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Mostrando entradas de abril, 2021

NO CAUSEMOS DOLOR

Provocar dolor en las almas heridas por el dolor, es el placer de los amargados.  Y todos hemos sido tocados por el dolor.   Dolor en el alma.   Dolor en el corazón, en los recuerdos, en el pasado angustioso de nuestras vidas.   Dolor que nos causan las heridas de un episodio cruel que nos persigue a veces en una palabra, en una mirada o en un gesto. El dolor es parte de la vida.  Porque el primer dolor que sufrimos es al nacer. Duele nacer porque nos están expulsando de nuestro nido. Aunque los amorosos brazos de nuestra madre nos acunaron con ternura y calor, ya en nuestras almas ha quedado grabado el dolor del rechazo, el dolor de no ser amados, el dolor de no tener a quien amar. La soledad es un producto del dolor. Por eso es que los solitarios son almas adoloridas que van por la vida sin un puerto a donde llegar, sin un lugar donde amarrar su nave y estacionarse bajo el calor de unos brazos que le amen, unos labios que le besen y unos ojos que le vean.  Y hay personas que no

¿Y QUE SI...?

A veces creemos que para que el Señor nos haga un milagro tenemos que sudar la gota gorda como se dice, para lograr ver sus maravillas. Es cierto en algún sentido. También creemos que Dios espera que pongamos algo de nuestra parte para que él haga lo que le toca.  Es cierto en algún sentido. Otras veces creemos que si no trabajamos no comemos porque eso dice la Escritura. También es cierto en alguna medida.  Pero eso nos lleva a un problema: Nos olvidamos completamente del Poder inherente de Dios de hacer grandes cosas sin nuestra ayuda. Es decir, si él necesitara algo de nosotros no sería el Dios que dice ser. Porque él dice que es Poderoso, Majestuoso y muchas virtudes superlativas más. Me gusta cuando dice: “Si yo tuviera hambre no te pediría a ti” hablando del pueblo de Israel.  Entonces, pensar siempre en que tengo que “rebuscarme” para que Dios haga el milagro que espero para mi vida o mi familia me va alejando poco a poco de su inmensa misericordia que es nueva cada maña

TÚ SALDRAS PRIMERO

  1 Reyes, 20:14  “Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.” Cuando Susan Boyle se presentó al escenario para competir con su talento, todos se rieron de ella. Desaliñada, mal peinada, con un vestido que no le favorecía, con sus 47 años a cuestas, anodina, ama de casa y oriunda de una aldea del interior del Reino Unido les dijo algo que los puso a reír.  Su mas grande sueño era cantar un día con Elaine Paige quien ya era una connotada cantante de música clásica muy famosa. Bueno, dijeron todos con escepticismo y fatalidad. Y la siguieron viendo con burlas. No había soltado su vibrante voz ni dos segundos cuando el jurado y el público en general prorrumpieron en aplausos y gritos de emoción. Las notas del tema de Los Miserables de Victor Hugo, “Soñé un sueño” llenaron el teatro. Poco tiempo después el mundo la observó maquillada, arreglada y mejor vestida, al lado de su estrella favorita, la señora Paige haciendo un dueto.  Logró su meta. A los 48 años después

LA GRACIA, REGALO DE DIOS

  Se cuenta la historia de un ladrón que entró a la casa de un hombre rico y bondadoso y se robó varios artículos de plata.   La policía lo encontró en una calle de la ciudad y lo sorprendió con los objetos robados. Le dijeron: ¿En donde robaste esas cosas de plata? El ladrón respondió: Un caballero me los regaló. Claramente era una mentira. La policía no le creyó y fueron con el ladrón a la casa del potentado. Cuando el hombre salió a la puerta y le preguntaron si era cierto que él le había regalado esos objetos carísimos, respondió: Sí, yo se los regalé, y a propósito, se le olvidó este otro regalo.   Eso es gracia. Bondad hecha realidad. La gracia es el antagonista del egoísmo. Es darle a alguien algo que no merece. Es entregarse de corazón a hacer el bien sin esperar nada a cambio. La gracia, como tal, es la esencia de Dios para nuestras vidas. Es por su Gracia que hoy amanecimos vivos y sanos. Es por su Gracia que estoy escribiendo esto.  ¿Como no alabarlo entonces? Hoy en la

¿QUE HACES AQUI, ELÍAS?

Cuando el hombre llega al límite de sus fuerzas, la tendencia es escondernos en alguna cueva. Algunos nos escondemos en la cueva del silencio. Otros en la cueva de la cólera y el enojo. Otros más en las cuevas de algún vicio oculto. Y es que el hombre no fue hecho para resistir mucha tensión. Como las cuerdas de una guitarra, si lo tensan demasiado ya no produce música ni entona melodías sino todo lo contrario: destila cansancio, apatía y neurastenia. Eso le sucedió a Elías. Acaba de tener una extraordinaria experiencia mística con Dios. Los profetas falsos fueron acabados por la fuerza de su brazo. El crepitar del fuego aún no se ha apagado cuando una noticia le llega al gran hombre de Israel. Jezabel le envía un mensaje. Solo uno. Pero ese uno fue suficiente para hacerlo caer en el abandono moral. Y cae rendido en los brazos de una depresión fulminante. Se pone a dormir. Pero no es un dormir en paz. Es dormir para huir. Para huir de la realidad que lo amenaza. Duerme para esconde

¿EN DONDE SE PERDIÓ TODO?

¡Cómo extraño aquellos tiempos! No sé si soy retrógrado, chapado a la antigua o es que me formaron bajo la escuela de algo que se llama respeto, integridad y honestidad.   En una ocasión, cuando era un niño de unos siete u ocho años, estaba jugando con mi trompo frente a mi casa allá en un pueblo que se llama Poptún, en el Petén, Guatemala. No se como fue pero mi trompo salió volando y golpee la puerta de la señora que vivía enfrente de nosotros.  La señora salió enojada y me dio un coscorrón y me devolvió mi trompo. Enojado yo, fui con mi mamá a quejarme y ella me tomó de la mano, fuimos a la casa de enfrente y las dos señoras se pusieron a platicar de muchas cosas, mientras yo esperaba que mi mamá le reclamara por qué me había golpeado.  Después de mucha plática, mi mamá le pidió disculpas porque su hijo -que era yo- le había golpeado su puerta. Luego me obligó a pedirle disculpas también.   Cuando entramos en nuestra casa, le pregunté a mi mamá porqué no le había reclamado a la

EL CELO DE DIOS

  Génesis 22:2 ”Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac…” Pongámoslo de esta manera: Dios no tolera ser desplazado del lugar que le corresponde. Si ya pusimos la mano en el arado no va a aceptar un “no” por respuesta cuando nos de alguna orden o instrucción.  Porque hemos tomado como Señor a un Señor celoso de su Nombre y de su relación con nosotros.  La Cruz de su hijo en donde se derramó su Sangre por salvarnos no es juguete mis amigos. La Cruz no es algo para divertirnos ni para hacer bromas. Allí no colgaron al “colocho” ni al “carpintero de Galilea”, no, allí fue sacrificado el Hijo de Dios. El Rey por antonomasia.  Y, como Dios es celoso con su pueblo, tuvo que tomar acciones un tanto duras con su amigo Abram. Resulta, amigos míos, que Abram le había pedido a Dios un hijo. Tenía cien años así que ya no era posible que lograra tenerlo a menos que la intervención divina se pusiera en acción. Y Dios lo oyó y le concedió el anhelado heredero. Pero aho

¿DIOS CONMIGO?

  Génesis 39:1-2 “Génesis 39:1-2 Cuando José fue llevado a Egipto, Potifar, un oficial egipcio de Faraón, capitán de la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían llevado allá. Y el SEÑOR estaba con José, que llegó a ser un hombre próspero, y estaba en la casa de su amo el egipcio” Ni siquiera tratemos de entenderlo porque no lo vamos a lograr.  Nos vamos a quebrar la cabeza y no vamos a comprender los caminos que el Señor usa para estar con nosotros. Y, lo peor de todo, es que nos costará creer que él está a nuestro lado cuando estamos pasando por el valle ardiente lleno de animales salvajes, lleno de depredadores que nos amenazan con acabar con nosotros y nuestra fe. Vamos a hablar claro: Seguir a Dios nunca es fácil. Es por eso que muchos abandonan el Camino a la primera cumbre que tienen que subir. Todos prefieren lo plano, el valle lleno de prados verdes y flores perfumadas. Porque cuando la refri se va quedando vacía, cuando la enfermedad nos visita, cuando el matrimo

NO QUISO

  2 Reyes, 24:4 “Jehová, por tanto, no quiso perdonar…” Bueno, me han enseñado que no hay pecado que Dios no pueda perdonar.   Que la Sangre de su Hijo derramada en la cruz es suficiente para limpiarnos y quitarnos todo pecado.   Entonces entro en conflicto con este texto que encabeza este escrito. Porque dice claramente que Jehová no quiso perdonar.  Ah, pero si observamos bien la sintaxis de la frase encontramos algo realmente interesante. No es que Dios no pueda perdonar, en ese caso, Dios no quiso personar.  Y cuando estudiamos detenidamente el contexto vemos que tuvo que entregar su amada ciudad Judá a la subordinación del rey de Babilonia. Él no quería hacerlo. Nunca Dios quiere que sus hijos sean ni cautivos ni esclavos. Los rescató de la esclavitud para hacerlos libres, pero sus conductas, sus desviaciones y sus malas inclinaciones los llevó a que el Señor llenara su copa de ira.  La rebasaron con sus pecados. Es entonces cuando se ve obligado a usar herramientas que pulan

SE REPITE LA HISTORIA

  2 Reyes 17:33 “Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados” No nos hagamos los ignorantes: Aún los incrédulos conocen algo del Dios Verdadero.  Eso éramos nosotros antes de conocer la Verdad de Jesucristo. Sabíamos, en lo profundo de nuestro ser que las cosas duras, el dolor, la traición y las enfermedades que sufríamos eran consecuencia del pecado, y no dudábamos en correr a buscar en nuestra religión la ayuda de Dios. Es cierto, no lo conocíamos, pero en lo profundo de nuestro interior existe la idea de un Dios creador, bueno y misericordioso que espera tendernos una mano de ayuda.  Y era entonces cuando lo buscábamos en angustia, hacíamos largas oraciones, hacíamos promesas que nunca cumplimos y Él nos hacía el milagro que esperábamos. Pero, ¿qué sucedía después? ¡Volvíamos a lo mismo! Pecar, pecar  y pecar.  Eso se esconde en este breve verso que he encontrado para el Pensamiento de Hoy: Israel fue llevado ca

LUGARES ALTOS

2 Reyes, 12:3 “Con todo eso, los lugares altos no se quitaron…” Joas era el rey de Judá. Reinó durante cuarenta años. Estuvo bajo la tutela del sacerdote Joiada.  Dos hombres entregados al servicio del Señor. Íntegros. Cabales. Temerosos de Dios y obedientes a la Palabra. El rey Joas amaba al Señor con todo su corazón y trataba de limpiar al pueblo de tanta aberración religiosa. Destruyó muchas imágenes idolátricas e hizo una gran reforma religiosa para beneficio de su pueblo. Pero no pudo quitar los “lugares altos”. ¿Que eran los lugares altos en aquel tiempo?  Eran lugares bien escondidos a la vista, eran caminos rurales entre la maleza de los cerros que terminaban casi siempre en un lugar plano y hecho para adorar ídolos paganos. Eran lugares ocultos a la vista de los demás a donde iban muchos del pueblo a presentar sacrificios a sus ídolos que casi siempre estaban al pie de algún árbol dedicado a la diosa Asera.  Era el culto a lo oculto. Adivinación. Paganismo puro. Desvia

LLENANDO VACÍOS

  2 Reyes, 4:6   “Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite” ¿Cuando es que se nos termina la provisión? ¿Cuando es que se nos acaba la oportunidad de seguir viendo milagros? Cuando dejamos de dar.  Porque el misterio del dar es algo que no terminamos de comprender.  Hay algo escondido en ese hecho Divino que se nos ha impartido a los que creemos en el Señor Jesucristo y que hemos recibido por misericordia del Señor.  Porque solo los que saben recibir saben dar. Y eso está dentro de todos nosotros los que tenemos en nuestro interior la Vida del Espíritu Santo. Es un fruto que él produce en nuestro corazón. El deseo de dar, de compartir con el que no tiene, de dar de nuestro pan que a la postre no es nuestro tampoco. Tenemos la tendencia de calificar a las personas por el trabajo que desarrollan, por el auto que manejan o por la ropa que visten.  Y eso nos roba la oportunidad de darles algo para llenar alguna necesidad.  Otro problema es qu

EL PAN DE CADA DÍA

  1 Reyes, 18:19 “… y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel” ¿Quién nos pone la mesa?  Hay personas que no se imaginan el grandioso Amor de Dios por su creación. No hablo solo de sus hijos sino de toda su creación. Aquí entran los buenos y los malos. Como Él dice, “hace llover sobre justos e injustos”. Y es que comprender el amor de Dios por toda su creación no es fácil. Porque los paradigmas que se han impuesto en muchas vidas es que cada quién debe procurarse su propio sustento. Si no trabajo no como, es la frase favorita de muchas personas, incluyendo evangélicos. Ha sido una frase heredada de sus ancestros que se repite una y otra vez hasta que se ha vuelto común. Porque una de las tres necesidades básicas del ser humano es el pan. Su alimento. Y en esa coyuntura se olvida que es el Señor quien provee aun a las aves que lo primero que hacen cuando despiertan en las madrugadas es alabarlo por su bon

...PERO...

¡Esos famosos “pero”!   Todos los tenemos. Hombres y mujeres. Damas y caballeros. Es lo que nos hace humanos. Imperfectos. Intolerables a veces, admirables otras. Es parte del ser humano. Es ineludible vivir sin un “pero” en nuestras vidas. El hombre era de esbelta figura. Poderoso y bien amado. El oro era su sello personal. ¿La plata? no tenía ningún valor para él. Su padre le había heredado un reino totalmente en paz. No tuvo necesidad de pelear ninguna batalla. Todo estaba hecho en su vida. El Dios que lo había levantado se le había aparecido para que le pidiera lo que quisiera. ¿Se imagina? Lo que quisiera. Su mismo nombre significa paz. Es decir, fue un hombre mimado desde su niñez.  Fue nombrado heredero del trono sin haber movido siquiera un dedo. ¡Si hasta el Sacerdote de turno lo protegió!  Cuando leo su biografía me entero que por poco le quitan el trono pero el Sacerdote intercedió por él y logró recuperarlo. Fue el colmo de lo favorecido.  El epítome de la perfección d