CUÉNTAME, HIJA.HABLEMOS
Han sido muchos años, Jesús... muchos años de soledad y dolor. De abandono y segregación... No podía tocar a mi marido porque lo hacía ceremonialmente impuro. No tenía derecho de adorar a Dios en el Templo porque mi enfermedad me cerraba el paso. No podía cocinar para mi familia porque contaminaba los alimentos. No podía dormir en mi cama porque ensuciaba la ropa y la contaminaba. Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba porque los hacía impuros. Pasaron muchos "Días de la Madre" sin recibir un regalo porque tenía prohibido ver a mis hijos. No podía ir al mercado porque me era prohibido por la Ley tocar los alimentos. Cuando me acercaba a la panadería todos salían al verme llegar y eso lastimaba mi autoestima. Los sacerdotes ya sabían de mi "enfermedad" y evitaban mi contacto. Los médicos se habían aprovechado de mí para lucrarse y dejarme peor que como llegaba. He perdido todos mis bienes buscando la salud que nunca llegó. He perdido e...