¿QUE TENEMOS?
La vida no se trata de las cosas que poseemos, dijo Jesus. No son los bienes materiales los que nos dan valor. Nosotros le damos valor a las cosas...
Este principio brota de un corazón agradecido, como escribí unos días atrás. Solamente los que saben dar gracias son personas con una empatía grande, un corazón sencillo y una fe que mueve montañas...
¿Què tenemos que no tengan los demás? Todos tenemos lo que el Señor desea que tengamos en el momento actual... Ya vendrán los días en que podremos disfrutar una banana split o un buen helado de vainilla con un chorro de chocolate. Pero por el momento estaremos contentos con lo que tenemos...
Pablo nos da una idea de lo que estar contento con lo que Dios da en algún momento del camino. Es más, un dìa Jesus le dijo a sus seguidores que fueran a sanar enfermos, dar de comer a los hambrientos y vestir desnudos, pero, -les dijo-, no lleven alforja, ni dinero ni nada...
¿Y de què vamos a comer? El Padre vela por ustedes y tendrán lo necesario. No se preocupen... Eso es lo que hay en la mente de Pablo en aquella mazmorra en donde había caído por llevar las buenas nuevas del Reino de Dios.
Èl tenía una celda en lugar de una casa. Tenía cuatro paredes en lugar de un templo. Tenía cadena en lugar de joyas. Un guardia en lugar de una esposa.
¿Como podìa estar contento?
Porque Pablo tenía una lista diferente a las nuestras. Èl tenía el amor de Dios. Tenía el perdón de pecados. Tenía la certeza de su salvación. Tenía a Cristo y Cristo era suficiente para èl. Lo que tenía en Cristo era mucho más que lo que no tenía en la vida. Las riquezas no llamaban su atención. Los aplausos no le importaban. La tumba no lo intimidaba. Todo lo que deseaba era más de Cristo.
Como resultado, estaba contento.
Usted y yo podemos aprender lo mismo. El contentamiento basado en Cristo nos convierte en personas fuertes. Como nadie nos puede quitar a Cristo, nadie nos puede quitar nuestro gozo y alegría. Ni la muerte, el fracaso, la traición, la enfermedad, la desilusión... nada puede quitarnos la alegría porque tampoco pueden quitarnos a nuestro Jesus.
¿Tiene usted en su corazón al Señor? Usted tiene la presencia viva de Jesus en usted. En Cristo lo tiene todo. Èl puede darle una felicidad que jamás pueden quitarle, una gracia que jamás caducará y una sabiduría que siempre aumentará... Èl es la fuente de la esperanza viva que nunca se agotará...
¿Què tenemos, entonces...? A mi parecer, lo tenemos todo. Estemos contentos pues...
Este principio brota de un corazón agradecido, como escribí unos días atrás. Solamente los que saben dar gracias son personas con una empatía grande, un corazón sencillo y una fe que mueve montañas...
¿Què tenemos que no tengan los demás? Todos tenemos lo que el Señor desea que tengamos en el momento actual... Ya vendrán los días en que podremos disfrutar una banana split o un buen helado de vainilla con un chorro de chocolate. Pero por el momento estaremos contentos con lo que tenemos...
Pablo nos da una idea de lo que estar contento con lo que Dios da en algún momento del camino. Es más, un dìa Jesus le dijo a sus seguidores que fueran a sanar enfermos, dar de comer a los hambrientos y vestir desnudos, pero, -les dijo-, no lleven alforja, ni dinero ni nada...
¿Y de què vamos a comer? El Padre vela por ustedes y tendrán lo necesario. No se preocupen... Eso es lo que hay en la mente de Pablo en aquella mazmorra en donde había caído por llevar las buenas nuevas del Reino de Dios.
Èl tenía una celda en lugar de una casa. Tenía cuatro paredes en lugar de un templo. Tenía cadena en lugar de joyas. Un guardia en lugar de una esposa.
¿Como podìa estar contento?
Porque Pablo tenía una lista diferente a las nuestras. Èl tenía el amor de Dios. Tenía el perdón de pecados. Tenía la certeza de su salvación. Tenía a Cristo y Cristo era suficiente para èl. Lo que tenía en Cristo era mucho más que lo que no tenía en la vida. Las riquezas no llamaban su atención. Los aplausos no le importaban. La tumba no lo intimidaba. Todo lo que deseaba era más de Cristo.
Como resultado, estaba contento.
Usted y yo podemos aprender lo mismo. El contentamiento basado en Cristo nos convierte en personas fuertes. Como nadie nos puede quitar a Cristo, nadie nos puede quitar nuestro gozo y alegría. Ni la muerte, el fracaso, la traición, la enfermedad, la desilusión... nada puede quitarnos la alegría porque tampoco pueden quitarnos a nuestro Jesus.
¿Tiene usted en su corazón al Señor? Usted tiene la presencia viva de Jesus en usted. En Cristo lo tiene todo. Èl puede darle una felicidad que jamás pueden quitarle, una gracia que jamás caducará y una sabiduría que siempre aumentará... Èl es la fuente de la esperanza viva que nunca se agotará...
¿Què tenemos, entonces...? A mi parecer, lo tenemos todo. Estemos contentos pues...
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