LECCIÒN
El anciano está terminando sus días y no hay nadie que le acompañe. Ha sido un hombre de guerra. En cada batalla ha dejado jirones de su vida, así como dejó sin vida su hogar. El sueño de su juventud ahora espera el momento de tomar su lugar pero habrá que esperar a que llegue el tiempo señalado... Salomon recibirá el trono de Israel mientras David se prepara para terminar sus días en la tierra que lo nombró su rey...
Pero está solo. Como el águila que en lo alto de la peña observa el horizonte y escudriña a través de las nubes y ve que la tormenta se agita a lo lejos. Las plumas de sus alas se mueven al ritmo del viento que amenaza con derribarla, mientras levanta la cabeza para resistir las primeras gotas de rocío que muy pronto empaparán todo su plumaje...
Ni un brazo donde apoyar su endeble cuerpo. Ni un rostro donde verse reflejado. Ni una sonrisa que le ilumine el día. Así terminan sus días los que se entregan a la vida. Nunca pensó en el final. Siempre vivió el presente y se olvidó de preparar su futuro. Creyó que sus batallas significaban todo en su vida y ahora que está al final del camino extraña al hijo. Extraña a la mujer que amó y que por alcanzar su ideal no dudó en cometer homicidio... Betsabè está lejos, como lejos está el calor que su débil y anciano cuerpo necesita...
"Me hicieron guarda de viñas, pero la viña que era mía no guarde" escribiría su hijo años más adelante... Hoy a salido a caminar por el jardín que rodea su palacio... Sus guardias, de lejos, le acompañan para cuidar sus endebles pasos y estar atentos a cualquier necesidad de su amado rey...viosele abandonar los aposentos y seguir silencioso las oscuras alamedas de naranjos, llenas de perfumes y sombras, misterio y poesía. El sombrío soñador movía los labios y miraba el cielo. Había una como transfiguración en su rostro. Brillaban sobre su cabeza los astros, agitaban su blonda cabellera las brisas perfumadas, rodaban las hojas a su paso y noctambulo, extático, hundía su mirada inmóvil en la profunda sombra que había delante de él... Perezoso arrastraba el río sus negras ondas sin rumores y oscuros remansos formaban a la sombra de los viejos sicómoros y las robustas encinas. Brisas húmedas y frías vagaban en la ribera, extrañas fosforescencias habían en el bosque y la luna a través de los árboles formaba vagas claridades en la corriente negra de la noche oscura...
Remolinearon en torno las olas frías, desprendièronse de los naranjos de la orilla azahares en flor, cantó el ruiseñor de la montaña y titilaron las estrellas en el remanso de la soledad y del dolor... El rey David, ya anciano no tiene quien le brinde el calor que necesitan sus huesos. El rocío de la noche moja su cuerpo y su lecho está más frío que un témpano porque a su lado no está la mujer amada. El aliento que antes bebió hasta agotarlo ahora lo ha abandonado. Las sábanas de satín con que se cubre no alcanzan a darle el calor que necesita. Luchó tanto por expandir su reino que no expandió sus brazos para cobijar el amor, el calor y el fuego de su nido... El rey tiene frío y no tiene a su lado su familia... Leamos qué hicieron sus guardias..."El rey David era ya viejo, entrado en días, y lo cubrían de ropas pero no entraba en calor. Entonces sus siervos le dijeron: Que se busque para mi señor el rey una doncella para que atienda al rey y sea quien lo cuide; que ella se acueste en su seno y entrará en calor mi señor el rey. Se buscó a una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita y la trajeron al rey. La joven era muy hermosa; ella cuidaba al rey y le servía, pero el rey no la conoció..." (1 Reyes 1:1) ¿En donde está su amada esposa? ¿En donde están sus hijos? Al final el anciano rey quedó solo, como sola estaba su viña...
Cuando despertó, había amanecido. Asomaba el sol en el cielo, cantaban las aves, sonreía el mundo y había en torno suyo uno como inmenso rumor de muerte... Buena lección para nosotros... ¿No cree?
Pero está solo. Como el águila que en lo alto de la peña observa el horizonte y escudriña a través de las nubes y ve que la tormenta se agita a lo lejos. Las plumas de sus alas se mueven al ritmo del viento que amenaza con derribarla, mientras levanta la cabeza para resistir las primeras gotas de rocío que muy pronto empaparán todo su plumaje...
Ni un brazo donde apoyar su endeble cuerpo. Ni un rostro donde verse reflejado. Ni una sonrisa que le ilumine el día. Así terminan sus días los que se entregan a la vida. Nunca pensó en el final. Siempre vivió el presente y se olvidó de preparar su futuro. Creyó que sus batallas significaban todo en su vida y ahora que está al final del camino extraña al hijo. Extraña a la mujer que amó y que por alcanzar su ideal no dudó en cometer homicidio... Betsabè está lejos, como lejos está el calor que su débil y anciano cuerpo necesita...
"Me hicieron guarda de viñas, pero la viña que era mía no guarde" escribiría su hijo años más adelante... Hoy a salido a caminar por el jardín que rodea su palacio... Sus guardias, de lejos, le acompañan para cuidar sus endebles pasos y estar atentos a cualquier necesidad de su amado rey...viosele abandonar los aposentos y seguir silencioso las oscuras alamedas de naranjos, llenas de perfumes y sombras, misterio y poesía. El sombrío soñador movía los labios y miraba el cielo. Había una como transfiguración en su rostro. Brillaban sobre su cabeza los astros, agitaban su blonda cabellera las brisas perfumadas, rodaban las hojas a su paso y noctambulo, extático, hundía su mirada inmóvil en la profunda sombra que había delante de él... Perezoso arrastraba el río sus negras ondas sin rumores y oscuros remansos formaban a la sombra de los viejos sicómoros y las robustas encinas. Brisas húmedas y frías vagaban en la ribera, extrañas fosforescencias habían en el bosque y la luna a través de los árboles formaba vagas claridades en la corriente negra de la noche oscura...
Remolinearon en torno las olas frías, desprendièronse de los naranjos de la orilla azahares en flor, cantó el ruiseñor de la montaña y titilaron las estrellas en el remanso de la soledad y del dolor... El rey David, ya anciano no tiene quien le brinde el calor que necesitan sus huesos. El rocío de la noche moja su cuerpo y su lecho está más frío que un témpano porque a su lado no está la mujer amada. El aliento que antes bebió hasta agotarlo ahora lo ha abandonado. Las sábanas de satín con que se cubre no alcanzan a darle el calor que necesita. Luchó tanto por expandir su reino que no expandió sus brazos para cobijar el amor, el calor y el fuego de su nido... El rey tiene frío y no tiene a su lado su familia... Leamos qué hicieron sus guardias..."El rey David era ya viejo, entrado en días, y lo cubrían de ropas pero no entraba en calor. Entonces sus siervos le dijeron: Que se busque para mi señor el rey una doncella para que atienda al rey y sea quien lo cuide; que ella se acueste en su seno y entrará en calor mi señor el rey. Se buscó a una joven hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita y la trajeron al rey. La joven era muy hermosa; ella cuidaba al rey y le servía, pero el rey no la conoció..." (1 Reyes 1:1) ¿En donde está su amada esposa? ¿En donde están sus hijos? Al final el anciano rey quedó solo, como sola estaba su viña...
Cuando despertó, había amanecido. Asomaba el sol en el cielo, cantaban las aves, sonreía el mundo y había en torno suyo uno como inmenso rumor de muerte... Buena lección para nosotros... ¿No cree?
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