LA GRACIA, REGALO DE DIOS
Se cuenta la historia de un ladrón que entró a la casa de un hombre rico y bondadoso y se robó varios artículos de plata. La policía lo encontró en una calle de la ciudad y lo sorprendió con los objetos robados. Le dijeron: ¿En donde robaste esas cosas de plata? El ladrón respondió: Un caballero me los regaló. Claramente era una mentira. La policía no le creyó y fueron con el ladrón a la casa del potentado. Cuando el hombre salió a la puerta y le preguntaron si era cierto que él le había regalado esos objetos carísimos, respondió: Sí, yo se los regalé, y a propósito, se le olvidó este otro regalo.
Eso es gracia. Bondad hecha realidad. La gracia es el antagonista del egoísmo. Es darle a alguien algo que no merece. Es entregarse de corazón a hacer el bien sin esperar nada a cambio. La gracia, como tal, es la esencia de Dios para nuestras vidas. Es por su Gracia que hoy amanecimos vivos y sanos. Es por su Gracia que estoy escribiendo esto.
¿Como no alabarlo entonces? Hoy en la madrugada que abrí la ventana de nuestra habitación, la que da al oriente, lo primero que escuché fueron los cantos de los pájaros. Y nació en mi interior un deseo profundo de imitarlos. Porque ellos, cuando amanecen muy de madrugada, lo primero que hacen es elevar sus trinos al Dios que les da de comer. Que los viste. Que los cuida. Y, si Dios alimenta a los pajarillos y los viste de hermosura, cuánto más a nosotros que valemos mucho más que ellos. Es por eso que en cuanto abrí la ventana y escuché sus gorjeos, levanté mis ojos al firmamento y como ellos, levanté mis brazos en alabanza al Dios del firmamento. Porque por su Gracia tengo movilidad en mi cuerpo.
Creo que la mejor herencia que puedo dejarles a mis hijos es Gracia. Es enseñarles a perdonar al que los ofende. Es que le den de comer al que les muerde la mano. Es que amen al que les rechaza. Es que le sonrían al que les molesta. Eso es gracia. Porque la gracia es como un río, se seca o se precipita, pero no retrocede. La gracia es el olvido de sí mismo, el sacrificio, la inmolación voluntaria del yo, o no es nada. La gracia es inmortal, porque vive fuera de nuestros cuerpos mortales, vive en lo que en nosotros hay de eterno y de divino. Es la manifestación de Dios a través de nosotros.
¿Quieren un ejemplo de lo que es Gracia? Es cuando alguien nos dice: “Ámame cuando no lo merezco porque es cuando más lo necesito”. Esta frase resume nuestro clamor a Jesus. Y él no nos niega ese favor. Eso es Gracia.
Amén.
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