OLVIDANDO EL PASADO

Lucas 17.32  «Acordaos de la mujer de Lot».

 

Jesús es un Maestro para dejarnos advertencias. Algunas fáciles de imitar, otras dolorosas y aún otras, vergonzosas.

En el pasaje que nos ocupa tenemos la advertencia de acordarnos de la mujer de Lot. Si usted no conoce la historia se la contaré:

Con su permiso, allí le va…

En Génesis 19 la Biblia nos cuenta la destrucción de Sodoma y Gomorra. En ella vivían, entre otras personas, el sobrino de Abram; Lot, su mujer y sus hijas. La corrupción había alcanzado niveles tan alarmantes entre esa sociedad que Dios decidió terminar con ellas. Abram intercede y Dios envía ángeles para que salven la vida del sobrino de Abram y su familia. Pero dan una orden: Nadie vea para atrás. Nadie vea lo que dejaron. Nadie busque en su pasado. Nadie mire lo que quedó…

Pero la mujer de Lot no hace caso.  Y es castigada. Fue convertida en estatua de sal. Para ejemplo de las generaciones venideras hasta llegar a nuestros días.

¿Qué significa?

Muchos años después, Jesús, platicando con sus discípulos les recuerda el ejemplo nefasto de aquella mujer. ¿Qué tan grave fue su falta? ¿Qué tan insolente fue su acción para merecer tan duro castigo?

Lamentablemente nuestra sociedad actual nos ha influenciado para vivir de recuerdos. Buenos o malos. La mayoría de las personas viven recordando el pasado. Especialmente si fue doloroso. Constantemente están recordando al cónyuge su conducta pecaminosa y vergonzosa como si el Sacrificio de Cristo no hubiera sido suficiente para borrarlo. Hay mujeres y hombres que se gozan recordando las faltas más pequeñas de su pareja para hacerlo sentir mal, para vengarse de él o ella, trayendo al presente situaciones que antes fueron normales para todo aquel que no conocía a Cristo. Y eso les vuelve amargados y solitarios. Viven enojados con el pasado y eso les causa un daño tremendo.

Recordemos que antes de conocer al Señor Jesús todos, absolutamente todos estábamos muertos en nuestros delitos y pecados dice la Palabra. De manera que éramos sujetos a vivir dentro de las tinieblas. ¿Para qué entonces, recordarnos ese doloroso pasado? ¿Para qué traerlo al presente si lo único que produce es dolor y vergüenza? Sin embargo, el corazón humano es tan ingrato que aún a las personas que más amamos podemos causarle un dolor tan grande al recordarle sus faltas.

¿Y qué decir de los errores que cometemos ya en Cristo? Aquí cabe otra reflexión: Aún no estamos perfeccionados. Todavía estamos en un cuerpo de pecado. Pero Dios es tan bueno que nos perdona por el sacrificio expiatorio de Jesús. Esto nos enseña que lo que pasó ya es pasado. Si Jesús lo perdona yo también debo perdonarlo. Si Jesús ya lo echó al fondo del mar yo también debo echarlo al olvido.

Se dice que en esa parte del mar hay un letrero que dice: "Prohibido pescar…"

El triste recuerdo de la mujer de Lot está vigente hasta el día de hoy. "Acordaos de la mujer de Lot" dice el verso…

Hagamos un ejercicio: Si la Biblia se escribiera hoy, ¿qué nombre podría estar en ese lugar dentro de algunos años? ¿El suyo? ¿El mío?  ¿Cómo diría el texto?

No nos permitamos el error de ofender la imagen de Dios en los nuestros recordando cosas que ya pasaron. Especialmente si fueron dolorosas o vergonzosas.

 

 

 

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