LA VIDA
Muchas veces los padres nos complicamos la vida con los hijos...
No queremos soltarlos por temor a que hagan cosas que pongan en riesgo sus vidas personales y que su futuro quede estigmatizado por las faltas juveniles. Y, es cierto, debemos guiarlos con mucho ahínco y amor por los senderos de los caminos tortuosos de la vida que ellos aún no han transitado...
Ellos nos necesitan. ¿O nosotros los necesitamos a ellos? ¿Realmente nos llenan la vida, el futuro, la vejez y el corazón? Los hijos son una extensión nuestra. Y si no nos cuidamos, podemos arruinar y echar a perder la oportunidad de disfrutar una buena reunión a su lado, un buen almuerzo o una buena comida llena de sonrisas, amor y ternura...
Los hijos son bellos. Son el recuerdo siempre presente de cuando fuimos jóvenes. Son el recuerdo de nuestra propia juventud en la cual a veces cometimos faltas que están escondidas en los pliegues de nuestra mente y de nuestros recuerdos...
Hoy, puedo decirle a mis hijos a través de este blog: Recuerden su propia juventud hijos, recuerden su propia juventud pues ustedes fueron hermosos, guapos y codiciables como lo son sus hijos ahora... Sin duda ustedes inspiraron más de una mirada coqueta de algún muchacho o muchacha... Más de alguna sonrisa de insinuación de alguien que estuvo observándoles en aquellos momentos. Ustedes, hijos, tienen sus propios secretos... Ahora dejen que sus hijos tengan los suyos...
La vida es una enfermedad de la que no nos recobramos, pero por la que estamos mortalmente heridos. Guarden sus secretos, hijos, guárdenlos como sus hijos guardarán sus propios misterios. No hagan preguntas de las que no quieran escuchar las respuestas. Las preguntas de los padres siempre son insultantes. Es extraño, pero así es la vida, tortuosa e insinuante. Es extraño que los que amamos sean siempre desconocidos para nosotros, y solo comprendidos por otros seres...
Por eso necesitan empezar a vivir su propia vida...
¿Acaso con ello nos recuerda Dios que no poseemos a nuestros hijos, que solo les damos su carne y que nunca debemos reclamarlos, sino dejarlos ir?
Sus almas pertenecen a Dios y no a nosotros...
Vistas así las cosas... Es triste ser padres...
Si no, pregunten a sus propios padres... Fue doloroso dejarlos ir, como doloroso ha sido para nosotros y lo serà para ustedes... Cuanto más para el Padre Perfecto cuando uno de sus hijos decide irse de su lado... Pero Èl también comprende la vida. Porque Su Hijo es la Vida... Y solo la Vida nos lleva al Padre. La Vida es Jesus, único Camino al Padre...
No queremos soltarlos por temor a que hagan cosas que pongan en riesgo sus vidas personales y que su futuro quede estigmatizado por las faltas juveniles. Y, es cierto, debemos guiarlos con mucho ahínco y amor por los senderos de los caminos tortuosos de la vida que ellos aún no han transitado...
Ellos nos necesitan. ¿O nosotros los necesitamos a ellos? ¿Realmente nos llenan la vida, el futuro, la vejez y el corazón? Los hijos son una extensión nuestra. Y si no nos cuidamos, podemos arruinar y echar a perder la oportunidad de disfrutar una buena reunión a su lado, un buen almuerzo o una buena comida llena de sonrisas, amor y ternura...
Los hijos son bellos. Son el recuerdo siempre presente de cuando fuimos jóvenes. Son el recuerdo de nuestra propia juventud en la cual a veces cometimos faltas que están escondidas en los pliegues de nuestra mente y de nuestros recuerdos...
Hoy, puedo decirle a mis hijos a través de este blog: Recuerden su propia juventud hijos, recuerden su propia juventud pues ustedes fueron hermosos, guapos y codiciables como lo son sus hijos ahora... Sin duda ustedes inspiraron más de una mirada coqueta de algún muchacho o muchacha... Más de alguna sonrisa de insinuación de alguien que estuvo observándoles en aquellos momentos. Ustedes, hijos, tienen sus propios secretos... Ahora dejen que sus hijos tengan los suyos...
La vida es una enfermedad de la que no nos recobramos, pero por la que estamos mortalmente heridos. Guarden sus secretos, hijos, guárdenlos como sus hijos guardarán sus propios misterios. No hagan preguntas de las que no quieran escuchar las respuestas. Las preguntas de los padres siempre son insultantes. Es extraño, pero así es la vida, tortuosa e insinuante. Es extraño que los que amamos sean siempre desconocidos para nosotros, y solo comprendidos por otros seres...
Por eso necesitan empezar a vivir su propia vida...
¿Acaso con ello nos recuerda Dios que no poseemos a nuestros hijos, que solo les damos su carne y que nunca debemos reclamarlos, sino dejarlos ir?
Sus almas pertenecen a Dios y no a nosotros...
Vistas así las cosas... Es triste ser padres...
Si no, pregunten a sus propios padres... Fue doloroso dejarlos ir, como doloroso ha sido para nosotros y lo serà para ustedes... Cuanto más para el Padre Perfecto cuando uno de sus hijos decide irse de su lado... Pero Èl también comprende la vida. Porque Su Hijo es la Vida... Y solo la Vida nos lleva al Padre. La Vida es Jesus, único Camino al Padre...
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