EL LEON Y LA GACELA
Hay un cuento africano que dice: “Todos los dìas se levanta un león que sabe que tiene que correr para poder desayunarse una gacela. Todos los dìas se levanta una gacela que sabe que si no corre, el león se la desayuna”
Hay personas que viven huyendo de todo y de todos. Huyen del recuerdo de sus padres porque no quieren parecerse a ellos cuando sean padres. Huyen de su pasado porque para ellos fue muy doloroso o vergonzoso. Huyen de relaciones que pudieron ser hermosas pero no supieron mantenerlas. Huyen de un cónyuge que exige màs de lo que se les puede dar. Huyen de la vida, huyen de la muerte, huyen del temor… Sin saber que al hacerlo, todo esto los alcanzara un dìa.
Una mañana se ven al espejo y se dan cuenta que se parecen a su mamá. Están diciendo las mismas palabras, haciendo las mismas acciones y reaccionando igual a ella. Los hombres se encuentran un dìa viendo que repiten los errores de su padre. Los mismos hábitos que los destruyen, el mismo lenguaje soez y el mismo carácter ácido que lo distinguió.
No es lo mismo huir que perseguir. Si usted está huyendo de la pobreza es porque ella lo persigue y lamento decirle que un dìa lo alcanzará. Es el cuento del león y la gacela. Un dìa el león alcanzará lo que persigue durante un buen tiempo. Lo mismo aplica a nuestras vidas. Nos alcanzará aquello de lo que huimos. Es por eso que se enseña que ya no trate de huir. Mejor enfrentelo. Hágale frente a esa herencia de su mamita que no le conviene temer. ¿Su mamá nunca disfrutó de un buen helado de tres bolas por temor a engordar o quedarse sin dinero? Usted disfrute sus helados y su dinero. ¿Su mamá se consumía de celos y por eso perdió su matrimonio? Usted cálmese, platique, dialogue y perdone. Su papá, querido caballero perdía los trabajos porque nunca estaba contento con su sueldo? Usted no repita el paradigma. Ròmpalo. Usted espere su ascenso. Persìgalo. Sea persistente, no desmaye.
Ya no huya, enfrente. Ya no tema, confíe. Duerma tranquilamente sabiendo que a usted lo persigue no un león para devorarlo sino las bendiciones que Dios ha prometido para aquellos que lo amamos. Porque un dìa, un dìa cualquiera… nos alcanzarán y estarán sobre nosotros.
SOLI DEO GLORIA
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