Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2022

DAR CUENTAS

  Job 31:14  “¿qué haré cuando Dios se levante? Y cuando El me pida cuentas, ¿qué le responderé?” Bueno, la verdad es que este verso había estado escondido para mi durante muchos años. Aunque siempre he sabido que un día me presentaré ante el Tribunal de Cristo para rendir cuentas de mis actos mientras estuve en el cuerpo -dijo Pablo-, pero hasta hace pocas semanas que leí una vez más en mi año de lecturas bíblicas, el libro de Job. Sabemos que la Palabra es un “efecto cebolla”, que poco a poco va quitando telas para ir descubriéndonos sus misterios y revelándonos lo que ha estado oculto a nuestros ojos, pero en el tiempo de Dios, esas telas de cebolla se quitan para que podamos ver con claridad lo que hay escondido en las palabras. Fue cuando a mis ojos se abrieron esas palabras: Dios me pedirá cuentas, y ¿qué le responderé? Es una sentencia franca, sincera y frontal.  Todos, desde el pastor y maestro más insigne de la Palabra de Dios, hasta el diácono más humilde y pequeñ

ABINADAB Y SU FRACASO

  2 Samuel 6:3  “Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, para que la pudieran llevar de la casa de Abinadab que estaba en la colina. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo” ¡Tremendo fracaso en la vida de Abinadab! No tenía excusa por no haber enseñado a sus hijos a respetar la Presencia de Dios en el Arca que les había sido encomendada después que los filisteos la habían tomado en una batalla contra Israel.  Abinadab era levita. Era un sacerdote de la tribu de Judá. Por consiguiente, era un hombre que conocía la Ley de Moisés y las Escrituras con respecto a como tratar la Presencia de Dios.  Así que cuando se la confían, debió haber enseñado a sus hijos a respetar la Shekiná para que no les causara ningún daño cualquier imprudencia hacia ella. Pero no.  Este hombre ha pasado a la historia como un padre totalmente irresponsable. No supo instruir ni enseñar a sus  hijos en las conductas propias de un sacerdote escogido por Dios para enseñar la Ley al pu

EL VENCEDOR

  Apocalipsis 2:7 “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios” Cuenta la historia que hubo un deportista que perdió el primer lugar al que estaba acostumbrado.  Al vencedor le levantaron una estatua en su honor, pero el que quedó en segundo lugar, amargado por su derrota, todas las noches salía de su casa e iba al parque del pueblo donde estaba la estatua de su adversario que le había arrebatado su prestigio y con un cincel y un martillo, empezó a golpear la base del monumento. Un tiempo después de haber trabajado por varias noches, dio el último golpe a la estatua y ésta cayó al suelo, aplastando al muchacho que no supo reconocer su derrota. El objeto de su amargura terminó matándolo aplastado bajo su peso La amargura nos causa graves problemas de conducta. La amargura es el resultado del resentimiento. Y éste es letal. Nos consume por dentro diariamente hasta que termina con nuestra salud, nuestros huesos se envejecen, el gozo se pierd

EL EFECTO GEDEON

  EL EFECTO GEDEÓN (Tres clases de personas)  Jueces 7:2 “Jueces 7:2 Y el SEÑOR dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a Madian en sus manos; no sea que Israel se vuelva orgulloso, diciendo: "Mi propia fortaleza me ha librado. Jueces 7:3  “Ahora pues, proclama a oídos del pueblo, diciendo: "Cualquiera que tenga miedo y tiemble, que regrese y parta del monte Galaad." Y veintidós mil personas regresaron, pero quedaron diez mil” Jueces 7:5-6  “E hizo bajar el pueblo al agua. Y el SEÑOR dijo a Gedeón: Pondrás a un lado a todo aquel que lamiere el agua con su lengua, como lame el perro, y a todo el que se arrodille para beber. Y fue el número de los que lamieron, poniendo la mano a su boca, trescientos hombres pero todo el resto del pueblo se arrodilló para beber” Jueces 7:7  “ Entonces el SEÑOR dijo a Gedeón: Os salvaré con los trescientos hombres que lamieron y entregaré a los madianitas en tus manos; que todos los d

BUSCANDO ASNAS

  1 Samuel 9:3  “Y las asnas de Cis, padre de Saúl, se habían perdido, por lo cual dijo Cis a su hijo Saúl: Toma ahora contigo uno de los criados, levántate, y ve en busca de las asnas” 1 Samuel 9:20 “En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas” ¿Qué buscan enseñar los padres de esta nueva generación?  ¿Qué es lo que les están enseñando a sus hijos para que vivan de manera aceptable delante del Señor? ¿A qué los están enviando al mundo? ¿A vivir una vida honesta, recta, empática, educada, gentil y cortés? Lo dudo. Sinceramente lo dudo. Basta ir a un centro comercial, entrar a un ascensor en donde vayan jóvenes, salude al entrar y verá que nadie le responde el saludo. Se le quedarán viendo como si usted fuera un insecto molesto que entró a su espacio. ¿Todo por qué? Sus padres los enviaron al mundo a buscar asnas. Es todo lo que les importa. Que encuentren sus asnas. Que encuentren la forma de estudiar lo más que pue

FUEGO AMIGO

  Salmos 55:12-13  “Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él: Mas tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar” Sí, no hay nada más doloroso que sufrir a causa de que un extraño nos haga algo que nos lastima.  Usted va en el bus y de pronto alguien tocado por algún espíritu inmundo empieza a insultarlo y a ultrajarlo sin motivo alguno.  Usted seguramente se hace el desentendido, mira para otro lado y evita en lo posible una confrontación. Usted no conoce a tal persona, por lo tanto, no le hace caso a sus insultos. Lo justifica porque piensa que debe estar pasando algún momento de estrés supremo y no sabe cómo ni donde drenar ese algo que le está afectando. Se lo suelta al que está más cerca de él y ese alguien es usted.  Ni modo, gajes del oficio. Son cosas que pasan y hay que hacerles frente de cuando en cuando. Pero cuando el daño viene de una persona cercana a usted, c

EL ARBOL DE MARA

  Éxodo 15:23-25   “Cuando llegaron a Mara no pudieron beber las aguas de Mara porque eran amargas; por tanto al lugar le pusieron el nombre de Mara. 24 Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: ¿Qué beberemos? 25 Entonces él clamó al SEÑOR, y el SEÑOR le mostró un árbol; y él lo echó en las aguas, y las aguas se volvieron dulces” Esto no le va a gustar a más de algún evangélico porque normalmente no se enseña desde los púlpitos. Al contrario, lo que se enseña es que somos el tapón del océano.  Que tener a Cristo en el corazón nos hace personas favoritas de Dios y que no tenemos nada más que hacer después de haber aceptado su Sacrificio expiatorio. Nada más alejado de la verdad. Porque desde el instante en que somos salvos y que nuestro nombre ha sido escrito en el Libro de la Vida, empieza a regir para nosotros un estilo de vida que antes no conocíamos.  Pero, como la Escritura dice: ¿Como creerán en Aquel de quien no han oído?  ¿Y como creerán si no fueren enseñados?  El

LOS OLVIDADOS

  Éxodo 17:10   “Y Josué hizo como Moisés le dijo, y peleó contra Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado” Bueno, en el Reino de Dios cada quien tiene su lugar.  Hay personas que brillan unas más que otras.  A algunas se les dan méritos que no entendemos muy bien, a menos que escudriñemos las Escrituras con ojo crítico.  A otras, parece que pasan desapercibidas porque lo que hacen es tan grande que se necesita un tomo aparte para poder contar sus hazañas. Moisés ha recibido la orden de parte del Señor que vaya a pelear contra Amalec.  Organiza todo y le dice a Josué que se prepare para presentar batalla al día siguiente de lo agendado. El sube al monte con su vara y levanta los brazos en señal de implorar el favor de Dios, mientras Josué y sus ejércitos están peleando en el valle. Pero llega un momento en que a Moisés se le cansan los brazos y parece que está a punto de desmayar.  El problema es que si baja los brazos, los amalecitas tomarán ventaja sobre

¿POR QUÉ TE ESCONDES?

Genesis 3:8   “y se escondieron de Dios…” Bueno, vamos ver… El ser humano es el ser más ignorante que puede haber con respecto a la naturaleza Omnisapiente de Dios. El ser humano cree que se puede esconder de Dios que conoce todo lo que hacemos, en donde estamos y con quien estamos.  No hay escapatoria posible cuando se trata de escondernos de Dios. Pablo lo dijo en una ocasión: De Dios nadie se burla. Y es que desde pequeños nos hemos acostumbrado a escondernos de todos y de todo.  Cuando no queríamos ir a clases nos íbamos de pinta o capiuza como decimos en Guatemala, y cerca ya de la hora que debíamos regresar a casa, nos apurábamos para llegar a tiempo y hacerle creer a nuestra mamá que íbamos de regreso de la escuela. Luego crecimos y nos escondimos en el trabajo. Pedíamos horas extras para no llegar temprano a casa con tal de ganar unos centavos más para los cigarrillos o la cerveza que ya empezaba a gustarnos. Después, cuando nos casamos, empezamos a esconderle a n

¿CUAL ES TU POZO?

Gén. 37:24  “y lo tomaron y lo echaron en el pozo” Nadie puede decir que nunca ha tenido que pasar momentos de dolor.  Desde nuestro nacimiento hasta la edad adulta, tendremos que pasar por instantes en los que no sentimos solos, cansados y alejados de todo y de todos. El solo hecho de nacer ya nos causó dolor.  Pasar por el canal vaginal de nuestra madre al darnos a luz provoca un dolor inmenso en la criatura y en la madre. Nacer duele. Aparte que para el niño que está naciendo, le parece que su madre no lo ama porque lo está expulsando del único lugar en donde ha estado desde hace nueve meses.  El hecho que ahora lo estén sacando de ese nido para él es inexplicable.  Y ese dolor lo perseguirá el resto de sus días.  De comprender el misterio del nacimiento dependerán sus traumas y conflictos con las mujeres. Porque, aunque no nos guste, la primera mujer que nos causó dolor fue nuestra propia madre. Así son las cosas. Sin embargo, en nuestro caminar por la vida, iremos conocie