SUEÑOS

...Toda palabra de mujer tiene un aroma. Tiene un perfume que se dispersa en los átomos dispersos del viento y nos hacen recordar que su voz, como música lejana, puede llenar nuestros oídos de esperanzas y de vida... Sus labios son pétalos y no hojas, hay que dejar que nos brinden el perfume de su dicción amable y el néctar delicioso de su ingenio admirable... Sus labios son como pájaros venidos de otros cielos, pájaros hechos de bruma y no de espuma. Sus canciones y expresiones tienen rumores de mares en horas crepusculares, y resplandores de un lucero solitario y vago...

Jesus ha entrado en la aldea. Dos mujeres le están esperando ansiosas para entregarle el llanto de su triste corazón por la pérdida de la esperanza. Cuando la esperanza muere empezamos a morir nosotros también. No hay vida en la aridez. Es una quimera esperar que el lirio crezca en la tierra seca. Es una utopía querer que la rosa nos brinde sus perfumes en un ambiente seco y sin esperanza. Las rosas crecen en los jardines húmedos de las lágrimas provocadas por un amor que no se corresponde. Por eso la rosa tiene espinas. Todo lo bello tiene su contraparte. El ibis que crece solitario en los pantanos hunde sus patas en el lodo pero el resto de su cuerpo permanece intacto. Como los nenúfares que viven en el fango pero sus pétalos nunca lo tocan... Así es el alma de estas dos hermanas. Lázaro ha muerto. Lleva cuatro días de haber sido llevado a su tumba. Y ahora llega Jesus... ¿No es un poco tarde para que vengas, Señor? Nuestro hermano ya no está con nosotras. ¿Por qué no viniste cuando te llamamos? ¿Por qué nos dejaste esperando la Vida y la Esperanza en ti?  Palabras que tienen un aroma a reproche... Pero es razonable. No podemos saber los tiempos de Dios. Pero Èl conoce los nuestros. Y sabe de qué tenemos necesidad...

Las mujeres han estado angustiadas. Esperando y esperando. Como usted o como yo que hemos estado esperando, como Job que esperò sentado en su ceniza y dolor a que sus amigos lo comprendieran. Solo hay Uno que nos puede comprender.

Y Èl comprende que nuestros sueños muchas veces son abortados porque la fe nos abandona. Cuando la fe nos deja, corremos el peligro de perder el horizonte. Como el cóndor cuando en la tormenta pierde de vista su nido. Como la golondrina que posa sus patas en la palmera más alta para olfatear el ambiente y buscar a su pareja. O como el león que ha perdido su manada y se siente solo y abandonado por su cachorros... Los sueños son frágiles. Por eso son sueños. Cuando logran clavarse como aguijones en el corazón permanecerán indelebles, pero cuando las gotas de lluvia del dolor los rodea fácilmente se abandonan...

Soñar es necesario. Para estar vivo. Para sentirse vivo. Como escribió el poeta: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche...Escribir, por ejemplo,  que la noche está estrellada..." Pero hay momentos en que no se puede soñar. No se puede porque el alma se seca. El corazón se angustia con la incertidumbre del futuro. Y los sueños se derrumban como la cascada que cae de la fuente de allá arriba... Los sueños se pueden perder a causa de un dolor, a causa del abandono del amor. Se pueden abortar como se aborta el bebé largamente esperado y por alguna desconocida razón se pierde...

Todo pasa. La vida pasa. Los años, las amistades, el dolor, la agonía, la juventud y otras cosas... Pero los sueños quedan. Como aquel líder afroamericano que dijo: "Tengo un sueño".  O como se inspiró el sudamericano M. Benedetti: “No te rindas, por favor no cedas aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento.  Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento”...

Jesus llegó a buscar a sus amigas. Èl sabía que ellas tenían un sueño. Vivir juntas con su hermano. Y ese sueño él se lo hará realidad. Como hará realidad nuestros sueños y nuestras esperanzas... Solo hay que esperar a que Èl llegue al encuentro de nuestra quimera para hacerla realidad. Y, como a ellas, a nosotros también nos hará la misma pregunta:  y dijo: ¿Dónde lo pusisteis? Le dijeron:Señor, ven y ve. Jesús lloró (Juan 11:34) Usted sabe el resto. Bastó una orden: ¡Lázaro, ven fuera...! Y el sueño resucitó... Como iba a resucitar Èl también para cumplir el Sueño del Padre...

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