EN EL LUGAR EQUIVOCADO

                                              
Gènesis 19:12: “Luego dijeron los varones a Lot: ¿Qué estas haciendo en este lugar?” (La Unidad) 

Muchas veces, nosotros los cristianos no nos damos cuenta cuando empezamos a deslizarnos de una vida consagrada al Señor a estar consagrada al mundo. Es el peligro de la cultura en la que vivimos. Podemos, sin darnos cuenta, empezar a caer en situaciones vergonzosas no solo para nosotros sino también para nuestra familia, especialmente para nuestros hijos.

Como pastores podemos empezar a aflojar en nuestra vida de santidad y búsqueda de la Presencia del Señor y caminar por una tangente peligrosa de negociar nuestras virtudes o ministerio. La mayoría de las veces es por falta de carácter varonil o porque las presiones que algunos grupos dentro de la Iglesia ejercen sobre el liderazgo. Casi obligan al pastor a hacer las cosas que el pueblo quiere, como en el caso de Saúl y otras veces porque el mismo pastor desea hacerlas sin que acepte la opiniòn  de nadie màs, como David.  Aunque también existe el grupo que se quedan callados porque están de acuerdo con lo que el líder hace o dice.

En la Biblia Las Américas, este verso dice algo diferente a la versión de las Escrituras Ejad (Unidad). En Las Américas dice: “Entonces los dos hombres dijeron a Lot: ¿A quién más tienes aquí?” Pero en la versión de las Escrituras Ejad dice algo màs profundo y totalmente diferente. ¿Que estas haciendo aquí? Esa pregunta me resaltó hoy que estaba leyendo nuevamente mi devocional anual de lectura bíblica. ¿Qué estas haciendo aquí, si no es un lugar para ti, que dices que eres temeroso de Dios? ¿Que estas haciendo en este motel con una mujer que no es la tuya tan siquiera? ¿Qué estas haciendo en esta fiesta en donde no se celebra al Señor a quien dices servir? ¿Que estas haciendo aquí, en este club nocturno? ¿Qué estas haciendo en esta cervecería tan de moda? ¿Qué estas viendo en tu televisor a altas horas de la noche? 

Y es que Lot, sin darse cuenta, cuando se separó de su tío Abram lo primero que vio fue la riqueza. Vio lo fácil. Vio lo verde y delicioso a la vista. Vio lo que le quedaba como anillo al dedo. No vio el peligro de ser absorbido por una sociedad corrupta y hedonista. No previó lo que iba a dañar a su familia. No vio la cultura en la que su misma esposa iba a convivir y volverse tan materialista como sus vecinos. A tal grado que cuando llegan los enviados del Señor ella no está en casa para atenderlos y cocinarles sus alimentos. No solo perdió sus virtudes este hombre heredero de las costumbres de su tío, también perdió a su esposa, su matrimonio y su hombría para enseñarle como ser una verdadera esposa de un justo, como lo llama Pedro en su segunda epístola. 

Pero también perdió a sus hijas. Es cierto, eran vìrgenes físicamente,  habían logrado mantenerse sin relaciones sexuales en medio de ese fango y la miasma en la que transitaban cada dìa, pero también es cierto que en sus corazones eran tan corruptas como sus amistades. Usted sabe lo que hicieron en la cueva cuando emborracharon a su padre y fornicaron con èl. Y el colmo: èl no se dio cuenta. Eso dice la Biblia. 

¿En dónde empezó toda esta tragedia de un hombre que siempre vio a Abram haciendo altares a su Dios Jehovà? ¿Cómo fue que este hombre que siempre había visto un paradigma en su  tío que adoraba a un Dios invisible y nunca acepto ni siquiera una correa de calzado con tal que no dijeran que nadie lo había enriquecido fuera de su Dios? ¿Como es que todos esos ejemplos no pudieron permear su corazón y aprender lo positivo de la conducta humana? 

No hay otra explicación màs que lo que se ve a simple vista: Lot era de otro linaje. Lot era de la clase de cristiano que no obedece la Palabra del Señor sino que siempre busca hacer su propia voluntad. Es de los que cantan en la iglesia y se saben de memoria la lista de coritos con sus notas y bemoles. Es de los que llegan temprano y apartan las mejores sillas cuando hay un artista invitado. De los primeros en ocupar el parqueo con sombra para que su carro no se caliente. De los que cuando dicen que levanten las manos èl lo hace màs alto. De los que gritan “amén” no importando lo que diga el pastor. Lot es el prototipo del evangélico que anda tras los pasos del líder para que digan que es servicial cuando en realidad es servil. Lot es el ejemplo claro del evangélico que busca siempre lo que quiere hacer y no lo que debe hacer.


La pregunta entonces es válida para estos tiempos. Y creo que tiene dos connotaciones: Una: ¿Qué estas haciendo aquí, en la iglesia? Dos: ¿Que estas haciendo aquí compartiendo con los sodomitas? ¿Qué responderemos a esto, compañeros? Feliz año nuevo a todos los lectores. 

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