EL AMOR
Este sentimiento es tan escaso hoy en dìa que hace falta en muchos corazones. Ya lo dijo Jesus: Cuando el Hijo del hombre vuelva, ¿hallará amor en la tierra? Creo que en muy pocos corazones.
El amor de muchos se ha enfriado. Se ha vuelto algo escaso incluso entre los cristianos. Las cosas del mundo, las redes sociales, lo material están ocupando el lugar que le pertenece al amor. Estas cuatro letras se están apagando a pasos agigantados incluso entre los matrimonios que hicieron votos de amarse para siempre. Ya las parejas no encuentran de qué manera encontrar lo que se les ha perdido. Y buscan alternativas para llenar sus corazones vacíos y en caos. Vicios, depravaciones, licor y drogas están suplantando lo que realmente se necesita para vivir.
Porque vivir sin amor es imposible. Es rebajarnos al puro estado animal que se vive por instinto. Se unen por instinto, se come por instinto y se abandonan por instinto. Hombres y mujeres que vagan por las calles de nuestra ciudad buscando un propósito y un objeto para amar. Es más fácil amar una mascota, un perro, un perico que a un ser humano.
Y el amor fue hecho para amarnos unos a otros. Es cierto, debo amar las plantas, los animales y la creación de Dios, pero su objetivo es amar a mi cónyuge, a mis hijos, a mis padres. Amaos los unos a los otros, dice la Palabra. Pero todo se ha circunscrito a que nos amamos cuando todo va bien. Cuando hay dinero. Cuando todo está tranquilo. Cuando el mar no hace olas y nos mueve nuestra falsa seguridad. Porque la verdadera seguridad está en amarnos unos a otros. Es ese efluvio que brota de un corazón agradecido y lleno de la Gracia de Dios. Es ese algo que corre por las venas de aquellos que han encontrado en Cristo la verdadera razón para vivir. Por eso aman. A costa de cualquier cosa. A cualquier precio.
Porque una vez que hemos aprendido a amar ya nada puede detener ese río de ternura, amor y tolerancia que el amor provee. Ya nada puede detener ese manso arroyo que nos brota del ser más íntimo para poder compartirlo con alguien más. Pablo lo enseñò magistralmente en su poema al amor. Si yo entregare mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, nada soy. Nada soy sin el bendito amor que sana, que levanta, que redime, que da vida.
John Denver lo cantó de una forma maravillosa en estos versos:
“El amor es como un lugar de descanso, un refugio en la tormenta, existe para darte comodidad, está allí para darte calor, y en esos momentos de dificultad, cuando estas más solo, los recuerdos del amor te llevarán a la paz.
El amor es como una ventana, talvez una puerta abierta, te invita a acercarte, quiere mostrarte más, e incluso si te pierdes y no sabes qué hacer, los recuerdos del amor te harán ver lo que necesitas ver.
El amor, para algunos, es como una nube, para algunos es tan fuerte como el acero,
para algunos es una forma de sentir, y algunos dicen que el amor es lo que te sostiene.
Y algunos dicen que es dejarte llevar, y otros dicen que es todo, y algunos dicen que no saben que es. Quizás el amor es como un océano, lleno de conflictos, lleno de dolor, como un fuego cuando hace frío afuera, o un trueno cuando llueve.
Sè que viviré para siempre, y cuando todos mis sueños se hagan realidad, mis recuerdos del amor serán solo para ti”
¡Ah! el amor. Algo que sostiene el mundo pero lamentablemente no ha sido capaz de sostener nuestras amistades. Algo que sostiene el universo creado por Dios pero incapaz de sostener a dos personas bajo un mismo techo, bajo una misma sombrilla, bajo un mismo sol.
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