SALVANDO EL HONOR DE UN AMIGO
Juan 2:3 “Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo*: No tienen vino”
Bueno, eso de que Jesus es un buen amigo lo hemos repetido hasta en las canciones que luego se han vuelto himnos que cantamos en el cantoral de las iglesias. Si se imprimieran todavía los himnarios ese canto aparecería entre sus páginas.
Una hermana que estaba por morir, en sus últimos días lo cantaba una y otra vez. “Jesus, mi buen amigo, mi dulce caminar, llévame contigo, no quiero volver atrás…”
Inés, que así se llamaba la hermana, falleció a los pocos días de haberla ido a visitar con mi esposa en su lecho de agonía. Fue allí en donde la escuché cantar ese canto. Hermoso al oírlo en la voz de una mujer que vivió para Cristo durante muchos años, y un buen recordatorio que ese canto fue su plegaria musical para irse al lado del Padre cuando el momento de partir llegó.
Pero Jesus es mucho más que un buen amigo convertido en canción.
Es un Amigo de verdad. No importa como lo tratemos, si con respeto y dignidad o por puro formalismo religioso. Él siempre será nuestro amigo. Aunque nosotros no lo seamos de él. Él siempre estará a nuestro lado pendiente de nuestras necesidades y adversidades.
Y como él mismo escribió en sus Escrituras: El amigo ama en todo tiempo. Y eso es lo que él hace con nosotros. Nos ama en todo tiempo. Cuando estamos en el pináculo del triunfo o cuando estamos en el fondo de la miseria de la vida.
No sabemos amigo de quien era en la boda de Caná. Pero dice la historia que nos cuenta Juan que Jesus también fue invitado. Bueno, si las cosas no han cambiado mucho, me imagino que fue la novia quien hizo la lista de invitados como suele suceder. Así que doy por hecho que esa muchacha tenía no solo a María en su lista de invitados pero también a su hijo Jesus y sus discípulos.
Cuando recibieron las tarjetas de invitación, reservaron en su agenda que irían a esa boda. Presumiblemente pienso que prepararon los regalos y la ropa para presentarse adecuadamente vestidos para tal ocasión. Y al nomás entrar, como las mujeres son tan observadoras, María vio algo que llamó inmediatamente su atención. Quizá los encargados de repartir el vino estaban discutiendo algo y hasta sus oídos llegó el murmullo que se estaba desarrollando entre el grupo de servidores. Ya no había vino y la fiesta prácticamente acababa de empezar.
Jesús aún no había hecho ningún milagro, así que no se esperaba que hiciera algo al respecto. Y no lo había hecho porque él mismo nos lo aclara cuando dice “mi hora no ha llegado”, es decir, aún no tengo la autoridad del Padre para hacer milagros. Sin embargo, también conociendo a las mamás de todo el mundo, saben donde poner el codo y seguramente codea a Jesus y en voz baja le dice: “no tienen vino”. Y culturalmente tanto María como Jesus sabían lo que eso significaba: Que los novios iban a sufrir una gran vergüenza porque no previeron comprar suficiente vino para sus invitados. Si se acaba el vino se termina la fiesta y todo se echa a perder.
Recordemos que las bodas judías tardaban siete días. ¿Que hacer en ese caso? Soportar las burlas, la vergüenza y la humillación y el eterno recuerdo que el día de su boda el novio iba a ser estigmatizado quizá como un tacaño de primera o descuidado con su boda. Y la futura esposa iba a tener que soportar ese enojo dentro de ella.
Así que allí tenemos a María codeando a Jesus y hablándole al oído. Y Jesus se compadeció del novio. Para evitarle que fuera criticado aún sin él saberlo que se había terminado el vino, dio las órdenes pertinentes. Que llenaran las vasijas con agua y ustedes conocen el resto.
Lo que quiero señalar aquí es esto tan importante: Jesus era tan amigo de la novia que lo invitó, que protegió a su esposo. Creo que Jesus no solo obedeció a su madre porque era su deber, pero sintió en su corazón que el novio no se dio cuenta de su error y sufriría ser avergonzado. Es decir entonces que por amor y simpatía por la novia, Jesus protegió al novio y futuro esposo.
Porque: ¿a quien felicitaron por el vino tan especial que el maestresala había probado? No a la novia. Al novio. Fue el hombre quien se llevó el aplauso no la mujer. Pero la intervención de Jesus fue por cariño y respeto a la novia.
¿No es maravilloso que Jesus protege el honor del hombre a causa de la mujer entonces?
Ah, ¿verdad machistas que las desprecian? ¿Que me dicen a esto?
Comentarios
Publicar un comentario