SEPARACIÒN
Gènesis 1:4 “…y separó Dios la luz de las tinieblas”
Si algo no le gusta a los jóvenes de nuestra generación es que se les enseñe este principio elemental de la Creación: La separaciòn del mundo en todas sus dimensiones.
Sencillamente no aceptan esta enseñanza. Y cuando se les da para cumplir con las ordenanzas del Señor a los pastores y lìderes, hay dos opciones: O se enseña a pesar de que no les agrade, o sencillamente no se enseña y se deja a las personas a su libre albedrío.
El problema, pastores, es que hemos sido puestos por Dios para apacentar a sus rebaños. Al aceptar que no son nuestros, nuestro deber es darles todas las enseñanzas del Señor. Bueno, eso dijo Jesus antes de ir al Cielo: “…y enseñándoles todas las cosas que yo les he enseñado”. Y todos sabemos que Jesus empezó a hablar en Gènesis, no en Mateo.
Bueno, la separación es tan importante que el mismo Dios hizo esta acciòn en varias ocasiones. Por ejemplo: Separó la luz de las tinieblas. No tenemos nada que ver con el mundo que está en tinieblas. Sus costumbres, sus vicios y sus costumbres ya no son para nosotros. Aquí está lo que nuestros jóvenes no aceptan. Quieren andar vestidos con las modas que el mundo les dice. Cortes de cabello, color del mismo, aretes en las orejas y bajo la lengua, tatuajes y pantalones rotos. Sin saberlo, se mezclan con las tinieblas y no hay testimonio que sean nuevas criaturas. Sus amigos y compañeros de estudios no ven en ellos ninguna clase de diferencia. Son exactamente iguales a los del mundo.
En el verso 6, Dios vuelve a separar: “…separe las aguas de las aguas” Nuevamente sabemos que el agua es figura de la Palabra. Eso nos dice que hay que separar nuestro lenguaje de como lo usa el mundo y como debemos usarlo nosotros. Pero otra vez, la juventud o los mismos padres se niegan a dejar el vocabulario que usaban en el mundo y lo practican en sus hogares, delante de sus hijos, dándoles mal ejemplo, de manera que cuando están en sus grupos hablan como sus amigos. No hay separaciòn nuevamente.
En el verso 9 dice la Escritura: “Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así” Nuevamente tenemos la acciòn de separaciòn que Dios hizo entre las aguas y lo seco. ¿Qué tenemos que ver con los que están secos de la Presencia de Dios? ¿Qué nos pueden enseñar como para que compartamos nuestro tiempo y nuestras vidas con ellos? Claro, estoy quizá siendo juzgado de legalista, pero si digo que sigo las enseñanzas del Señor Jesus, no puedo mezclarlas con las enseñanzas del mundo.
No es fácil ni agradable separarnos del mundo. Especialmente en ciertas fechas del año en que toda la corriente se dirige hacia lo que hacen los demás. Caleb es un buen referente de lo que es un cristiano definido. No siguió a los que habían negado la Gracia del Señor para darles la tierra prometida y se mantuvo fiel a las promesas del Señor, esperando durante cuarenta años a que toda aquella generación muriera para poder èl y Josué, entrar con los jóvenes de esa generación a tomar su herencia. Cuarenta años de paciencia, cuarenta años de guardar fidelidad de la promesa del Señor. Cuarenta años esperando y esperando el momento de disfrutar de su tierra. Nunca claudicò. Nunca negó su fe y nunca perdió la cordura.
¿Es eso legalismo o definición?
En toda esta nación, los cristianos están orando por un avivamiento. Muchos esperan que el Espíritu Santo caiga sobre su comunidad y convierta multitudes a medida que Dios arrastra a los pecadores a llenar sus iglesias. Sienten que debido a que han ayunado y orado, Dios enviará automáticamente avivamiento. Pero Dios responde: “No, no jugaré ese juego. Ustedes deben asumir la responsabilidad personal de su testimonio de mí. Deben ser una brillante manifestación de mi Hijo y darme a conocer a sus familias, amigos, vecinos y compañeros de trabajo”. En pocas palabras, el avivamiento comienza cuando los que le rodean ven a Jesús en usted. ¿Cómo podemos brillar para convertirnos en una manifestación de la verdad? ¿Cómo pueden nuestras vidas convertirse en imágenes tan claras de Jesús que produzcamos en otros una convicción y hambre de Dios? La respuesta es simple: Cuando comprendamos que debemos separarnos de ellos para que “vean vuestras buenas obras” dijo el Apóstol Pablo. Sin separaciòn no habrá cambios: ni en nosotros ni en ellos. Lo lamento.
SOLI DEO GLORIA
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