ACERCANDOSE
Éxodo 3:3-4 “Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí”
Dios tiene sus caminos tan perfectos que no nos damos cuenta cuando Él quiere hablarnos. Pasamos de largo cuando vemos señales o cuando una palabra penetra nuestro interior y no le prestamos la debida atención.
Y entonces decimos: “hoy no me habló el Señor”. Craso error mis hermanos. Dios siempre quiere hablarnos y de hecho, siempre nos habla. En un amanecer, en una salida del sol, en un atardecer o en el canto de un ave, una sonrisa de alguien o una tierna mirada de un ser amado.
Es el lenguaje que Dios usa para hacernos saber que él está dispuesto a tener un diálogo con nosotros. Pero, oh desilusión: estamos tan afanados con las cosas diarias de la vida que no le prestamos atención a su mensaje de amor.
Moisés no fue así. Él estuvo atento a saber qué era aquella zarza que no se quemaba. Bueno, lo normal era que se quemara, lo anormal era que no se consumía. Que el fuego no consumiera aquel rastrojo de hierba seca no era nada normal para Moisés. Y fue cuando se acercó para ver de cerca lo que estaba sucediendo. Y fue en ese momento cuando Dios le habló. Es decir: Dios da la señal, Moisés se acerca y hasta entonces Dios habla. Está tan claro como el agua. Dios nos da una señal de su Presencia. Él está en ese torbellino, en ese problema, en esa angustia del corazón. Dios está en esa fiebre que no baja. En ese problema matrimonial, en esa deuda, en esa situación que se nos escapa de las manos. Allí está Él, esperando que nos acerquemos, que no tengamos temor de acercarnos para escuchar su Voz. hasta entonces Él nos hablará.
Hoy quizá usted necesite acercarse a la situación que le aflige, seguramente allí Dios le dará la solución que tanto ha buscado en su desierto. No tema. Acérquese confiadamente ante Él.
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