DEJANDO REDES
1:18 “Y dejando al instante las redes, le siguieron”
Jesus es pragmático. No admite negativas cuando se trata de dar órdenes. No pregunta ni pide opinión. No permite que haya contradicciones en aquellos a quienes ha llamado a ser sus seguidores.
Usted puede opinar si es bueno o no seguirlo pero eso no cambia las cosas. Usted puede decidir si lo obedece o no pero entonces dude que él lo haya llamado. Porque cuando Jesus llama a alguien ya no hay otra opción más que obedecerlo.
Eso dijo Pablo: ¡Ay de mi si no obedezco! Y, aunque a más de alguno le duela, tenemos que aceptar el hecho que Jesus es claro en lo que dice. Nuestro problema es que nosotros no entendemos su mensaje. Y otro error que cometemos es que hemos hecho a Jesus a nuestra imagen y semejanza. Creemos que Jesus es salvadoreño o chapín y por eso tenemos el derecho de decidir que hacer con sus instrucciones.
Estamos acostumbrados a manejar las órdenes e instrucciones a nuestro gusto. Si estamos de acuerdo con lo que nos ordenan hacemos caso, si no nos gusta lo que nos mandan sencillamente lo ignoramos. Y eso es lo que hacemos con nuestro Maestro.
Es más, se me ocurre la idea de que los padres de esta generación de jóvenes están enseñando a sus hijos que si sus maestros de escuela les dicen algo que no les agrada, sencillamente van y hablan -los padres-, con el profesor o el director del colegio y le ponen los puntos sobre las íes alegando que están maltratando a sus hijos porque le quitaron el celular que usaba en clase o porque le discriminaron por su forma de cortarse el cabello o pintarlo como le guste si es niña.
Se les olvida que al principio de cada año se firma un compromiso de permitir que el colegio o la escuela tenga autoridad sobre sus estudiantes que son sus hijos precisamente. Pero a la hora en que el niño llega a quejarse con los padres por el aparente abuso de autoridad, no dudan en plantarse frente al edificio de estudios y pedir frente a las cámaras y micrófonos de los medios que destituyan al abusivo del director o maestro que está haciendo bullying a sus pequeños.
Vista así las cosas, lo mismo está sucediendo al llamado de Jesus a aquellos a quienes él quiere bendecir con sus enseñanzas. Los padres se le plantan a Jesus y no permiten que él les haga exigencias que -según ellos-, sobrepasa su autoridad sobre sus nenes. Estamos viendo entonces hoy en la Iglesia de Jesus que los jóvenes hacen lo que quieren y como quieren porque tienen el respaldo de sus padres que los han malcriado. Ante esto, ni el Espíritu Santo ni el pastor tienen nada que hacer con la juventud que se pierde de las bendiciones del Señor.
¿Qué hubiera pasado si Pedro y sus amigos hubieran pensado como piensan los jóvenes de hoy? ¿Qué hubiera sucedido si Zebedeo le hubiera prohibido a sus hijos seguir el llamado de Jesus sobre ellos y que no dudaron en abandonarlo con sus redes? ¿Qué ejemplo tendríamos hoy si Pedro y sus hermanos no hubieran obedecido la orden de Jesus de dejar sus redes y seguirlo? La respuesta cae por su peso.
Y es lo mismo que hoy está haciendo Jesus con sus hijos, queridos amigos y compañeros de iglesia. Es lo mismo. Jesus está pidiendo a sus hijos que dejen sus redes, y no solamente sus redes virtuales pero también sus instrumentos de pecado, sus películas de romanticismo barato, sus amigotes que los están llevando a la pérdida de la moral, que dejen la compañía de amigos que los están desviando del camino de santidad y los están empujando a vivir vidas de doble moral porque el domingo en la mañana vienen a la iglesia dizque a cantar y alabar al Señor, pero en las tardes se van con sus amigos homosexuales o lesbianas a vivir como ellos, a rebajarse al nivel de animales irracionales al amparo de sus padres que les permiten esa doble vida.
Hacen falta padres como Zebedeo que no impidió que sus hijos siguieran el llamado de Jesus para que lo siguieran y lo sirvieran. Pregúntese, queridos padres por qué muchos de sus hijos no quieren servir al Señor en algún ministerio o servicio de la Iglesia. Pregúntense qué han hecho ustedes para impedir que sus hijos sigan a Jesus poniendo de pretexto que tiene que estudiar, que tiene que hacer deberes y cumplir su agenda personal. Pregúntese en qué han estado pensado ustedes para evitar que sus hijos estén al servicio del mismo Dios y luego respóndanse por qué si sus hijos no sirven a Dios, tendrán que servir al Diablo.
Se lee bien el pasaje, no encontrará que Jesus les ruega a esos jóvenes pescadores que le sigan. No les pregunta qué opinan, qué creen o qué deciden. No, Jesus no pide opinión. Él solo ordenó: verso 17: “Y Jesús les dijo: Seguidme…y ellos, al instante, no dentro de un año, no cuando se graduaran, no cuando ya tuvieran su título, no, al instante dejaron sus redes…”
Pero para no seguir haciendo cosquillas a más de algún lector legalista, lo dejo aquí. Saludos.
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