¿DUEÑOS O MAYORDOMOS?


Los hombres somos complicados en todos los aspectos.  Siempre queremos hacer las cosas a nuestra manera.  Y una de ellas es independizarnos del control de Dios. No nos damos cuenta que con esa actitud vamos al fracaso.  Todo lo que hagamos creyendo que no tenemos porqué contar con la opiniòn del Señor nada nos va a salir bien.


Dice la Escritura: Nunca digas que mañana harás algo, dì mejor, si el Señor lo permite. Pero eso difícilmente nos entra en la cabeza.  Y es que desde que el pecado entró al mundo, el hombre per sé, ha tratado de manejarse sin Dios. 


Hay tres instituciones divinas, las cuales no se pueden dirigir sin tomar en cuenta al Señor. Èl las instituyó, valga el pleonasmo, por lo tanto, no podemos meter nuestras manos sin que Èl nos lo diga. Las tres instituciones divinamente conformadas por Dios, son la familia, el estado y la iglesia.  Cuando el hombre trata de manejar o dirigir una de estas  tres sin tomar en cuenta al Creador de ellas, va al fracaso moral, ético y espiritual.


Es por eso que el sofisma de la separaciòn de Iglesia-Estado es cuestionable. ¿Por què? Porque el Estado es idea de Dios. Fue Èl quien lo instituyó y dejó leyes específicas para que los reyes y gobernantes las cumplan. El problema es el helenismo que vino a implantar la Democracia. El estado se alejó de Dios y sus principios y cayó en una balanza falsa. ¿Resultado? Corrupción. Nepotismo y otras cosas. 


Si no me cree, pregùntele a los que están pagando grandes condenas porque se creyeron independientes de Dios y tomaron decisiones independientes de Èl. Se creyeron dueños y se olvidaron que “De Jehovà es la tierra y su plenitud”.  También se olvidaron que “Èl pone y quita gobernantes”.  Bueno, pero no es mi intención hablar aquí de política ni nada que se le parezca porque no es a eso que me llamó el Señor.


La institución que me interesa señalar que muchos hombres también manejan independientes del Señor es la familia.  Aquí mando yo. Aquí se hace lo que yo digo. Son algunas expresiones de los hombres que tratan de manejar esa bella institución que es la familia, el seno de los sentimientos màs nobles y hermosos. El lugar en donde se forman los valientes, los hombres honrados y con bases éticas y morales de alto nivel. La familia es el lugar que Dios hizo para que las mujeres aprendan a ser mujeres y los hombres se formen como hombres.


Pero, ¿qué ha sucedido? Nuevamente debo señalar que el hombre se puso a la vanguardia de la familia, creyendo que sin la ayuda del Creador podía solventar los problemas que tiene que enfrentar cada dìa.  Aquí debo señalar también que Dios puso al hombre en el huerto del Edén para que lo labrara y lo cuidara. Pero el hombre no ha cumplido con ese mandamiento al dìa de hoy.  Su huerto está abandonado, descuidado y ha dejado a su familia sin la protección debida y que tanto necesitan.


Si me permite, le diré, apreciable lector en donde quiera que lea estas notas, que Dios le asignó al hombre un trabajo y un oficio. Son dos cosas diferentes. El trabajo es ser pastor de su rebaño. Lo dijo Salomon en su escrito: “Me hicieron guarda de viñas, y la viña que era mìa no guardè”.  Salomón entendió que le falló al Señor que lo había hecho pastor de una oveja y sus corderos. Su esposa y sus hijos. Bajo este prisma, el único trabajo que Dios le ha asignado al hombre es ser pastor pero de su hogar. Antes que su servidor fuera nombrado pastor de una congregación, primero fui nombrado pastor de mi familia. Es por eso que Pablo exige que quien quiera ordenar la Iglesia, primero tiene que saber ordenar su casa. 


El oficio que le dio al hombre el Señor desde el principio fue labrar la tierra. Lo profesional. Lo académico, lo intelectual. Es por eso que usted señor o señora, nunca se puede jubilar del trabajo que Dios le asignó, porque ese trabajo serà para toda la vida. De lo que sí se puede jubilar es de su oficio. 


Entonces, ¿como está usted dirigiendo la viña que el Señor le ha encomendado? Recuerde que todos daremos cuenta al Dueño de la Viña, sea familia, estado o iglesia a quien nos ha puesto a cargo de sus corderos. Rendiremos cuentas al Señor que nos ha confiado esas áreas de gobierno. No esperemos escuchar “bien, buen siervo…” si no fuimos fieles cumplidores de sus leyes y ordenanzas. Buen desafío, ¿no les parece?


SOLI DEO GLORIA

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