LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES

 Génesis 27:33  “Y tembló Isaac con estremecimiento muy grande, y dijo: ¿Quién fue entonces el que trajo caza, antes de que tú vinieras, y me la trajo y yo comí de todo, y lo bendije?”

Génesis 27:46 “Y Rebeca dijo a Isaac: Estoy cansada de vivir a causa de las hijas de Het…”

El padre asustado y la madre cansada de vivir.  Ambos amaban a sus hijos. ¿Qué padre o madre no lo hace?  El problema es cuando de tanto amarlos cubrimos sus conductas erróneas creyendo que no tendrán consecuencias dolorosas en el futuro. 


Y, lo que es peor, es que olvidamos que no son nuestros, son hijos de Dios y un día tendremos que dar cuenta de lo que hicimos con ellos. Cómo los formamos. Cómo los guiamos hacia la Presencia y servicio de Dios. De tanto amarlos y pasar por alto sus pecados y errores le fallamos tanto a ellos como a Dios ya que no fuimos buenos administradores de su herencia que son los hijos precisamente.


Eso sucedió en esta pareja formada por Isaac y Rebeca. Isaac amaba y excusaba a Esaú. Rebeca amaba y excusaba a Jacob. Ambos hijos tenían sus propias maneras de comportarse. A Esau le gustaba el campo y cazar animales.  A Jacob le gustaba estar en casa al amparo de su madre. 


Un día llegó el momento en que Isaac tenía que pasarle la bendición de Abraham a su primogénito. Como dictaba la tradición, le pertenecía a Esaú. El problema es que nuestras tradiciones no siempre están de acuerdo al Plan de Dios. Para Isaac, la descendencia que iba a formar un pueblo dedicado al Señor tenía que venir de su primogénito Esaú. Por nacimiento le tocaba a él ese privilegio. Aunque para Isaac las señales que su hijo estaba dando no eran las adecuadas, ya que se había casado con mujeres hititas, eran paganas, alejadas de todo conocimiento del Dios de Abraham y el Dios de Isaac. Génesis 26:34-35 “Cuando Esaú tenía cuarenta años, se casó con Judit, hija de Beeri hitita, y con Basemat, hija de Elón hitita;  y ellas hicieron la vida insoportable para Isaac y Rebeca”


A pesar de ese craso error de su hijo mayor, Isaac insistió en darle a él la bendición paterna y las promesas de Dios.  Dios no lo vio con buenos ojos. ¿Qué hubiera sucedido si Esaú hereda esas promesas estando casado con mujeres paganas y no con mujeres leales y temerosas de Dios? 


Es donde entra en acción Rebeca: Disfraza a su hijo Jacob para que sea él, quien estaba soltero en esos momentos y que tenía más conocimiento de su Dios. Estaba listo para recibir la bendición del Dios de su padre Isaac. Pero éste no sabía de qué se trataba todo el embrollo. Según él, quien le había llevado su comida y había recibido la bendición era Esaú. Pero a lo hecho, pecho. Ya había dado toda la bendición al que había llegado primero.


Es por eso que cuando Esaú llega a reclamar su herencia, dice la Escritura que Isaac tembló de miedo. ¿Qué hice? ¿A quien le di la bendición de ser el siguiente patriarca de nuestro linaje? ¿Quien se llevó la bendición que supuestamente era para mi primogénito? ¿Será que dañé el futuro de los planes de Dios? ¡Ese fue su miedo que le hizo temblar! 


Isaac sabía que la bendición es algo serio. Significa seguir los planes de Dios para la humanidad y en el momento que llega Esaú con la comida se dio cuenta que ya había bendecido a otra persona que no era su hijo mayor. Y si la bendición no fue para él, ¿quien se había beneficiado con esa promesa de vida abundante?


Es que Isaac no tuvo en cuenta la conducta reprochable de Esaú. No le importó que su linaje a través de las esposas paganas y mundanas de Esaú no eran aptas para engendrar a sus nietos, que no seguirían los pasos de sus ancestros, y no perduraría la promesa que Dios le había dado a Abraham. Dios había dicho: “Yo sé que Abraham le enseñará a sus hijos y a los hijos de sus hijos que Yo soy Dios”.  Eso no iba a funcionar en los matrimonios de Esaú. Pero a Isaac eso no le importaba. Estaba ciego con respecto a ese detalle.


Y era tan cruel la vida de aquella familia mezclada, que la misma Rebeca expresa: “Estoy cansada de las esposas de Esaú. Prefiero morir a seguir viviendo en este caos espiritual a causa de las esposas de mi hijo. Ahora solo me faltaría que Jacob también se case con este tipo de mujer. Prefiero morir que seguir viviendo así”. Rebeca sabía su responsabilidad en la formación de sus hijos, por eso toma la decisión de enviar a Jacob a su parentela, a su familia y buscar allá a la esposa que debía ser la conductora de su linaje que honrara al Dios que les había bendecido. 


¿A cual de sus hijos prefiere usted y por eso oculta sus pecados y los justifica sin pensar en su futuro? ¿Hacia donde está llevando su linaje espiritual al no corregir las conductas equivocadas de sus hijos?  ¡Buenas preguntas, ¿no cree?!


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