AMIGOS COMO JESUS

AMIGOS COMO JESUS


Juan 15:15  “…pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre”


Esta famosa palabra se ha deteriorado tanto que hoy ser amigo es cosa rara.  Porque tener amigos es caro.  No solo es caro en materia financiera pero también en dedicar tiempo, esfuerzo, atención y compañía para beneficiar al otro.  Ser amigo va mucho màs allà de lo que comúnmente se cree. No es amigo aquel que me aleja de mis principios sino el que los consolida, quien me ayuda a mejorar, quien cuida de mi nombre y mi posición. Por ejemplo, en 1 Samuel 18:3-4 tenemos el ejemplo de Jonatan cuando se quita sus ropas, armas y escudo para que David se defienda de sus enemigos màs adelante.


Porque ser amigo es saber desprenderse de algo para abonar la amistad. Una amistad no se hace de la noche a la mañana. Se cultiva, se riega con atenciones, con inversiones de tiempo, recursos y esfuerzo. Muchos cristianos no quieren tener amigos porque no quieren que otros los vean como son. En una amistad sincera no pueden haber cosas ocultas. Es por eso que los que no quieren tener amigos es porque tienen miedo a que se les vean lo pies de barro, o porque se creen muy superiores a los demás y se niegan a rebajarse” como ellos piensan, pero el problema es que la soledad es màs cara que una amistad cultivada. Los que se niegan a tener amigos son los que màs sufren porque no hemos sido hechos para estar solos. La soledad es una condición de aislamiento de los demás. Podemos estar solos en medio de una multitud. 


Jesùs, en este episodio de las Escrituras le dice a sus discípulos que después de su Resurrección, ya no les llamará siervos sino amigos. ¿Por qué esta expresión tan tierna? Porque solo los amigos se pueden compartir secretos. Solo los amigos alcanzan un nivel de confianza en el cual se comparten experiencias que a veces son vergonzosas para los demás, pero la Escritura dice que el amigo ama en todo tiempo. Eso quiere decir que un amigo verdadero no se escandaliza por lo que el otro pueda estar viviendo sino que le tiende la mano para ayudarlo sin condenarlo.  Jesùs le dice a sus discípulos que los llamará sus amigos porque solo en ese nivel les puede revelar las cosas grandes y ocultas del Padre que están en su reino. Los amigos son sinceros, francos y son un lazo poderoso para poder tener un apoyo moral y espiritual en el momento oportuno. 


En Lucas 11:5 tenemos una paràbola en donde se nos muestra el grado de confianza que se puede llegar a tener con un verdadero amigo. Si vemos bien la Escritura, notamos que el hombre en necesidad acude a su amigo”. Le nombra por ese título. Sin embargo, el que se creyó que el de la casa era su amigo” se equivocó. No respondió como debió haberlo hecho. 


Jesùs quiere enseñarnos en su historia que ser amigo es saber compartir las necesidades con otro. Es por eso que tener amigos verdaderos es escaso y difícil de encontrar.  El epítome de lo que estamos viendo es cuando Jesùs le pregunta a Pedro en la playa después de haber resucitado: “¿Me amas?”. Recordemos que tiempo antes Jesùs les había dicho que serían sus amigos. No perdamos de vista ese detalle. Por lo tanto, cuando le hace esa pregunta en la playa es porque en el patio del Sumo Sacerdote, cuando están golpeando a Jesùs, Pedro lo niega. Se avergüenza de èl porque no se defiende y se aleja triste y avergonzado.


Jesùs, como buen amigo, necesita reconciliar su amistad con Pedro, es por eso que lo busca y le hace la famosa pregunta. ¿Qué hay escondido en esas preguntas? Lo que no se ve pero está allí es: Pedro, ¿seguimos siendo amigos? ¿A pesar de la prueba que fallaste de nuestra amistad? ¿Quieres seguir siendo mi amigo Pedro? Y aquí viene el golpe final a la amistad de Jesùs con Pedro: Si es así, si tú sigues siendo mi amigo, apacienta mis corderos. 


Aquí tenemos la prueba máxima de Jesùs cumpliendo lo que había dicho semanas antes: Ya no serán mis siervos sino mis amigos. Ahora llegó el momento de demostrarlo: Me negaste Pedro, pero yo te entiendo. Sigo siendo tu amigo. Y, porque sigo siendo tu amigo, te confiaré mis ovejas. Cuídamelas, te las encargo” 


¿Podríamos nosotros actuar de esa manera? ¿Podríamos seguir confiando en un amigo que nos ha fallado por alguna debilidad? No estoy hablando de una traición descarada. Estamos hablando de un momento de debilidad. De un momento de carnalidad pero que por sobre todo, sigue prevaleciendo la amistad verdadera.  Entonces:  ¿Somos amigos de Jesùs?  Porque sin duda, èl es nuestro amigo. Pero... ¿somos nosotros sus amigos? Si es así, tenemos una gran responsabilidad de apacentar sus ovejas, para honrar su amistad hacia nosotros. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

UN POCO DE PSICOLOGÍA

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)