LAVANDO REDES

 

Lucas 5:2 “vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes”


Lavar redes… ¿Qué significaba para los muchachos de esta historia lavar sus redes? Es que habían pasado toda la noche tratando de pescar y no habían logrado nada. Por más esfuerzos, energía y conocimiento del mar que tuvieran, no les había funcionado. Al llegar el alba, cansados y agotados, hambrientos y con frio, decidieron lavar sus redes. Ya no valía la pena seguir tratando. Si durante la noche no habían pescado nada, menos lo harían al salir el sol que es cuando los peces buscan las profundidades. Mejor nos vamos a casa y dejemos esto. No funciona. 


Cansancio.  Apatía. Aburrimiento. Inutilidad. Frustración. Hay màs sinónimos para llamar esta acciòn. Lavar redes, en el boxeo es colgar los guantes. Tirar la toalla. Dejar el ring. Darse por vencidos. Irse a los camerinos. 


Así hay muchas personas que han luchado con un matrimonio tóxico. Años y años de luchar, de tratar de cambiar al otro pero al final terminan con el alma cansada, agotados de tratar de amar al que no se deja amar. Y entonces se ponen a lavar sus redes. Una madre cansada de esperar al hijo trasnochador. Un hombre que trabaja de sol a sol y no ve los frutos que espera. Una novia que se entrega al muchacho esperando que cumpla su deber de llevarla al altar y termina viviendo sin un anillo en su dedo y sin un apellido de respaldo. Un hijo esperando que su mami deje de salir a trabajar y le dedique el tiempo que desea estar con ella, pero mañana es su graduación y ella ni èl estarán a su lado para tomarse la foto. Un pastor cansado de exhortar. 


Pero llega Jesus. Y cambia todo el panorama. Inyecta nuevas esperanzas. Nuevas fuerzas. Otra dosis de optimismo. Una transfusión de energía. Y a media mañana, cuando ya todo parecía imposible, da una orden:  5:4 “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar”


¿Qué pasò? Pescaron tanto que las redes se rompían. Ahora el matrimonio rebosará de gozo. El hijo tendrá a sus padres. El divorcio se detendrá. El trabajo mejorará. El sueldo tendrá un aumento. La salud se recupera. El cáncer desaparece. La sonrisa vuelve al rostro. Se fue la amargura. Pero eso solo lo hace Jesus. Se los recomiendo.


SOLI DEO GLORIA


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