LO MALO DEL BIEN
LO MALO DEL BIEN
Lucas 6:32 “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman”
Los estándares de Jesús son altos. No podemos presumir de hacer algo bueno a nuestros ojos porque delante de él, nuestras mejores obras son como trapos de inmundicia. No hay nada bueno en nosotros. Si hay algo bueno, es su Bondad y su Presencia. Todo depende de él. Es una bendición haberle conocido y que haya tenido la Gracia suficiente para limpiarnos de toda maldad y hacer de nosotros nuevas criaturas. Gloria a su Nombre.
El bien es bueno. He estado escribiendo algunos artículos sobre lo negativo de algunas virtudes. La Biblia me dice que no trate de ser demasiado justo. Y Pablo dice también que de nada sirve si doy mi cuerpo para ser quemado en ofrenda si no tengo amor. Así que el bien tiene una cara negativa. No todo tiene que ser bueno. Debemos aprender a discernir cuando el bien que quiero hacer puede provocar más daño que bien.
Es por eso que no es bueno siempre darle dinero a la gente. Hay empresas en el mundo que cuando alcanzas sus metas proyectadas, lo celebran con sus empleados dándoles diplomas y presentes para agradecerles el esfuerzo que han hecho. En una oportunidad cuando trabajaba allá en Guatemala, hicieron eso en la empresa donde logramos llegar a la meta propuesta por los dueños. Cuando nos celebraron el triunfo, nos dieron a cada uno un diploma. Escuché decir a uno de mis compañeros: “con este diploma no comen mis hijos”. Esta persona no quería diploma. Quería dinero. No supo reconocer que para la empresa era más importante darnos a todos una cartulina con unas palabras de honra que un par de billetes.
Así hay personas que no saben apreciar el bien que se les hace. Un diploma alegra el alma. El dinero alegra la billetera. Y volverá a quedarse vacía. El bien no siempre es bueno.
Un padre que tiene mucho amor y le da todo a su hijo sin que le cueste nada, le paga los mejores colegios, los mejores maestros y le concede todos sus caprichos, para su cumpleaños le regala la moto que tanto ha deseado, al fin del curso le paga buenas vacaciones para hacerle ver que lo ama, para ese hijo su papá le está haciendo un bien. Le demuestra con esas cosas materiales que lo ama. Pero los que peinamos canas vemos otra cosa. Vemos la otra cara del bien. Vemos el mal que le está haciendo a ese hijo. Porque le está mostrando un camino que no es el verdadero. Cuando salga a la vida y necesite valerse por sí mismo no podrá. No tendrá el carácter suficiente para sostenerse ante la adversidad. Han criado un inútil. Un paria con dinero. El supuesto bien que trataron de hacerle se convirtió en su mayor mal.
No le enseñaron a ganarse su sustento. Todo le vino fácil y eso lo terminó destruyendo. Lo hicieron un fracasado. Es por eso que se enseña que los padres no deben darle todo lo que piden los hijos. El bien que ellos esperan de sus progenitores, llega con el tiempo, a convertirse en un mal. Es lo malo del bien.
Una madre que ama a su bebé no quiere que pase hambre. Al menor llanto del niño corre a la cocina y le prepara su biberón para que se calme inmediatamente. No le permite pasar un momento de hambre. Para esa madre es un orgullo sentirse buena madre porque no permite que su niño tenga que sufrir de hambre. Poco a poco, ese niño irá pidiendo más y más comida. Llega un momento en que su peso ha rebasado los límites que debe tener pero la mamá, queriendo evitarle a su hijo ya adolescente que sufra de hambre, le sigue dando comida hasta que lo destruye con un sobrepeso horrible. Y tenemos un ser egoísta, exigente porque cree que todos tienen la obligación de soportar sus berrinches porque no le conceden inmediatamente lo que pide.
Hace unos días fuimos mi esposa y yo a un comer a un restaurante. Llegó una familia de tres personas: La esposa, el esposo y el hijo pequeño de unos seis o siete años. Mientras los padres comían, el niño anduvo corriendo por todo el restaurante, haciendo gestos a los demás que estábamos queriendo un poco de privacidad en nuestro espacio, haciendo una bulla insoportable estorbando el lugar que era para comer y no un parque de diversiones. A todo esto, los padres estaban ensimismados en sus celulares y en sus alimentos que no supervisaron a su hijo que nos estaba importunando a todos incluso a los empleados que no sabían qué hacer con ese impertinente.
El bien que le hacen sus padres al permitir que ese niño haga lo que quiera en un lugar público, será un gran daño más adelante cuando la sociedad lo desprecie y le ponga en su lugar por mantener el respeto de otras personas. Entones tendrá que rendir cuentas por el supuesto bien que sus padres le dieron cuando niño.
Es por eso que el bien absoluto no existe. El bien tiene sus fronteras. Tiene sus límites a menos que al violarlas nos atengamos a las consecuencias de llorar más adelante. Dios nos niega muchas cosas porque sabe que si nos las da, nos hará un daño. El amor es un bien, pero el bien tiene sus dos lados.
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