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Mostrando entradas de octubre, 2019

EL AMOR

                                                   Este sentimiento es tan escaso hoy en dìa que hace falta en muchos corazones. Ya lo dijo Jesus: Cuando el Hijo del hombre vuelva, ¿hallará amor en la tierra? Creo que en muy pocos corazones. El amor de muchos se ha enfriado. Se ha vuelto algo escaso incluso entre los cristianos. Las cosas del mundo, las redes sociales, lo material están ocupando el lugar que le pertenece al amor. Estas cuatro letras se están apagando a pasos agigantados incluso entre los matrimonios que hicieron votos de amarse para siempre. Ya las parejas no encuentran de qué manera encontrar lo que se les ha perdido. Y buscan alternativas para llenar sus corazones vacíos y en caos. Vicios, depravaciones, licor y drogas están suplantando lo que realmente se necesita para vivir. Porque vivir sin amor es imposible. Es rebajarnos al puro estado animal que se vive por instinto. Se unen por instinto, se come por instinto y se abandonan por instinto. Hombre

COMPARTIR

   2 Reyes, 7:9: “Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien.” No. No estamos haciendo bien las cosas. Como los leprosos de esta historia que cuando entraron al campamento sirio encontraron abundante comida mientras en su propia ciudad la gente se estaba muriendo de hambre, ellos tomaron todo lo que pudieron. Se llenaron las bolsas de ropa, comida y bienes materiales. De pronto, uno de ellos exclamó: No estamos haciendo bien.  Y despertaron a la realidad de lo verdaderamente importante: compartir. Algo que la iglesia de Cristo hoy a olvidado a menos que sea diciembre o que haya una tragedia natural. Sin embargo las cosas no se están haciendo bien. Como debieran pues. Normalmente nosotros los pastores o lìderes de iglesias la prioridad número uno es construir nuestro propio templo. Como Nabucodonosor nos queremos sentir orgullosos de un edificio, de los pisos y de toda la elegancia que podamos tener para reunir gentes que mensualmente cumplan con sus diez

IGNORANCIA ESCRITURAL (Esto va a doler)

Efesios 5:25 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella…” Estaban sentados en un sillón en mi oficina. Platicábamos de su relación matrimonial. Èl se quejaba  que ella no lo amaba como èl quería. Ella se quejaba que èl no la amaba como ella necesitaba. Cuando eran novios -dijo ella-, èl era cariñoso. Le tomaba de la mano, la abrazaba en público y en privado. Le retiraba la silla después de comer y pagaba todos sus consumos. Era un primor de hombre. Eso la enamorò. Eso hizo que ella se sintiera amada, respetada y valorada. Pero todo cambió después del matrimonio. Ya casados, èl empezó a cambiar de actitud. Perdió todo aquel brillo que lo caracterizó durante el cortejo. Dejó de ser el delicado novio para convertirse en el tirano opresor. Ahora exigía ser amado a su manera. Exigía ser respetado y que todo girara a su alrededor. Adiòs besos. Adiós retirarle la silla después de comer. Adiós abrirle la puerta del carro.

UN HOMBRE, SOLO UNO

Daniel 5:11 “En tu reino hay un hombre…” “Yo he oído de ti” Daniel nos deja asombrados cada vez que leemos su historia en la cautividad. Desde joven fue llevado a la diáspora a un paìs ajeno a sus costumbres. Le cambiaron su dieta. Le cambiaron su nombre. Le cambiaron su familia y su educación.  Pero no le cambiaron su convicción. Sus principios. Sus valores. No importaba que estuviera en la corte del rey más poderoso de su tiempo, èl no era quien dictaba sus principios. Su fe estaba basada en la creencia en un solo Dios. No negociable. Aunque hicieran mil estatuas y dictaran edictos que ordenaban su adoración, Daniel se mantuvo firme en sus cimientos. No permitió que ninguna levadura pagana lo apartara de su fe. Era humano, sì, como nosotros. Era un hombre, sí, como nosotros. Tenía sentimientos, sì, como nosotros. Tenía muchas cosas más como nosotros… pero tenía algo que muchos de nosotros los pastores no tenemos: convicción.  Vivir en medio de una sociedad como la

LA REINA DE SABA

1 Reyes 10:5 “…Y cuando la reina de Saba vio…el estado y los vestidos de los que le servían…se quedó asombrada” El pasaje menciona que es una reina la que fue a visitar al rey Salomon y que quedó impresionada por lo que vio en sus ayudantes. No se trata de una plebeya fácilmente impresionable. No es una mujer del vulgo ni de clase baja. Es una reina. Acostumbrada a ver lo mejor de lo mejor. A vivir en la realeza. A disfrutar la mejor ambrosía de su mesa y lo mas granado de su entorno. ¿Qué vio esta mujer entonces en los atrios de la casa de Salomon? Elegancia suprema. Educación. Buenos modales. Abolengo. Empatía. Nobleza. Ambiente real. Parecían príncipes. Sus movimientos eran tan cuidadosos que invitaban a la contemplación. A la reina de Saba le impresionó no solo el estado de los que servían al rey sino también sus modales y sus vestidos. Este pasaje me pone en la disyuntiva de preguntarme: ¿Qué verà en mí la reina de este siglo, la sociedad? ¿Las personas que me rod