SOLEDAD NOCTURNA

Mi esposa y este servidor acabamos de pasar por el dìa malo... De pronto, sin previo aviso, sin nubes que anunciaran tormenta, esa se nos vino encima.  Cuando menos lo esperábamos el dolor de cuerpo lleno todo el horizonte de mi esposa. Empezó a quejarse con lamentos que me llevaron al borde del colapso...

Como cualquier ciudadano de este mundo, empezamos con el Acetaminofèn. Nada. Otro Acetaminofen, nada otra vez... Las horas pasaban. La noche se acercaba y llegó el momento de la famosa y tenebrosa pregunta: "¿Te llevo al hospital?"

"Sì, por favor..."

En ese momento todo se vuelve nebuloso. Se pierde el hambre. El corazón amenaza con acelerarse y provocar una taquicardia. Las cuadras se vuelven kilómetros. El atasco de las calles se vuelven un infierno. Los quejidos de dolor de mi esposa se vuelven más dolorosos. La mente se nebuliza. No tengo suficiente dinero para lo que se avecina. No tengo fe para estos momentos. La noche ha llegado y la soledad empieza a manifestarse...

¿A què nos aferramos en esos momentos? Aparentemente, solo podemos usar una palabra reconfortante... Y el Unico que la tiene es el Señor. Èl está listo para pronunciarla...

"Echa sobre mí tu carga..." Y eso fue lo que hice esa noche que se volvieron dos...

¿Ha sufrido usted algo parecido a esto? Llega el médico de cabecera y empieza a hacer preguntas. Toma la presión, ordena exámenes de laboratorio y se desaparece como Moisés cuando desapareció en el Sinaí dejándonos allí solos, en la sala de emergencias esperando con ansiedad, con miedo, con temor y con un montón de sentimientos más el resultado del laboratorio...

Estar ansioso no es pecado, es una emoción. Sin embargo, la ansiedad sí puede llevar a una conducta pecaminosa. Podemos pecar contra Dios si nos descuidamos. En esa sala, solos mi esposa y yo, empezaron los pensamientos derrotistas. ¿Què hice mal? ¿Què pecado imperdonable cometí" ¿Por què Dios permite esto? La ansiedad es la voz del infierno para hacernos cuestionar nuestra fe. Cuando nos adormecemos y permitimos que nuestros temores nos inunden los sentimientos, cuando traficamos con nuestros miedos... cuando le damos rienda suelta a nuestras fobias, entonces sí estamos pecando.  Si la ansiedad tóxica nos lleva a abandonar nuestra esperanza en Dios, a descuidar a nuestros seres amados, a romper pactos o a romper corazones, prestemos atención: Luc. 21:34 "Estad alerta, no sea que vuestro corazón se cargue... con las preocupaciones de la vida..."

Si algo debemos evitar a toda costa es permitir que la ansiedad insensibilice nuestros corazones. Que nos haga insensibles al dolor ajeno. A la necesidad ajena. Al sufrimiento nocturno...

Gracias doy al Señor por aquellos que nos auxiliaron esas dos noches. No nos dejaron solos... Cuando Dios vio mi ansiedad por los gastos que vendrían, dijo: "Necesito ángeles que vayan y quiten la ansiedad de Carlos..." Y esos ángeles tomaron formas humanas y llegaron a mi soledad en mitad de la noche y del dìa y nos tendieron sus amorosas manos... Dios cumpliò. Eché sobre Èl mi carga y Èl me dio descanso... ¿Què le parece? Dios es Fiel. Sì, señor, es Fiel...

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