ALGUIEN NO DUERME POR TI...

¡Tranquilo, usted, tranquilo…!

 

El día ha declinado, y las obligaciones reales han quedado relegadas para el siguiente. La corte del Rey Asuero ha entrado en su descanso nocturno.

Afuera, el cielo de Persia brilla con el resplandor de la luna que baña con su pálida luz el desierto que también descansa del trajín diario.

Los centinelas que guardan la ciudad están en sus puestos. Los animales nocturnos salen de sus escondrijos a buscar su alimento. Un fino rocío baña la blanca arena que cubre la tierra, mojando levemente las palmeras para que sus raíces absorban la humedad y así, alimentar sus frutos de dulces dátiles que saboreará algún beduino que transite por allí.

Todo parece estar en calma…

Leyó bien. Parece.

Porque la verdad es que no todo está en calma…

Hay alguien escondido entre las tinieblas de la maldad que ha planeado la destrucción de un pueblo. Es un hombre racista y ególatra que no tolera que haya alguien mejor que él. Abunda esa clase de gente. Son los encargados de llevar sobre sus hombros ese pecado de envidia, egocentrismo y egoísmo. Son parias sociales que tienen un corazón tan tenebroso que ni ellos mismos se sienten bien con ellos mismos…Saben fingir que son buenos, pero cuando usted acerca la lupa para verlos mejor, notará en sus ojos un brillo siniestro que muestra las inmensas tinieblas que hay en su interior.

Se ha tramado cobardemente la extinción de un pueblo. ¿La causa? La no veneración idólatra que exige de un hombre. De un hombre que sabe ante quién debe inclinarse. No es un hombre común y corriente, no. Es alguien que conoce al Creador no solo de su vida sino de todo lo que existe. Por lo tanto, es el Único que merece ser adorado. Si las estrellas, el sol y el universo  lo adoran, ¿porqué no él, simple criatura humana? Por lo tanto, cuando este impertinente ignorante de ese Dios que merece toda la honra pretende que sea adorado como dios, nuestro hombre, Mardoqueo, lo ignora y no obedece la instrucción de inclinarse ante él. Así de simple. Él no está dispuesto a claudicar ante nadie. Ya es hora que el Nombre del Bendito sea honrado aún a costa de la propia vida. Y, cuando Aman aparece por allí, Mardoqueo permanece más firme que una palmera… Eso le ha acarreado el oprobio y  la amenaza de muerte en la horca.

Y aquí entra la Providencia. Al rey Asuero se le va el sueño. ¡Qué casualidad! ¿Verdad? Pero no. No hay casualidades en el reino de Dios. El hombre, para volver a conciliar su descanso, pide que le lean algo. No importa qué, pero que le lean alguna historia para poder regresar a los brazos de Morfeo…

Y se descubre un secreto. Usted lo puede leer en la Biblia. Y el rey no puede conciliar el sueño hasta que se haga lo que tiene que hacer: honrar a quien ha honrado. No es posible que un rey como él tenga deudas morales con alguien. Y ese alguien es precisamente el hombre que ha honrado a Dios. Por lo tanto, no importa que el sueño se vaya, hay que hacer algo por ese anodino que ha hecho algo por el reino. Y lo salvan de la horca. Y con él, el pueblo hebreo amenazado de muerte…Hasta hoy se celebra esa victoria en Israel en  la fiesta de Purim.

Hablemos de usted, querido lector: ¿Está sucediendo algo nefasto en su vida? ¿En su futuro? ¿En su familia? ¿En su nación? ¡Descanse! Alguien no duerme por usted. Hay Alguien que no duerme ni se adormece. ¿Sabe quien es? ¡Es Jesús, el Rey de reyes! El no dormirá hasta que su situación se arregle. Así que usted… ¡Tranquilo!

Dios les bendiga.

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