¿EN QUE QUIERE CONVERTIRSE?


Hay personas que nace, crecen y mueren si haber vivido la vida. La vieron pasar pero no la disfrutaron en su plenitud porque no se atrevieron a soñar. Ser soñador es algo inherente en el hombre, pero siempre habrá circunstancias que traten de abortar esos sueños. Quizá es por eso que son pocos los que alcanzan sus sueños. Mis padres siempre me impulsaron a soñar. Yo soñaba con que un dìa iba a volar sobre las nubes, me creía Superman y me gustaba tirarme boca arriba en la grama del parque para ver las figuras que las nubes hacían allà arriba. 


Un dìa se me ocurrió empezar a coleccionar postales de todo el mundo. Allí, en mi imaginación, tuve la osadía de subir a la Estatua de la Liberad hasta la misma antorcha. Otra vez subí hasta el último piso del edificio Empire State y soñaba con estar en la cima. Conocí el Parque Central de Nueva York y desde lejos, pude visualizar la prisiòn de Alcatraz tan de moda en aquellos tiempos por la película que estaban presentando entonces. 


En mi imaginación, viendo la postal, pude pararme a la orilla del Golden Gate de San Francisco y disfrute en mi edad adolescente del aire y la brisa que soplaba según mi imaginación. En mis sueños escuché el tronar de las aguas en las Cataratas del Niàgara y me mojé los pies en sus agua frías. 


¿Saben qué? Todo eso lo he vivido.  Lo he palpado. Pasaron años para que cada postal que coleccioné en mi juventud se hiciera realidad. Es el efecto Pigmalión. O lo que dice la Biblia: es la certeza de lo que no se ve. La fe es parte de los sueños. La fe es onírica y hay que mantenerla viva en el corazón y en el interior del alma. Como Caleb, como Josué que conquistaron sus propias tierras.


Yo le enseño a los jóvenes a mi cargo que sueñen.  Que traten de verse en otro nivel. No hablo de magia ni hechicería. Hablo de Fe. De lo que no se puede ver físicamente pero con los ojos de la fe es posible. Es verlo con los propios ojos, es un pleonasmo, claro, pero posible de llevar a cabo. Convertirnos en seres de éxito no es algo que viene gratis. Lleva su tiempo y su esfuerzo. El éxito tampoco es dinero, es vivir plenamente, con cada sueño realizado a su tiempo y en el tiempo de Dios. Eso llenarà el corazón de una sensación vibrante de emoción y gratitud. 


Convertirnos en lo que deseamos ser es cosa nuestra. Dios ha puesto grandeza en el corazón del hombre, pero depende del hombre alcanzar esa grandeza. Para que el efecto “¡Eureka!” se haga realidad en nuestra vida tengo que poner una base. Y esa base es soñar. La Escritura dice que Dios cumplirá el deseo del corazón. Y yo soy un testimonio de esa Verdad.


En un bosque habían tres robles jóvenes que sostenían una plática interesante. El primero dijo: “Cuando sea grande y me corten, yo deseo ser un cofre para guardar grandes tesoros”. El segundo dijo: “Mi deseo es llegar  ser tablones para que hagan un hermoso barco insignia y ganar batallas en alta mar”. El tercero dijo: “Yo quiero ser columnas en un hermoso palacio, para que cuando me vean alcen la vista.


Años después llegó el leñador y con su hacha empezó a cortar los tres robles. De la madera del primero hizo una hermosa cuna para poner allí al Hijo de Dios cuando nació.  Cumpliò su deseo de guardar el Tesoro màs grande de la historia.  Del segundo hicieron una barca en donde un Rey predicaba el Reino de Dios. Se hizo un barco insignia en donde ganó batallas. Del tercero hicieron una vigas y las guardaron durante varios años, hasta que un dìa las buscaron para hacer una cruz y colgar allí a un Hombre. También se hizo realidad su sueño: se convirtió en una hermosa Columna a la que todos miraban hacia arriba. 


¿Cuál es su sueño?  ¿En que espera o desea convertirse?  El secreto está en que debemos dejar que sea el Leñador quien decida en qué nos va a convertir, sin dejar de soñar. No olvidar que fuimos plantados para que Èl nos use como lo prefiera.  Porque somos de Èl, por Èl y para Èl. Bueno, eso creo yo.


SOLI DEO GLORIA


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