COMPLEJIDAD

Debo ser sincero con ustedes. Les diré algo que no ignoran. Todos lo sabemos. Y, hay algunos que quieren pasarlo por alto pero al final se tienen que dar cuenta que somos complejos...

El ser humano, no el que Dios creó en el principio sino el que ha sido deformado por el pecado que entró al Huerto viene arrastrando diferentes complejos algunos de superioridad otros de inferioridad... Pero complejos al fin y al cabo. Nadie se escapa de esta situación que nos avergüenza, nos humilla y nos hacer vernos feos cuando nos ponemos ante el espejo de los demás...

Todos somos un poco complejos. Al decir esto me estoy refiriendo a que somos complicados. Tenemos aristas y siempre deseamos ofrecer nuestra mejor cara a los demás.  Nadie es perfecto, señores, nadie.

Todos, como Hyde y Jekyll, estamos en el mismo barco. Somos la misma persona. O como el famoso personaje Dorian Grey (no sé si usted ha leìdo esa novela. No tenga pena, no es del diablo), nos vemos ante una realidad que en verdad no existe. Y tratamos de mentirnos a nosotros mismos. Pero cuando nos queremos mentir es porque hemos tratado de mentirle a los demás...

La ironía del engaño es que cuando alguien es engañado, es el último en enterarse. No significa que sea idiota, solo significa que todo el entorno ha contribuido a que estuviéramos en la inopia. Que ignoremos la verdad que otros ya saben. Saben que fingimos ser lo que no somos, hasta que, como el señor Dorian Grey, llega la noche y las arrugas y señales del tiempo empiezan a mostrarse ante la realidad de lo que somos...

La verdad es en ocasiones molesta, pero siempre se muestra necia.  Hay veces que pasan apenas unas horas para que se revele y otras que necesita años para surgir del modo más casual e imprevisto.

Cuando uno miente tiene que tener bien atados todos los cabos, y lo normal es que no solo se pase por alto amarrar alguno bien duro... es que alguien se dedique con ahínco a desatarlos y viene el caos a nuestras vidas: todo se descubre al fin  al cabo...

Es lo que otros señalan: La verdad siempre sale a flote.

Nuestra complejidad nos impide vernos tal cual somos. Y, aunque nos de vergüenza admitirlo, tenemos que llegar a una conclusión: No somos trigo limpio. Tenemos uno que otro gorgojo que anida entre nuestros sentimientos o emociones y eso nos lleva al otro punto que mencioné:

Somos espejos para los demás. Lo que otros ven en nosotros que les cae mal es porque ellos se ven reflejados en nosotros mismos. Es decir, mis imperfecciones hacen que usted, al verme, yo le caiga mal pero es que al ver mis cosas feas, usted se ve a sí mismo y no le gusta como se ve...

Esa es la ironía de la mentira. No se puede ocultar lo que somos. Tarde o temprano, como el corcho, la verdad flotará sobre nuestra propia realidad. Y es cuando necesitamos la ayuda del único que puede ayudarnos: Jesus. Y todo porque solo Èl es la Verdad...

Comentarios

  1. Me gusto mucho. Muy buen final para dar sentido a todo.

    ResponderEliminar
  2. El paso del tiempo es inevitable... pero en Cristo el hombre interno se renueva...lo importante es ser sinceros y genuinos con nosotros mismo, con nuestro Señor y con nuestro prójimo...excelente y edificante post!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

LA NIÑERA Y SUS "BUENAS" INTENCIONES... (Parte 1)

DESATADLO Y DEJADLO IR. (Jn. 11:44)

PASAS Y MANZANAS