TARDANZA
No. No hay ninguna tardanza en los planes del Señor. Èl, aunque nos cueste creerlo, siempre llega a tiempo. Claro, no en nuestro tiempo, pero sí en el de Èl... Y eso es lo importante...
Acabo de pasar una temporada en que nuestros vehículos se descompusieron. Ambos casi al mismo tiempo. Estoy pasando por una época de vacas flacas. Pero cuando les cuento que mis vacas están flacas, es porque están flacas. Feas. Escuálidas. Casi muertas...
Pasar por esos momentos y para ajuste de cuentas se descomponen sus medios de transporte, especialmente para su servidor que el vehículo no es un lujo sino una necesidad, porque debo ir a cumplir compromisos a otras congregaciones que tengo en agenda no es nada agradable. A eso agréguele que mi cuenta bancaria esta casi en cero... Y para terminar la historia, el taller en donde nos revisan nuestros vehículos me envía el presupuesto que debo cancelar en pocos días...Tiemblo de temor.
Es el valle de sombra de muerte. Es el momento de poner a prueba mi fe. Es el momento de sacar de mi corazón todas las Palabras que he predicado sobre la fe y la confianza en Dios. ¿Les confieso algo? No es lo mismo predicar de fe que vivirla. Rasga el alma. Quebranta el corazón. Dobla la cerviz. El horizonte se ve negro. La nube de duda se acerca sigilosamente y amenaza con llevarme al filo de la navaja... Me siento solo. Abandonado. Sè que no es así, pero mi carne me hace creer que así es... Pongo en duda mis propias convicciones. Empiezan a surgir ideas. Ir al banco a hacer un préstamo. Pedir crédito al taller. Cancelar poco a poco las reparaciones...
¿Todo por què? Porque Jesus no llega con su Provisión. No me da el gusto de tener el dinero antes de tiempo. Para mi reloj humano, Jesus se tarda demasiado en llegar en mi auxilio. Le repito sus propias Palabras: "Tù dijiste... Tù escribiste... Esta escrito... Tu Palabra dice... Tù prometiste..." Pero nada de eso parece despertar la Misericordia del Señor a quien sirvo...
Se ha tardado demasiado y la fecha de entrega de uno de los vehículos se acerca. Pero parece que Jesus no está cerca... Y recuerdo las historias que hay escritas en la Biblia. No soy el único que piensa así. Hay un montón de gente que pasò por esto antes que yo. El Espíritu Santo me las trae a memoria y me pregunta: "¿Los dejó abandonados el Señor?"
Marta y Maria con la muerte de Lázaro. Jairo con su pequeña ya muerta. La viuda del hijo que llevaban a enterrar. El gadareno sucio y desarrapado. Los hambrientos que escuchaban sus mensajes. Pedro hundiéndose en el mar. El ladrón clavado junto a Jesus y pidiendo misericordia. Abraham a punto de ensartar el cuchillo en el pecho de su hijo. Jacob la noche de su boda con la mujer que no quería. Bartimeo aprovechando el bullicio y gritando a toda voz... Todos fueron atendidos. Y si todos fueron atendidos en sus necesidades, yo no seré la excepción. Yo también tendré el privilegio de que Jesus llegue a su tiempo con lo que necesito para salir adelante a pesar de esas feas y horribles vacas flacas... Pero la clave es esperar EN SU TIEMPO... no en el mío... Difícil, ¿verdad...? Èl no se tarda.
Acabo de pasar una temporada en que nuestros vehículos se descompusieron. Ambos casi al mismo tiempo. Estoy pasando por una época de vacas flacas. Pero cuando les cuento que mis vacas están flacas, es porque están flacas. Feas. Escuálidas. Casi muertas...
Pasar por esos momentos y para ajuste de cuentas se descomponen sus medios de transporte, especialmente para su servidor que el vehículo no es un lujo sino una necesidad, porque debo ir a cumplir compromisos a otras congregaciones que tengo en agenda no es nada agradable. A eso agréguele que mi cuenta bancaria esta casi en cero... Y para terminar la historia, el taller en donde nos revisan nuestros vehículos me envía el presupuesto que debo cancelar en pocos días...Tiemblo de temor.
Es el valle de sombra de muerte. Es el momento de poner a prueba mi fe. Es el momento de sacar de mi corazón todas las Palabras que he predicado sobre la fe y la confianza en Dios. ¿Les confieso algo? No es lo mismo predicar de fe que vivirla. Rasga el alma. Quebranta el corazón. Dobla la cerviz. El horizonte se ve negro. La nube de duda se acerca sigilosamente y amenaza con llevarme al filo de la navaja... Me siento solo. Abandonado. Sè que no es así, pero mi carne me hace creer que así es... Pongo en duda mis propias convicciones. Empiezan a surgir ideas. Ir al banco a hacer un préstamo. Pedir crédito al taller. Cancelar poco a poco las reparaciones...
¿Todo por què? Porque Jesus no llega con su Provisión. No me da el gusto de tener el dinero antes de tiempo. Para mi reloj humano, Jesus se tarda demasiado en llegar en mi auxilio. Le repito sus propias Palabras: "Tù dijiste... Tù escribiste... Esta escrito... Tu Palabra dice... Tù prometiste..." Pero nada de eso parece despertar la Misericordia del Señor a quien sirvo...
Se ha tardado demasiado y la fecha de entrega de uno de los vehículos se acerca. Pero parece que Jesus no está cerca... Y recuerdo las historias que hay escritas en la Biblia. No soy el único que piensa así. Hay un montón de gente que pasò por esto antes que yo. El Espíritu Santo me las trae a memoria y me pregunta: "¿Los dejó abandonados el Señor?"
Marta y Maria con la muerte de Lázaro. Jairo con su pequeña ya muerta. La viuda del hijo que llevaban a enterrar. El gadareno sucio y desarrapado. Los hambrientos que escuchaban sus mensajes. Pedro hundiéndose en el mar. El ladrón clavado junto a Jesus y pidiendo misericordia. Abraham a punto de ensartar el cuchillo en el pecho de su hijo. Jacob la noche de su boda con la mujer que no quería. Bartimeo aprovechando el bullicio y gritando a toda voz... Todos fueron atendidos. Y si todos fueron atendidos en sus necesidades, yo no seré la excepción. Yo también tendré el privilegio de que Jesus llegue a su tiempo con lo que necesito para salir adelante a pesar de esas feas y horribles vacas flacas... Pero la clave es esperar EN SU TIEMPO... no en el mío... Difícil, ¿verdad...? Èl no se tarda.
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