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Mostrando entradas de julio, 2018

¿ME AMAS? APACIENTA MIS CORDEROS

                                                         (¡Upss, esto va a doler!) Juan 21:15-16 “Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo* a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Apacienta mis corderos. Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo*: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo*: Pastorea mis ovejas” Érase una vez, en un paìs lejano… Así empiezan los cuentos infantiles que leí en mi niñez. O, como se escribe en las novelas: Todo es pura ficción. Si hay algún parecido con la vida real es pura coincidencia. Este escrito nació en mi mente cuando presencié un servicio en una Iglesia cristiana de algún paìs remoto. Celebraron una fecha en especial. Antes de la prédica, subieron al altar de donde habían removido el púlpito,  un grupo de jovencitas en ropas provocativas enseñando sus carnes y haciendo una “obra” de

YO SOY EL CAMINO

Mis maestros de la Universidad donde estudie la Maestría en Divinidades me enseñaron que el ochenta por ciento de las conductas humanas son heredadas. Todos nosotros actuamos conforme fuimos enseñados en nuestro hogar. Actuamos según los paradigmas que observamos en nuestros parientes más cercanos. Como niños tuvimos la capacidad extraordinaria de imitar la conducta de quienes nos rodearon esos primeros años. Es por eso que nos parecemos a quienes nos dieron forma. Si alguien fue criado por una abuela o una empleada de la casa, su influencia en nuestra conducta permanece hasta la edad adulta.  Aquí reside el peligro de que las madres deleguen en otras personas la crianza de sus hijos. Se rompe el principio bíblico de que es la madre la que influencia la conducta, el futuro y la personalidad de los hijos. Lógicamente, también tiene mucho que ver la presencia física del padre quien es el encargado por Dios para la instrucción. “Oye hijo mío la instrucción de tu padre y no despre

LUGARES ALTOS

2 Crónicas 15:16-17 “…y Asa derribó la horrible imagen, la hizo pedazos y la quemó junto al torrente Cedrón. Pero los lugares altos no fueron quitados de Israel…” El rey Asa es uno de los reyes de Israel que quedó como un paradigma de la consagración a Dios. Hizo reformas que muchos de sus ancestros no se atrevieron. Tuvo el valor de destituir a su propia madre de ser reina por su mala conducta delante del Dios a quien èl quería honrar. Fue un paso muy valeroso. Podríamos decir que su corazón estaba totalmente dispuesto a honrar al Dios que lo había honrado a èl. Pero, a pesar de todas las reformas que hizo entre su pueblo, hubo algo que no logró hacer: quitar los lugares altos. ¿Que eran los lugares altos? Eran unos montículos en donde los cananeos ofrecían culto y sacrificios a sus dioses paganos. Y esa costumbre la habían adoptado muchos en Israel, de tal manera que se había vuelto una costumbre oculta que además de ofrecer sacrificios al Dios de Israel en sus a

ESPÌAS

Deut. 1:22 “Entonces todos vosotros os acercasteis a mí, y dijisteis: "Enviemos hombres delante de nosotros, que nos exploren la tierra, y nos traigan noticia del camino por el cual hemos de subir y de las ciudades a las cuales entraremos.” Moisés le ha dicho al pueblo de Israel que Dios les entregará la Tierra Prometida, que  vayan y la tomen. Dios vencerá a sus enemigos. No importa què tan grandes o poderosos sean, nunca serán lo suficientemente grandes delante del Dios Todopoderoso. Pero, ¿què hicieron los príncipes? Se quisieron convencer con sus ojos que lo que Dios había dicho era verdad. No le creyeron. Enviaron una embajada de espías  para ver la tierra, sus gentes y sus frutos. Cuando regresaron al campamento trajeron las noticias y las pruebas. “Cierto, hay frutos grandes y hermosos. Pero también hay gigantes”. Esto desilusionó al pueblo y se pusieron a llorar. Dios se enoja contra ellos y los hace regresar al desierto por cuarenta años para cobrarles su i

ES USTED, PAPÀ, ES USTED...

Prov. 22:6 “Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.” (RVR1909) Quizá le caiga mal lo que va a leer, estimado lector, pero no puedo callar ante la realidad que estamos viviendo en estos días. Hay una triste y lamentable falta de paternidad en los hogares de hoy. Los hombres que debieran ser los encargados de educar, corregir, enseñar e instruir a sus hijos de ambos sexos, han descuidado su rol y los han abandonado a su suerte, delegando en las escuelas y en el gobierno esa responsabilidad. ¿Que estamos viendo a causa de ese garrafal error? Un tremendo fracaso en la educación de nuestros jóvenes. Vemos estudiantes que se rebelan a la autoridad, que están abandonando los estudios bajo cualquier pretexto. Señoritas que andan con sus novios en los centros comerciales en horas que deben estar en clases exponiéndose a perder su pureza y quedar en la vida con sus sueños truncados y sus vidas cargando no una carrera profesional sino un hijo a

PANES Y PECES

Juan 1:38 “¿Qué buscáis?” No nos engañemos. Muchas personas que van a la iglesia los domingos, que apartan los primeros lugares con sus Biblias mientras van a la cafetería a desayunar, mientras platican esperando que empiece el culto o hacen sus visitas a sus amistades dominicales no van para oír la Palabra de Dios.  Parece feo pero es una realidad. Muchos van para lucir sus mejores ropas. Otros, para que sientan sus placenteros aromas del último perfume que se compraron con su tarjeta de crédito y aún otros para lucir sus blanqueados dientes. O a lucir su último tatuaje.  Pocos van realmente a buscar un cambio en sus vidas. Un cambio que les haga mostrar que realmente son hijos de Dios. Porque no es lo mismo ser asistente a una congregación que ser hijo de Dios. Ya lo explicó Jesus hasta la saciedad: Nada hace el hijo sino lo que ve hacer al Padre. Y no quiero ser un aguafiestas, pero una gran mayoría no vive como hijos de Dios. Primero porque no saben què signifi

LA HORA DE JESUS

   Juan 2:4 “…Todavía no ha llegado mi hora” Somos tan humanos que no nos damos cuenta lo que realmente necesitamos. Especialmente los hombres… En este pasaje Jesus ha sido invitado junto con su madre y algunos de sus discípulos a una boda. Todo esto tranquilo, aparentemente. Los invitados están dentro de la casa disfrutando de las pláticas, los chismes y las comidas.  Los novios ni se diga. Fotos por aquí, fotos por allá. De mesa en mesa recibiendo las felicitaciones de los invitados que se esmeran por hacerles sentir bien. Todo está yendo de maravilla. Aparentemente.  Porque Marìa, ¡cuando no las mujeres! se da cuenta que en esa fiesta hay una situación que se volverá un terrible problema. Y el problema serà para el novio quien ni cuenta se ha dado de lo que se le avecina. Igual que con los hombres de hoy: no se dan cuenta que su hogar está a punto de sufrir un colapso. Que en el colegio de sus hijos se está fraguando una expulsión por mala conducta de uno de sus

¿LES CUENTO ALGO...?

  Juan 17:15: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” Trabajo muy de cerca con los Capellanes de la PNC. Tengo buenos amigos entre ellos. El Pastor Mauricio Cezeña y el Pastor Rene González son dos de ellos, y de cuando en cuando  me invitan a darle charlas a los Oficiales de Alto Rango de su institución.  Hace poco participé en un desayuno de ellos y les hablé lo siguiente… Vivimos en dos mundos. Son mundos paralelos. El primer mundo es el de la competencia, el mundo de los estudios, el mundo de los negocios, del arte y de los retos.  Es el mundo del trabajo, en donde hay que sudar para ganar el pan de cada dìa. Un mundo que premia la belleza física, el cuerpo hermoso, el físico interesante.  Es el mundo de las celebridades, el glamour y los famosos. Es el mundo de la prisa y de la productividad. En este mundo hay ganadores y perdedores.  Este mundo en el que vivimos impone muchas demandas sobre nosotros.  Este mundo no celebra el segundo