LA NOCHE TRISTE...

El canto de las alondras sonaba triste, nostálgica, en un tropel de notas aéreas, que como mariposas sonoras volaban llenando el camino, posándose sobre los muros dorados de las paredes de las casas solitarias y silenciosas en aquella hora  dolorosa, el sonido de los gorjeos de los gorriones, como blancas mariposas se posaban sobre los mirtos y las violetas tristes, sobre los nardos pálidos y sobre las rosas moribundas, juntándose en una adoración ferviente de perfumes y de sonidos...

Como un albatros, rotas las alas, el hombre yacía en el sendero polvoriento y solitario desgarrando su corazón ensangrentado por el dolor y el infortunio de haber negado a su Maestro... Pálido y enfermo había entrado en el limbo de la fiebre poblada su mente de visiones trágicas y tenebrosas... En su interior roto como se rompen las frágiles alas de una paloma herida que cae al suelo, así está Pedro...

Pedro el imprudente. El rápido para hablar. El que se sentía valiente para defender a su Maestro. El hacedor de promesas incumplidas. Pero también el receptor de revelaciones del Padre. Negó conocer a su Protector y Amigo. La última vez que había visto aquellos ojos como pozos llenos de Misericordia había sentido una punzada de dolor y vergüenza cuando negó conocerlo. Cuando maldijo, cuando insistió una y otra vez ante la criada que él no era lo que decían...

Ahora está llorando. Está deshecho por su acción. En la fiebre de su soledad y dolor se pregunta si el que había perdonado a la adúltera lo podía perdonar a él. Si el que había hecho andar al paralìtico podría hacerlo caminar a él. Si el que había abierto los ojos al ciego podría abrirle los suyos...

Pedro está en un maremàgnum de interrogantes. Solo él y las estrellas son un mudo testigo de la tragedia que se vive cuando se ha traicionado la amistad de quien tanto nos ha amado. Cuando hemos sido infieles ante Aquel que nos dio la vida se siente como un inmenso vacío en el alma... Cuando nos damos cuenta que hemos dejado de  confesar nuestro amor a aquel que vino a darnos vida abundante pero preferimos muchas veces el cadalso y el estercolero del hijo pródigo... Es entonces cuando su Amor y Misericordia se nos muestran en toda su magnitud...

Marìa, ve y dile a Pedro que muy pronto lo veré. Fueron las palabras llenas de pasión que Jesus le dijo a la mujer cuando le vio en la persona del hortelano... Jesus sabía el infierno que su amigo estaba viviendo. Como sabe el tormento y el infierno que vivimos nosotros cuando le fallamos, cuando lo negamos ante la sociedad, cuando con nuestras acciones declaramos que no tenemos nada que ver con Èl... Sin embargo, cada mañana nos envía un mensaje con las estrellas del alba: díganle a mi hijo que muy pronto le veré. Díganle a mi amada hija que nos veremos en la mesa cuando parta el pan, cuando se tome su café caliente, cuando se bañe y vea su cuerpo completo, cuando se vea al espejo verà mi Imagen en la suya... Díganle a mis hijos cuánto les amo y cuánto deseo estar junto con ellos tal como lo prometí... Estaré con ustedes todos los días hasta el fin...

Y en la playa se encontraron. El traidor y el Fiel. La mentira y la Verdad. La noche trágica y la Estrella de la mañana. El fango y el Oro. Lo negro y lo Blanco. Lo muerto y El que vive... La tragedia y la Solución. La tristeza y el Gozo... Nosotros y Jesus...

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