JESUS O CÉSAR


Juan 19:15 “…Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César”


Todo está bajo autoridad. Es un principio bíblico y, nos guste o no, todos tenemos que tener a alguien a quién rendirle cuentas. Esa autoridad puede ser un policía, un guardia de bajo nivel, un Presidente, un gobierno, un Rey o un simple pastor.  Pero no hay nada ni nadie que no tenga una autoridad sobre él. No lo digo yo, lo dice la Escritura en Romanos 13:1: “Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas”


Eso lo sabían muy bien los sacerdotes que dirigían al pueblo de Israel en tiempos del Segundo Templo. Conocían el principio de obediencia a una autoridad porque ellos mismos eran autoridad para el resto de la gente. Eso no estaba en discusión. Pilatos les ha estado diciendo por lo menos dos veces: ¿Suelto a su Rey?, pero ellos estaban empecinados en ignorar al Rey de Israel. Es decir, ellos, usted y yo tenemos el libre albedrío de escoger a quién obedecemos. Ellos escogieron al César romano. Aunque no les daba las libertades que debían tener, prefirieron sujetarse a un rey mortal e impío, antes que honrar al Rey del Universo y de su propio pueblo. 


No es de extrañar que hoy en día se siga ese mismo ejemplo en muchas personas que dicen seguir a Jesus. Sí, es cierto, lo siguen como sanador, libertador, salvador y proveedor, pero…seguirlo como Rey es otra cosa. Porque al Rey hay que rendirle pleitesía. Hay que negarse a uno mismo. Doblar la rodilla para reverenciarlo. Bajar la cerviz para humillarse, suplicar en vez de ordenarle y presentarle ofrendas como él las pide.


Al César, en cambio, se le ordena o se hace bochinche. Se le subleva aunque sufran palos. Se le murmura sin que se de cuenta. Se le odia sin que lo sepa. Se le hace trampa y ni cuenta se da. Se le honra con hipocresía y él se lo cree. 


Es fácil aceptar a un rey como el César. Por eso la mayoría lo sigue. Porque es fácil seguirlo. El César ofrece pan y circo. Jesus ofrece la cruz. 


SOLI DEO GLORIA

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