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Mostrando entradas de febrero, 2019

LA SAMARITANA

                                                            Juan 4:15 “La mujer le dijo*: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla” Esta no es una historia de alegría, es una historia de pasión. No es una historia de belleza, es una historia de dolor. El alma de una mujer lacerada es una historia de sinceridad. Esta es una historia sincera. Solo las mujeres que han sido heridas desde lo más profundo de su alma que vagan solitarias por las calles de nuestra ciudad y se sientan en las sillas de nuestras congregaciones con sus hijos en su regazo, conocen el lodo en donde las plantas de sus pies han pisado, y saben de los ojos heridos por las lágrimas inagotables del mal y del dolor.  Y ese espanto de la vida dolorosa y traicionera a la que han sido obligadas a vivir imprimen en sus almas un abismo de dolor en el lienzo de su corazón dejando un cuadro de abandono, tristeza y angustia. Ese era el cuadro interior de la mujer piadosa que salió al

MORIR

Deuteronomio 32:49 “En aquel mismo día, habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab frente a Jericó, y mira hacia la tierra de Canaan, la cual doy a los hijos de Israel en posesión. Morirás en el monte al cual subes, y serás reunido a tu pueblo, así como murió tu hermano Aarón sobre el monte Hor, y fue reunido a su pueblo” El camino es escarpado. Las rocas hieren sus manos cuando se agarra a ellas para lograr subir paso a paso hasta la cumbre del monte. Ciento veinte años a cuestas no son fáciles de cargar hasta esa cumbre. Sus sueños oníricos se harán trizas cuando llegue al final. Sus emociones son un torbellino de tristeza, amor, pasión y quizá algo de desilusión. El amor como el cóndor desgarra el nido que lo alberga.  Y aun cuando vuele, deja siempre las huellas de sus garras en el nido abandonado, porque de todas las pasiones, es el amor el que más hondamente penetran en los raigambres del alma. El hombre

PASAS Y MANZANAS

Cantares 2:5 “Sustentadme con tortas de pasas, reanimadme con manzanas, porque estoy enferma de amor.” Yo no celebro el dìa del amor. Primero porque es una fiesta pagana.  Segundo, porque todos los días son para el amor. Y este escrito me lo ha inspirado el Señor para aquellos hombres que no saben amar a sus esposas. Al no conocer los misterios que viven las mujeres en sus diferentes estadios biológicos, abusan, violan e invaden su privacidad al colmo que empiezan a acumular ira y enojo contra ellos mismos. Se vuelven odiosos.   Y algo más cruel: las obligan a vivir una vida amargada. Se enferman. Sus almas sufren al ver llegar a casa a un hombre que no entiende que ella no está en condiciones ya de cumplir lo que antes fue de su agrado.  Eclesiastés lo dice: Para todo hay un tiempo. Y el tiempo pasa y también sus ciclos. Sin embargo, repito, el machismo que se ha enquistado en los hombres ha provocado que ellos se crean con el derecho de tener a “su mujer” a su comp

LA CAÌDA DE UN GIGANTE

Deut. 17:14-17 “Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y la poseas y habites en ella, y digas: "Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que me rodean”…él no tendrá muchos caballos…Tampoco tendrá muchas mujeres… tampoco tendrá grandes cantidades de plata u oro. Viejo. Decrépito. Solo. Con frío no solo en el cuerpo pero también en el alma, el hombre que una vez había sido el gigante de Israel yacía en su lecho esperando la despedida que todo ser humano debe dar un dìa y enfrentarse a su destino final. En la soledad de su alcoba, sin nadie a su lado, las noches del Rey de Israel transcurrían en penumbras. Apenas, a lo lejos, se escuchaban las tristes notas de los cantores levitas que entonaban sus cánticos de alabanzas al  Dios que lo había puesto en esa posición hacia ya varios años.  Su lira colgaba de una pared en donde era testigo mudo de sus victorias y cánticos registrados en el salmodio de su pueblo. Su vida victoriosa ahora era un triste r