, los seres humanos somos complicados. No nos entendemos ni a nosotros mismos. Tenemos vericuetos en el alma que nos atoran en un túnel a veces sin salida y entramos en pànico a causa de nuestros deseos insanos.  La mayoría de personas nunca están satisfechas con lo que tienen.   Siempre quieren más. Y, lo peor es que como dice la Escritura, los ojos nunca se cansan de ver y el alma de desear.   En el alma nacen los deseos y se impactan en la mente, es por eso que los pensamientos siempre están deseando cumplir los deseos del alma que es insaciable. Los hijos pedían que sus padres les dedicaran tiempo. Las hijas querían ser amigas de sus madres.  Los padres deseaban un par de dìas de descanso.  Las mujeres deseaban un poco màs de tiempo para poder cumplir con sus deberes del hogar: estar con sus niños. Cuidar y limpiar aquellos cajones de su cocina que por años nunca ha podido limpiar.  Revisar la ropa de su familia. La niña deseaba estar con sus padres en casa para disfrutar

SÌSIFO

    El dolor siempre ha existido. Es parte de la vida. La tragedia de la vida es que desde que nacemos empezamos a sufrir y muchas veces nuestro sufrimiento empieza nueve meses antes de nacer. Porque no lo podemos ignorar, somos gentes quebradas por el sufrimiento,  y las circunstancias que nos rodearon hicieron pedazos muchas veces nuestro futuro y nuestros planes. Bien, nos convertimos al Señor y creíamos que todo eso pasaría. Pero no fue así. El sufrimiento, la persecución y soportar las luchas es parte de nuestro caminar.  Y entonces empezamos a ver que dentro del Evangelio hay gentes luchando contra la adversidad, como si siempre los vientos les fueran contrarios, empujando cuesta arriba la carreta de su vida cargada de cosas del pasado, traumas, dolores, desencantos y van dejando un camino regado con sus lágrimas que nunca se secan porque siempre habrá màs de ellas cada dìa. Hombres y mujeres que hicieron su confesión de fe creyendo -como les dijo el predicador-, que en cuanto

LA PODA

  ¿Usted cree que porque se porta bien con su familia, su cónyuge y con sus vecinos no va a tener que sufrir? ¿Le han enseñado que Dios es como fueron sus padres, que cuando se portaba bien le daban un premio y si se portaba mal le dan sus cuerazos?  Le mintieron.  Dios no es así. En Juan 15:2 está la respuesta a estas preguntas. Léalo despacio para que se de cuenta que ser cristiano no significa parar de sufrir.  Porque el dolor es un maestro. Veamos: “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto” Cualquier padre terrenal que ve que uno de sus hijos saca buenas notas y que es un excelente estudiante que lo honra en la escuela y que es disciplinado para hacer sus deberes, ¿que hace? Le exige màs. En vacaciones lo pone a recibir clases extras, lo inscribe en otros cursos que le puedan servir para su año que sigue, le pone tareas que a otros de sus hijos que no son de ese nivel no les interesa.  No es que no los ama, sencilla

¿Y POR QUÈ NO?

  Una de las preguntas que màs se hace la gente cuando todo el ataque del universo se vuelve contra ellos es: ¿Por qué a mi?  Eso es algo que todos llevamos dentro y que en màs de alguna ocasión preguntamos al viento.   A menos que crezcamos en la Palabra de Dios y en el conocimiento del Señor, podremos comprender que lo que Èl hace en nuestras vidas es por su pura Voluntad y que siempre lleva un propósito para nuestro bien. Eso es lo que dice la Escritura: Todo ayuda a bien a los que aman al Señor. ¿Por qué nos hundimos en ese mar de preguntas ante las situaciones difíciles que la vida nos presenta?  Eso es porque a nadie nos gusta sufrir.  Y como todos nos creemos especiales, creemos que nadie tiene derecho de hacernos sentir el sufrimiento de la vida.  Se nos ha enseñado que tenemos derechos que nadie puede violar y ese “derecho” lo hemos extendido a Dios. Nos hemos vuelto tan soberbios que le reclamamos al mismo Dios por qué nos hace sufrir. Levantamos la cara, levantamos el pu

EL AGUIJÒN EN LA CARNE

Nuestras personalidades fueron formadas los primeros siete años de nuestro crecimiento.  Se formò en el entorno de nuestra familia.   Bien o mal, allí fue donde absorbimos lo que nos ha perseguido durante los años siguientes.   Nuestras “cosas” duermen, caminan, comen y despiertan con nosotros.   Es parte de nuestro yo. Algunas de esas cosas son dolorosas porque las hicimos en ignorancia pero eso no quita que hayan quedado grabadas en nuestro interior.   No importa si usted es nihilista o no, pero siempre hay algo que nos afecta a todos. Son los aguijones. Viendo un programa de TV de animales, aprendí que las avispas domésticas, cuando pican, lo hacen ensartando su punzón que tienen en la parte trasera de su cuerpo y es por ese medio que inyectan su veneno.  El problema es que para poder seguir volando, tiene que arrancarse ese aguijón y comete suicidio ya que la única manera de soltarse del cuerpo que ha ensartado es arrancarse sus entrañas y eso la mata.  Lo que duele no es la mu

EL DOLOR (3)

Si a usted le dijeron que después de convertirse al Señor su vida iba a ir viento en popa, que ya no iban a haber vientos contrarios, que todo cambiaba para que usted viviera sin problemas de vicios, de amenazas de enfermedades y violencia callejera, a ustedes, mis amigos, los engañaron.  Porque sabemos que el Señor no nos encontró en una cuna de oro.   Nos encontró viviendo en el fango de la soledad, las enfermedades y soportando hambre y menosprecio de otros.   Estábamos enfermos.   Enfermos de deudas, de tristeza y decepción. La vida se nos hacia cuesta arriba para muchos de nosotros que trabajábamos de sol a sol sin poder salir de nuestra situación de vergüenza y humillación.   Necesitábamos urgentemente una Mano que nos consolara y pusiera bálsamo en nuestras heridas como el samaritano que atendió al herido de la paràbola de Jesus. Tanto usted como yo y todos los miles que hemos aceptado al Señor como Maestro, Salvador y Redentor, después de haber hecho nuestra confesión de fe,

EL DOLOR (2)

  Yo no se que Biblia leen los que predican solo super fe, prosperidad, empresariado, empoderamiento, y que todos los cristianos deben ser emprendedores y gerentes de alto nivel.   Que si alguien se convierte a Cristo y lo recibe como su Señor ya no tendrá que sufrir ni pasar momentos de dolor.  “Venga a Cristo y verà como su vida empieza a ser un valle de rosas y caminos de algodón”, les ofrecen.  Pero eso es utopía.  Porque la Biblia que yo leo, me muestra otro perfil de las gentes que vivieron antes que nosotros y que alcanzaron cimas brillantes en el Señor pero a base de llorar, de lágrimas, vituperios y de ser avergonzados.  Claro que si esto lo lee uno de los discípulos de esos maestros de la super fe, no le agradará en lo absoluto saber que la Biblia es un libro de gente lastimada, gente adolorida, que sufrieron momentos de angustia, depresión, traumas y persecuciones injustificadas.  Uno de mis maestros me enseñò algo: “Pastores, traten de leer la Biblia con ojos nuevos

EL DOLOR (1)

No soy un apologista del dolor, pero tampoco puedo ocultarlo. El dolor existe. A los médicos les sirve para enfocar su atención a una parte del cuerpo. Los pacientes le piden a gritos que les den algo para quitarlo, pero ellos saben que si lo hacen, el órgano infectado puede provocar màs daños al resto del cuerpo. El peritoneo infamado puede terminar en una mortal peritonitis y así por el estilo. El dolor, nos guste o no, tiene su propósito.   Si usted es ama de casa, o por lo menos tiene en su lavatrastos una esponja, va a comprender este sencillo ejemplo. La esponja tiene una virtud y un defecto. Cuando usted va a lavar los trastos primero la empapa de agua con jabón para poder limpiar sus trastos. Pero al terminar, si no la exprime, o se le pudre por el agua jabonosa que guarda en sus moléculas internas, o toma mal olor. Lo que usted hace después de usarla, es exprimirla para que la próxima vez le sea útil para que absorba el agua y el jabón que le servirá nuevamente.  Mientras

¿QUIEN MANDA REALMENTE?

Daniel 4:26 “…que reconozcas que es el Cielo el que gobierna…” Pareciera que me ensaño con mis hermanos pastores y que mis escritos van en su contra, que quizá soy amargado o traumatizado por algo que me sucedió en alguna iglesia y por eso escribo tanto en contra de las costumbres que muchos traen del mundo y las introducen en el Reino de Dios, su Iglesia y que tanto daño provocan en sus miembros.  Pero nada màs lejos de la verdad, ya que escribo para poder señalar los yerros que cometemos muchos de los hombres y mujeres que hemos sido llamados por Dios para guiar, enseñar, exhortar y ser ejemplos de la grey. Así que no estoy amargado contra nadie, ni traumado ni herido por nada ni por nadie. Aclaro algo:  sí he sido herido y lastimado por algunos, pero también he aprendido -porque me conviene-, aprender a perdonar; y perdonar, para mí, es olvidar.  Pero no puedo evitar darme cuenta de acciones que algunos tienen para con su congregación y es cuando me doy cuenta de cuanta falta no

UN HOMBRE

Daniel 2:25: “He hallado a un hombre…” Actualmente estamos viendo como las gentes se sublevan ante las autoridades que están para protegernos a todos.  La Biblia nos ordena sujetarnos a ellas ya que fueron puestas por Dios para nuestro beneficio.  Sin embargo, la naturaleza pecadora del hombre le hace siempre desobedecer las instrucciones.  Tristemente, desde nuestros comienzos en la vida no nos enseñaron a ser obedientes ni educados.  Es posible que hayamos asistido a buenos colegios o institutos de enseñanza superior de calidad, pero eso no es indicativo de que esos estudiantes hayan sido graduados por su educación y buenos modales. A lo largo de mis pocos y hermosos años he podido asistir a reuniones oficiales y de la empresa privada y he compartido mesa con algunos que se dicen lìderes de esta nación ya sea por nombramiento o porque ellos se han autodenominado como tales, pero al escucharlos hablar, al verlos comportarse con los demás y analizar sus acciones, me doy cuenta que

VIDAS EN CAOS

Mateo 8:2 “Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme” Hoy estamos viviendo episodios parecidos a lo que el hombre de esta historia vivía por mucho tiempo.  No sabemos cuánto tiempo duro su enfermedad. Vivía aislado de todo y de todos. Su comida era la basura del pueblo y sus amigos eran como èl. Nadie los aceptaba cerca de nadie por temor al contagio.  Eran zombies vivientes. Las ratas eran su mejor compañía por las noches. Sus cuerpos se deshacían en trozos sin que ellos sintieran dolor alguno. Carecían del màs mínimo respeto. No podían ver a su familia ni mucho menos acercarse a ellos. No usaban tapabocas como nosotros, usaban una campanilla para anunciar que eran inmundos y que tuvieran cuidado los otros de no acercarse a ellos. Pero, ¿cual era el dolor màs grande de este hombre? Las llagas eran hasta cierto punto soportables. El hambre era algo pasajero de tiempo en tiempo. No llegar a su casa era algo que se podía hac

ALGO SOBRE EL HOMBRE

No es un secreto que la mayoría de hijos cuando ya son adultos se duelen de que sus padres no los quisieron o no los amaron como ellos creen que debían haberlo hecho. Eso nos pasa a la gran mayoría cuando no entendemos los ciclos por los que pasa el ser humano. La Neurociencia nos está enseñando muchas cosas con respecto a la conducta del hombre, hombre en general.   Tanto el hombre como la mujer vamos madurando con el tiempo, vamos desarrollando emociones, sentimientos y acciones que no sabíamos que existían dentro de nosotros.   A eso se llama madurez. Claro que no todos logran llegar a ese nivel de crecimiento emocional o intelectual. Lamentablemente  hay personas que nunca crecen lo suficiente como para desarrollar virtudes y caracteres que muestren que han crecido en su fuero interno, son personas que se quedaron estancadas en algún punto de su desarrollo emocional y actúan, a pesar de los años físicos que puedan tener, como si fueran niños o niñas malcriados y berrinchudos que

¿POR QUÈ SU BURLARON?

Juan 19:21 “Pilato, pues, tomó entonces a Jesús y le azotó. Y los soldados tejieron una corona de espinas, la pusieron sobre su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura; y acercándose a El, le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! Y le daban bofetadas” A causa de estar con contacto con mucho pueblo de Dios, con personas que se dicen cristianos y seguidores de Jesus, que se congregan en iglesias y todavía màs, que ostentan privilegios en sus espacios de adoraciòn, me he dado cuenta cuanta burla provocan en sus vecinos y compañeros de trabajo, personas incrédulas, adoradoras de religión y decepcionados de la Iglesia y de Jesus por sus acciones que niegan realmente su confesión de fe.  Cuantas veces hemos escuchado que muchos nos critican por la mala conducta de algunos que no saben realmente a que reino pertenecen. Falta de identidad cristiana en unos.  Falta de convicción en otros, y descuido en su vida de santidad en la mayoría. En la historia del Segundo Templo, el tiempo en