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Mostrando entradas de diciembre, 2023

ESCUCHAR SOLO A JESUS

  ESCUCHAR SOLO A JESUS Marcos 9:7  “Este es mi Hijo amado; a Él oíd…” Cada vez tenemos menos tiempo para escuchar. Si, oímos todo a nuestro alrededor, pero escuchar, escuchar no lo hacemos.  Quizá por eso el Shemá israelita no dice “oye, Israel…”, sino “escucha, Israel”, porque en el sistema hebreo la palabra que se utiliza para hacernos obedecer es “escucha”, no simplemente oye.  Se da por sentado que quien escucha obedece. Asunto de traducción. Simple y llanamente traducción.  Por ejemplo: En Apocalipsis se repite una y otra vez en las cartas enviadas a las iglesias: El que tiene oído para oír que oiga. No es así. Lo que Juan escribió originalmente es: El que tiene oído para escuchar, que escuche. Para que obedezca lo que el Espíritu dice a la iglesia. Cambia la cosa ¿no les parece? Siguiendo con mi tema de este día, repito que no sabemos acercarnos con calma y sin prejuicios al corazón del otro.  No acertamos a acoger el mensaje que todo ser humano nos puede comunicar.  E

HERIDAS SECRETAS

  HERIDAS SECRETAS Marcos 5:28  “…Porque decía: Si tan solo toco sus ropas, sanaré” No conocemos su nombre.  Es una mujer insignificante, perdida en medio del gentío que sigue a Jesús.  No se atreve a hablar con él, como Jairo, el jefe de la sinagoga, que ha conseguido que Jesús se dirija hacia su casa.  Ella no podrá tener nunca esa suerte. Nadie sabe que es una mujer marcada por una enfermedad secreta.  Los maestros de la ley le han enseñado a mirarse a sí misma como una mujer “impura” sucia y rechazable, mientras tenga pérdidas de sangre.  Se ha pasado muchos años buscando un sanador, pero nadie ha logrado sanarla.  ¿Dónde podrá encontrar la salud que necesita para vivir con dignidad? La protagonista del relato de Marcos es una mujer enferma en las raíces mismas de su feminidad.  Aquellas pérdidas de sangre que tiene padeciendo desde hace doce años la excluyen de la intimidad y el amor conyugal. La espantosa soledad a la que ha sido relegada lacera no solo su corazón, su aut

QUIERO SENTIR QUE VIVO

  QUIERO SENTIR QUE VIVO Marcos 1:40  “Y vino* a Él un leproso rogándole, y arrodillándose le dijo: Si quieres, puedes limpiarme…” Hay una necesidad innata en el ser humano de pertenencia. Todos necesitamos pertenecer a algún grupo. Es por eso que buscamos formar parte de un equipo de deportes, de cultura, educación o religión. No nacimos para estar solos.  No somos hechos para el aislamiento. Se ha demostrado que en las prisiones, el castigo más duro no es estar prisionero sino estar aislado. Mientras se mantenga el contacto físico con otros prisioneros, el ser humano puede soportar largos períodos en la cárcel. Pero lo que realmente lo enferma y lo deprime al grado de desear la muerte es el aislamiento. Es por eso que aislar a un prisionero es rebasar la ética humana del castigo. No fuimos hechos para estar solos. Necesitamos la compañía de otros seres humanos para poder comunicarnos, para sentirnos partes de un todo. No importa la clase social, lo importante es tener alguien

¿COMO SERÍA LA VIDA...?

  ¿COMO SERÍA LA VIDA…? Mateo 3:2  “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” ¡Si tan solo supiéramos…!  ¡Si tan solo fuéramos conscientes de la realidad del Reino de Dios! Pero tenemos que ser drásticamente sinceros con nosotros -los cristianos-, que no sabemos nada de lo que decimos pertenecer.  Porque en realidad no sabemos nada del Reino de Dios ni siquiera nada de su Rey Jesus.  Hemos hecho confesión de aceptarlo. Si señor. Hemos hecho la liturgia evangélica de asistir a una iglesia. También es cierto. Hemos aceptado uno que otro privilegio como para dar el tinte de que sabemos quienes somos. Pero la realidad de nuestras vidas niega rotundamente esas medio verdades.  Porque no impactamos nada de nuestro entorno. Nadie en nuestro vecindario se interesa por seguir nuestro “buen ejemplo” porque sencillamente no lo ven. Somos evangélicos de gavetero. Nos escondemos dentro de las gavetas de nuestra casa o de nuestra iglesia para vivir un evangelio privado. En don

DOS MENSAJES, DOS MENSAJEROS

  DOS MENSAJES, DOS MENSAJEROS Marcos 2:18  “Los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando; y vinieron* y le dijeron*: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?” Los cristianos tenemos la mala costumbre de mezclarlo todo. Mezclamos las comidas, los colores al vestirnos, las amistades y hasta nuestros vicios. Y, lo peor: Mezclamos la fe. Mezclamos la santidad con lo profano. Escuchamos música que dice que es cristiana, pero en realidad le estamos cantando a las cosas, personas, cucarachas,  amistades y hasta al amor.  En realidad no sabemos vivir el Evangelio de Cristo. Tenemos nuestro propio evangelio. Lo hemos inventado y lo hemos pasado de generación en generación.  Cuando Marción, cautivado por el Dios del perdón y de la misericordia revelado en Jesus, rechazaba toda posibilidad de armonización con el Dios del Antiguo Testamento, estaba alertando a los cristianos de la fácil tentación de mezclarlo todo, o

LA IRONÍA SE REPITE...

  LA IRONÍA SE REPITE… Mateo 2:2-5  “Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle.  Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.  Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos donde había de nacer el Cristo.  Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta…” ¡¡Feliz navidad y próspero año nuevo!! es la frase que está de moda en estos días. La vemos en la televisión, en los comerciales de cervezas, en los comerciales de las bacanales en donde se muestran grandes cantidades de comida y gentes disfrazadas con sus gorros rojos y ropas alusivas a la época. Todos riéndose a carcajada abierta. Mostrando una felicidad efímera y mentirosa. Todo plástico, falso y espurio.  No soy el Grinch. No tengo nada que ver con las fiestas que casi todo el mundo está celebrando estos días. Soy un simple siervo del Señor que no tengo párpados en los oídos y los que tengo en los ojos no