LOS "AMIGOS..."

No cuenten con ellos cuando los necesite...

Como la espuma del mar se desaparecerán cuando usted pegue un grito de angustia y auxilio. Muchas veces nos asombramos de ese fenómeno pero debo ser claro: nosotros hacemos lo mismo. ¿Donde estabas tu, cuando más te necesité? es la pregunta que otros nos hacen y hacemos a la vez a otros... Esa pregunta me la hicieron unas ovejas de mi congregación hace unos años y hasta la fecha no me han perdonado... Les fallé miserablemente según ellos y eso es indigno de perdón...

Quedaron en una prisiòn de rencor. Prefieren vivir encerrados en ese recuerdo que no recuerdo por què no los fui a visitar al hospital en donde estaban pasando su crisis y ahora, años después, lo siguen recordando con amargura. La llave  la tienen ellos pero prefieren no abrir ese candado y volver a creer, volver a amar, volver a ser los de antes del episodio...

Hay càrceles horrendas de rencor y amargura. Nada nuevo, mis queridos lectores, nada nuevo... Esto ha existido desde los tiempos antiguos.

La prisiòn de José era húmeda y oscura, con celdas subterráneas sin ventanas, comida rancia y agua amarga.  No tenía manera de salir. No tenía ningún amigo que lo ayudara.  El pensò que sí. Pero estaba equivocado. José se había hecho amigo de dos hombrees de la corte de Faraón.  Uno era copero, el otro panadero, y ambos estaban preocupados por sus sueños.  José tenía un talento natural para interpretar sueños y se ofreció a ayudarlos.  Las noticias para el panadero no eran buenas. "Pon tus asuntos en orden, vas a morir" pero sí eran buenas para el copero: "empaca tus maletas, vas a regresar a tu casa".  José le pidió al copero que lo recomendara. El copero le dijo que sí. El corazón de José se aceleró, sus esperanzas aumentaron. Mantenía un ojo en la puerta de su celda, en espera de que lo liberaran en cualquier momento. Pero sucedió lo que siempre pasa: El jefe de los coperos se olvidó de José. Ni modo. Otra decepción. Y no solo el copero, también el resto del mundo, según parecía...

Su padre no lo buscaba. Sus  hermanos lo habían vendido. La esposa de Potifar trato de seducirlo y cuando le dijo que no, lo metió preso. José era un MIA: (Missing in action). Nadie daba un centavo por èl... El copero se olvidó de su palabra y pasaron dos años más en el olvido en los cuales José estuvo a punto de amargarse. ¡Dos años! Tiempo de sobra para darse por vencido. Tiempo de sobra para que el mundo se tornara gris y apareciera el miedo. ¿Por què trata Dios así a sus hijos? ¿Es esta la recompensa por la buena conducta? Das lo mejor de ti ¿y es esto lo que recibes? ¿Donde está Dios en todo esto? ¿Què hace Dios con la esposa abnegada y sufrida que atiende a su esposo y este la traiciona con otra mujer? ¿O cuando sus hijos la abandonan? Y vienen las preguntas lógicas: Creo en Dios. ¿Sabe èl lo que me está pasando? ¿Le importa? ¿Y los amigos que decían que eran mis amigos?  Ese es el quid del asunto...

Los amigos. ¡Ah! los amigos... Se desaparecen como la espuma de las olas cuando mueren en la playa...

Pero no. Queda Uno. Uno que es inamovible. Uno que es Fiel. Uno que siempre estará allí. Uno que no se olvida de sus promesas. Uno que es especialista para aparecer cuando otros desaparecen: Se llama Jesus... Èl está al alcance de una oración. De una lágrima. De un lamento. De un llamado...

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