VOLUNTAD...
"Una carta en la billetera" fue el título de un artículo publicado en 1985 por la revista Selecciones, escrito por Arnold Fine. La historia va así, más o menos:
Un dìa de invierno, el autor encontró una billetera en la calle. Solo tenía tres dólares y una carta arrugada que sin duda llevaba all mucho tiempo guardada. Tenía fecha sesenta años atrás y comenzaba así: "Querido Michael..." La carta, en términos muy tristes, ponía fin a un romance por causa de los padres de la muchacha. La última lìnea era una promesa: "Siempre te amare, Michael". "Tuya, Hannah"...
El periodista decidió intentar encontrar al dueño de la billetera. A partir de la dirección de Hannah, todavía legible en el papel, pudo encontrar un número de teléfono. Pero cuando llamó, Hannah y su familia se habían mudado hacia muchos años. La persona que respondió, conocía el hombre del hogar de ancianos donde estaba la mamá de Hannah. Fine buscó en ese lugar pero le dijeron que la madre había fallecido mucho tiempo atrás. Cuando explicó que necesitaba encontrar a la hija, le dijeron que estaba en un hogar de ancianos. Averiguó el nombre y logró encontrarlo. Pidió los permisos para verla y el administrador lo recibió y lo llevó al tercer piso donde estaba Hannah, ahora anciana y abandonada... Fine le preguntó después de saludarla si conocía la carta que llevaba en la mano. "Sì, le dijo ella, la escribí a un enamorado que tuve cuando tenía diez y siete años pero mi madre no me permitió tener esa relación y tuve que dejarla. Nunca me casé, esperando que un dìa pudiera volver con Michael". Fine le preguntó el apellido: Goldstein, le expresó ella...
Fine pudo ver en sus ojos el brillo que alegraba la mención del hombre que ella había amado toda la vida y por quien permaneció virgen esperando encontrarlo un dìa...
Cuando Fine salió a la puerta del hogar de ancianos, se encontró con el jardinero y este le preguntó què había ido a buscar. Le contó la historia de la billetera y cuando mencionó el nombre de Michael Goldstein, el jardinero le dijo: "Hay aquí un Mike Goldstein, anciano, que vive en el octavo piso". Fine regresó al hogar y subió al nivel que le indicó el jardinero. Cuando encontró al Señor Goldstein, le preguntó: "¿Es suya esta billetera? -sí, la extaviè el otro dìa cuando salì a caminar- respondió. Cuando le mostró la carta le preguntó si recordaba a su autora. "Sì, ha sido el amor de mi vida, le respondió. Nunca me casé esperando que un dìa quizá volvería a verla".
Fine lo tomó de la mano y le dijo: "Tengo algo para usted". Lo llevó al tercer nivel y cuando Michael vio a Hannah, sus ojos se llenaron de lágrimas lo mismo que los de ella... La vida los había separado sesenta años atrás, pero la voluntad de un hombre por hacer lo imposible para devolver una billetera había logrado el milagro que tanto habían esperado los ahora ancianos...
A las pocas semanas, Arnold Fine recibió una invitación para asistir a la boda de Hannah, de setenta y seis años, con Michael, de setenta y ocho...
Cuando alguien tiene voluntad de hacer algo... lo logrará, no importan los obstáculos... Fue lo que hizo Jesus por nosotros. Dejó su Trono para hacer lo que nadie podía hacer... excepto Èl...
Un dìa de invierno, el autor encontró una billetera en la calle. Solo tenía tres dólares y una carta arrugada que sin duda llevaba all mucho tiempo guardada. Tenía fecha sesenta años atrás y comenzaba así: "Querido Michael..." La carta, en términos muy tristes, ponía fin a un romance por causa de los padres de la muchacha. La última lìnea era una promesa: "Siempre te amare, Michael". "Tuya, Hannah"...
El periodista decidió intentar encontrar al dueño de la billetera. A partir de la dirección de Hannah, todavía legible en el papel, pudo encontrar un número de teléfono. Pero cuando llamó, Hannah y su familia se habían mudado hacia muchos años. La persona que respondió, conocía el hombre del hogar de ancianos donde estaba la mamá de Hannah. Fine buscó en ese lugar pero le dijeron que la madre había fallecido mucho tiempo atrás. Cuando explicó que necesitaba encontrar a la hija, le dijeron que estaba en un hogar de ancianos. Averiguó el nombre y logró encontrarlo. Pidió los permisos para verla y el administrador lo recibió y lo llevó al tercer piso donde estaba Hannah, ahora anciana y abandonada... Fine le preguntó después de saludarla si conocía la carta que llevaba en la mano. "Sì, le dijo ella, la escribí a un enamorado que tuve cuando tenía diez y siete años pero mi madre no me permitió tener esa relación y tuve que dejarla. Nunca me casé, esperando que un dìa pudiera volver con Michael". Fine le preguntó el apellido: Goldstein, le expresó ella...
Fine pudo ver en sus ojos el brillo que alegraba la mención del hombre que ella había amado toda la vida y por quien permaneció virgen esperando encontrarlo un dìa...
Cuando Fine salió a la puerta del hogar de ancianos, se encontró con el jardinero y este le preguntó què había ido a buscar. Le contó la historia de la billetera y cuando mencionó el nombre de Michael Goldstein, el jardinero le dijo: "Hay aquí un Mike Goldstein, anciano, que vive en el octavo piso". Fine regresó al hogar y subió al nivel que le indicó el jardinero. Cuando encontró al Señor Goldstein, le preguntó: "¿Es suya esta billetera? -sí, la extaviè el otro dìa cuando salì a caminar- respondió. Cuando le mostró la carta le preguntó si recordaba a su autora. "Sì, ha sido el amor de mi vida, le respondió. Nunca me casé esperando que un dìa quizá volvería a verla".
Fine lo tomó de la mano y le dijo: "Tengo algo para usted". Lo llevó al tercer nivel y cuando Michael vio a Hannah, sus ojos se llenaron de lágrimas lo mismo que los de ella... La vida los había separado sesenta años atrás, pero la voluntad de un hombre por hacer lo imposible para devolver una billetera había logrado el milagro que tanto habían esperado los ahora ancianos...
A las pocas semanas, Arnold Fine recibió una invitación para asistir a la boda de Hannah, de setenta y seis años, con Michael, de setenta y ocho...
Cuando alguien tiene voluntad de hacer algo... lo logrará, no importan los obstáculos... Fue lo que hizo Jesus por nosotros. Dejó su Trono para hacer lo que nadie podía hacer... excepto Èl...
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