JOSUÈ

El  gorrión está triste... Ha perdido su nido. Un viento recio arrebató el sueño de su vida y meció el roble y la rama en donde tenía su nidada desprendió como una rosa desprende sus pétalos, el hogar que había construido para él y su amada...

Los leones andan solitarios. Los cerdos del monte van en manada. Las ovejas van en rebaño. Los cuervos van en bandada... Las águilas no. El águila vuela en las alturas y es capaz de ver la tormenta mucho antes que llegue y no le teme a los vientos contrarios. Los utiliza para elevarse más y más a las alturas. Sabe que tiene garras para posarse en la peña que la está esperando allá abajo para que descanse de su búsqueda diaria...

La fe crea, la fe salva, la fe es el verbo que fecunda el caos, la fe es la madre del miraje, del milagro y de la vida, de la leyenda y de la gloria... La fe es la fortaleza del mártir y el escudo del guerrero. La fe es la vía láctea del ensueño, la fe es la realidad de la quimera... Sin la fe no vivimos. Porque vivimos por fe. Creemos por fe y respiramos por fe. La fe y la sinceridad del alma no se conocen sino en el dolor y las lágrimas son su revelación.

...El hombre está solo. A la orilla del río se debate entre la fe y la esperanza. Tiene una responsabilidad que cumplir pero tiene temor. El temor no es miedo. El temor es algo mucho más profundo porque viene de lo profundo del alma. Un alma que no teme se vuelve egoísta y atrevido e imprudente. El temeroso piensa. Calcula. Consulta y espera. El temor no es cobardía, solo es ser humano. El temor nos hace dependientes de Alguien más Poderoso que nosotros. El que teme ama. Porque el que ama teme herir al objeto de su amor. O teme defraudar su confianza...

Ese es Josué. El heredero de Moisés. Y ahora le toca a él entrar con su pueblo a una tierra que Dios les prometió desde el principio de los tiempos. Les prometió una tierra que fluiría con leche y miel. Leche para los infantes y miel para los valientes. Pero no serà fácil. Josué no es Moisés y su relación con Dios no ha sido personal. Solo observante. Pero ahora le toca abrir el camino así como su mentor lo abrió en el desierto ahora le toca a él abrirlo en el agua. Allí está el río. ¿Como cruzarlo? ¿Como pasar al otro lado? ¿Cómo cuidar a tanta gente que espera en él? Esas son las preguntas que brotan en su mente mientras, sentado a la orilla hace sus cálculos. Espera una respuesta de lo Alto para poder empezar su peregrinaje...

Solitario, extiende sus alas grises a la caricia infinita de los vientos y del espacio. Sus pupilas hechas para contemplar el desierto ahora contemplan la ribera que lo separa de ese desierto y su aridez y de la abundancia y la miel. Se siente solo, abatido, como las hojas muertas que quedan rodando en el vacío...

De pronto, una Voz resuena en el espacio infinito. "...Mi siervo Moisés ha muerto; ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel..." Levàntate Josué. Levàntate y cruza el río. La gente está esperando a que tú des el primer paso. Ellos no podrán pasar al otro lado hasta que tú te levantes, tomes valor y cruces al otro lado...

El dos mil catorce ha muerto. Cruza al otro lado, al dos mil quince. Allá están los frutos, la leche, la miel y la sombra. Ya no más desierto. Ya no mas arenas movedizas. Cruza al otro lado y tu familia, tu casa y tú mismo verás lo que Dios tiene preparado para aquellos que se atreven... Levàntate y cruza...

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