DESPEDIDA

Lucas 9:61 "También otro dijo: Te seguiré, Señor; pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Pero Jesús le dijo: Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios."

Siguiendo con la serie de condiciones que Jesus pone a aquellos que quieran ser sus discípulos, hoy quiero tocar el caso del joven que quería seguir a Jesus pero con sus propias ideas...

Es claro que la Escritura dice que los caminos de Dios no son nuestros caminos, ni sus pensamientos los nuestros. Pero a veces creemos que podemos salir indemnes de las aventuras que queremos vivir aún creyendo ser discípulos de Jesus.

Aquí cabe algo que va a rascar llagas: No todos los que se congregan en las iglesias evangélicas son discípulos. La mayoría son fans del evangelio. Al no haber algo mejor que hacer los domingos van a la iglesia a tratar de pasarla bien. Especialmente si hay una que les ofrezca cultos divertidos, momentos desestresantes, mensajes cortos y que vayan de acuerdo a la teología antropocèntrica. Esta es la teología basada en el ser humano y no Cristocèntrica, basada en Jesus...

Pida lo que quiera, confíeselo y lo tendrá. Usted es importante. Usted vale mucho. Levante su autoestima. Usted tiene derecho a ser rico. Jesus quiere que usted viva bien. Sin problemas. Èl vino a libertarnos de la opresión del diablo y de la sociedad... Es teología antropocèntrica. Todo gira al rededor del ser humano. Es humanismo puro. De esas iglesias abundan hoy en dìa. Hay un largo menú para aquellos que quieren vivir un evangelio personal. Alejados de toda exigencia Cristocèntrica. Quieren un Jesus complaciente. Que les satisfaga sus más mínimos deseos...

¡Cuán equivocados estamos, damas y caballeros! Jesus es todo, menos complaciente. En Èl se resume la verdad de la vida. Para seguirlo no basta con ir a la congregación, cantar coritos, repetir "amen" a todo lo que se diga, disfrutar de un par de chistes pastorales y salir a darse gusto al mundo. Ese no es el evangelio de Cristo. Puede ser el evangelio de su organización o corporación, pero no el de la Escritura.

El hombre en cuestión le dice a Jesus: "Te seguiré Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa". ¿Què significaba eso? Este caprichoso quería seguir a Jesus pero antes quería ir a su familia a hacer una fiesta de despedida. Quería que todos supieran que se iba de misionero a darle de comer a los hambrientos, levantar a los caídos y sanar enfermos. Seguramente quería levantar algunos fondos para llevar consuelo a los desconsolados. Quería llevar en su maleta una foto familiar en donde constara que se había despedido de los suyos con lágrimas y dolor en el corazón. Quería llevar sus diplomas y títulos académicos. Sus tarjetas de presentación y toda una parafernalia de su vida anterior...

Jesus le dijo que quienes entran en su reino no vuelven atrás para traer elementos de la vida vieja.  Más bien, son como el agricultor, que tan pronto toman el arado en sus manos, mantienen su vista al frente para que el surco quede recto. "Sígueme" es una palabra perentoria. No permite dudas. No admite excusas. Es una orden que hay que obedecer al instante. No volver a atrás. Negarnos a todo y todos. Nuestros gustos ya no son nuestros, son de Jesus. El discipulado tiene su precio, por eso hay pocos que quieran pagarlo. Ser discípulo significa aceptar un Maestro. Y ese Maestro es Cristo...

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