BETSABÉ (Vista con ojos nuevos)

 2 Samuel 11:3  “Y alguien dijo: ¿No es esta Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías hitita…”


Para los misóginos la historia de Betsabé y el rey David es algo de que aferrarse para echarle la culpa a la mujer por indecente, ofrecida, provocativa y demás epítetos.  Todo, para que el hombre salga indemne del delito que se cometió contra aquella mujer. 


La pregunta que surge en toda esta historia es: ¿Por qué el profeta Natán, cuando le lleva la disciplina de Dios a David no menciona a Betsabé?  2 Sam. 12:1  “Entonces el SEÑOR envió a Natán a David…”  ¿Qué hay escondido en esta historia de pasión intensa, deseos incorrectos y acciones abusivas basadas en el poder real de aquellos tiempos? 


Todo empezó cuando el rey David, en vez de ir a la guerra como hacían todos los reyes, se había quedado en su palacio. Y una mañana, al levantarse, vio en la azotea de su casa a una mujer que en la vecindad se estaba bañando.  El voyerismo no es asunto de los de casta baja. También afecta a los que nacen en cunas de oro.  El haber visto a Betsabé bañándose en su casa, hizo que David se encendiera en lujuria no solo con sus ojos pero también en su interior. Lo demás ya lo sabe usted.


Pero veamos quien era Betsabé:  Su nombre quiere decir Hija de un juramento o séptima hija y aún más, hija de abundancia.  Era esposa de Urías, un soldado fiel al rey David, pero aunque la Biblia no nos da mucha información sobre la vida privada de Betsabé y Urías, y no hay detalles de su relación, podemos ir entretejiendo su historia a través de los comentarios de la Mishná y los historiadores de aquellos tiempos como Herodoto o Josefo.  Betsabé era Hija de Eliam y nieta de Ahitofel.  También se identifica como Bet-súa, hija de Amiel, madre de Salomón.


¿Que estaba haciendo Betsabé bañándose en el patio de su casa?  Según la Escritura, una mujer, después de haber pasado por su ciclo menstrual, tenía que practicar un baño de purificación.  Ella estaba cumpliendo lo que la Ley de Moisés ordenaba a su pueblo Israel. Al ver este pequeño pero gran detalle, nos vamos introduciendo en la vida privada de esta mujer. Ella no tenía relaciones con su esposo dado que él se había ido a la guerra. 


Y según los historiadores, cuando un hombre casado se iba a la guerra, se acostumbraba que le dejaba una carta de divorcio a su esposa por si llegara el caso de morir y ella no quedara viuda para que no tuviera que cumplir el mandato del levirato, o sea, que se casara obligadamente con uno de sus cuñados para que le levantara descendencia. 


Al dejarle la carta de divorcio, ella quedaba libre de casarse con quien quisiera sin ofender ni la ley de Moisés ni traicionar la memoria de su difunto esposo.  Eso indica, que en ese momento del famoso baño, Betsabé, legalmente, es una mujer divorciada.  Ese detalle también cuenta cuando David le dice a Urías que vaya y se acueste con su esposa y él se niega por varias razones, una de ellas, es que no desea perturbar la tranquilidad de su esposa quien ignora que su esposo está en la ciudad.  Aparte de su fidelidad al rey y sus compañeros, por supuesto.


Vistas así las cosas, no podemos culpar a Betsabé de ofrecida, indecente ni pecaminosa. Al contrario, vemos a una mujer obediente a sus principios de fe que solo deseaba honrar su religión y a su Dios Jehová al cumplir con su baño ritual.  Sencillamente se trata de una mujer divorciada, sin marido en esa actualidad, por lo tanto, soltera quien tenía en su poder un documento firmado por su -posible difunto-esposo. 


Es por eso que cuando David la envía a llamar, ella no duda en presentarse ante el Rey, no para cumplir deseos ambiciosos de llegar a ser reina como algunos comentaristas alegan, sino porque en su conciencia, ella no tenía ningún temor a ser culpada de adulterio por su misma condición de mujer soltera.  Además, por supuesto, de que en aquellas latitudes, el rey de un país tenía poder para tomar las mujeres que quisiera sin que ninguna se pudiera negar por el hecho de ser su monarca, dueño de la vida de sus súbditos. 


Ahora tenemos la respuesta de por qué el Señor, cuando toma en sus Manos la justicia de castigar este pecado de su hombre de confianza como era David, solo a él se dirige el profeta Natán sin mencionar para nada el nombre de la mujer.


Sin embargo, Mateo, en la genealogía de Jesus, menciona este detalle:  “Y David engendró a Salomón de la que había sido mujer de Urías” La Escritura respeta la dignidad de Betsabé hasta el final.  ¿Que les parece, queridos lectores?

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